Richard Firth-Godbehere, autor de Homo Emoticus (Ed. Salamandra), defiende que los mejores avances y los mayores desastres de la humanidad se han producido con el motor de las emociones y no de la lógica. La ira, la ambición, el sentido del honor, la vergüenza, dice Firth-Godbehere, nos han llevado a las revoluciones, las conquistas, las guerras, la hegemonía de las religiones, la construcción de las ideologías. La manera en la que sentimos construye, para bien y para mal, el mundo en el que vivimos. Desde la caída de Roma a la revolución industrial. Desde el nazismo y su manipulación de las emociones a las Cruzadas.
Hemos visto estos días una demostración emocional global con la concatenación de ceremonias, actos y símbolos que han envuelto la muerte de Isabel II y la llegada al trono de su hijo, el incierto rey Carlos III. Nada como los símbolos, la pompa, las tradiciones, para convertir en imprescindible lo accesorio.
Un artículo en The Guardian explicaba que Isabel II era, para los ingleses, la presencia de fondo que había acompañado la vida de la mayoría de ellos. Una suerte de lugar tranquilo al que volver cuando las cosas venían mal dadas. Un curioso faro, pues la monarquía se sustenta en lo etéreo y huye de las certezas. Tranquilizador como el olor del incienso en una catedral, pero igual de volátil.
Estoy muy de acuerdo con Richard Firth-Godbehere. Al fin y al cabo, qué es el éxito de The Crown sino haber dotado de sentimientos a figuras que, por definición, carecían de ellos.
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?