El beso de Rock Hudson

Cuarenta años después, cuarenta millones de muertos después, se nos sigue olvidando que las pandemias atacan a todos.

Hace cuarenta años, el mundo comenzó a descubrir con desconcierto y terror una enfermedad entonces letal, nueva, sin origen conocido ni cura que se convirtió de forma exponencial en una pandemia imparable. Nadie sabía cómo ni por qué algunas personas, cada vez más, enfermaban, veían cómo su sistema inmunológico se deterioraba y morían meses después derrotados por infecciones que les minaban y les destruían.

Unos meses después, le pusimos nombre: Sindrome de Inmunodeficiencia Adquirida. SIDA. Y casi al mismo tiempo tejimos alrededor de este acrónimo una red de prejuicios, miedo y culpabilidad. Hemos publicado una entrevista en la que Linda Evans recuerda una escena romántica con Rock Hudson rodando un capítulo de Dinastía. Un beso que se repitió decenas de veces porque el actor, ya consciente de que estaba enfermo, se comportaba «como un niño de ocho años» para intentar protegerla de un contagio que ni siquiera se sabía cómo se producía.

Hace años trabajé durante semanas en un reportaje que fotografió Alberto García-Alix. Entonces, todavía costaba convencer de que ser seropositivo no era una condena de muerte ni la señal evidente de un tipo de vida reprobable.

Entrevistamos a personas muy distintas, hombres, mujeres, homosexuales, heteros, contagiados de manera diversas, o sin saber cómo. Y cuando terminamos, nos dimos cuenta de que todas ellas estaban de alguna manera conectadas entre sí. Algunos se conocían, otros descubrían un inesperado nexo común. Podíamos dibujar una especie de cadena inesperada enlazando sus testimonios en el mapa. Desde Cádiz a un pueblecito del País Vasco. No fue premeditado ni estaba previsto. Pero esa coincidencia, la forma en la que nos contaron su historia y las fotos maravillosas de Alberto hacen que recuerde ese trabajo con gratitud.

Cuarenta años después, cuarenta millones de muertos después, se nos sigue olvidando algo tan simple como que las pandemias se llaman pandemias porque nos atacan a todos, nos conciernen a todos. Nos obligan a luchar a todos y por todos.