John Lennon.

CARTA DE LA DIRECTORA

Ni aquí ni ahora

«Me resisto al reduccionismo del presente. La imaginación es la última de las renuncias».

John Lennon, Albert Camus, decenas de expertos en autoayuda y un señor anónimo pero con capacidad, al parecer, de perdurar en el tiempo me aconsejan que viva solo el momento. «La verdadera generosidad para con el futuro consiste en entregarlo todo al presente», dice Camus. «Algunos están dispuestos a cualquier cosa menos a vivir aquí y ahora», se lamenta Lennon. «Solo este momento es la vida», sentencia el señor desconocido con contundencia.

No es que mi cultura general sea capaz de reproducir citas ilustres de temas concretos. Estas y otras muchas recomendaciones, de Buda a Einstein, aparecen en una web dedicada a la defensa del aquí y ahora con argumentos, ya ven, firmados por genios de todo tipo, incluidos los anónimos.

A mí, centrarme al 100% y casi exclusivamente en el momento exacto de mi respiración presente me agobia y me lleva a la hiperventilación. Quizá es que manejo mejor la ansiedad anticipatoria que la autoconsciencia, el adelantarme para bien o para mal a lo que está por venir que focalizar en el presente extremo. Quizá, simplemente, es que me encanta fantasear y dormirme imaginando cosas que podrían suceder, a veces buenas, a veces no tanto, no importa.

Planear, construir en mi cabeza, tener la sensación de que el futuro se acerca y yo estoy ahí, esperándolo con ilusión, aunque sea engañosa. La exigencia del momento me entristece porque nos aboca a un corto plazo para el que, creo, no estamos diseñados. ¿Tenemos que renunciar a la certidumbre? ¿A los planes? ¿A la sensación feliz de que, aunque sea un poco, podemos influir en lo que será de nosotros?

Perdónenme Albert, John y señor anónimo. Perdón Einstein y Buda. Me resisto al reduccionismo del presente. A la cajita cerrada de mi respiración, al foco en la mariposa que aletea en este preciso instante. La imaginación es la última de las renuncias.

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