Se llama Rada Akbar, esta imagen es un autorretrato y hace unas semanas consideró seriamente suicidarse si no conseguía huir de los talibanes y salir de Kabul. Ahora está en Francia, no daremos más detalles. Es la segunda vez que deja su casa. La primera fue hace 20 años, con su familia, camino de Pakistán. Hemos querido que sea su trabajo el que ilustre su historia. Verán, junto a nuestra entrevista, las fotos tristes pero también orgullosas que hizo en su casa, antes de huir a la embajada francesa, donde empezó su odisea. Y también parte de su obra de los últimos años, fotografías de niñas que parecían tener una oportunidad, paisajes, carreteras de un país en el que le estaba permitido viajar.
Desde la tranquilidad de nuestro sofá, la libertad con la que vivimos, la seguridad que damos por supuesta, nos parece que su historia ha tenido un final feliz. Cuando hablamos de Afganistán, un final feliz es estar viva. Un final feliz es estar sola en un país desconocido, imagino que con el grandísimo vértigo de no poder volver a lo que eras, de no tener la menor idea de en quién te vas a convertir. Creo que la imagen que hemos elegido para nuestra portada retrata exactamente cómo se ve y quién es: «La heredera de reinas, poetisas, guerreras. De mujeres que transmitieron poder, belleza y conocimiento durante miles de años». Eso dice Rada, eso creo yo también.