Inteligencia artificial a tu servicio
Inteligencia artificial a tu servicio
Llega el verano, arranca la jornada intensiva y la gestión del tiempo se convierte en una cuestión de pura supervivencia en la oficina. La irrupción a finales del año pasado de ChatGPT, capaz de generar artículos, código de programación, guiones, poemas o papers académicos, ha revolucionado la manera de trabajar de millones profesionales pese a todos los interrogantes éticos y filosóficos que plantea. Pero el chatbot de OpenAI no es la única app basada en inteligencia artificial que puede aliviar tu carga de trabajo y ayudarte a ser más productiva.
La IA también sirve para automatizar tareas rutinarias, priorizar proyectos, lograr un estado de concretación óptimo o traducir textos y corregir errores gramaticales en informes, documentos o emails. Antes de recomendarte algunas de las mejores herramientas basadas en inteligencia artificial, un pequeño aviso a navegantes: ni las apps de AI harán tu trabajo (todavía vas a necesitar justificar tu sueldo) ni podrás exprimir todo su potencial a la primera de cambio. Casi todas requieren una pequeña curva de aprendizaje. Toma nota.
1. Brain.fm: música contra la procrastinación.
La productividad depende, en gran medida, de nuestra capacidad de alcanzar un estado de concretación óptimo, algo que no siempre es fácil en oficinas ruidosas o cuando se teletrabaja. Y esta herramienta basada en IA, pero desarrollada con la ayuda de compositores y científicos, nos ayuda proponiéndonos música diseñada para combatir la tendencia natural a la procrastinación. «Brain.fm contiene patrones que cambian el estado de su cerebro con la inducción .Nuestra música suena diferente -y te afecta de forma diferente- que cualquier otra música», prometen sus creadores. Es un paso más a las clásicas playlist de Deep Work que encontrarás en Spotify.
2. Missive: el trabajo sucio del correo electrónico.
Si tu trabajo consiste en dedicar el 90% de tu jornada laboral a gestionar tu e-mail, esta es tu app. Te ayuda a generar correos ajustando el estilo y el tono que quieras, pero también a gestionar tus chats con compañeros, jefes y clientes. Su versión básica es gratuita.
3. Trint: el transcribir se va a acabar
La fantasía de periodistas y creadores de contenido por ser capaz de transcribir audios y vídeos en diferentes idiomas, diferenciando entre varios oradores y consiguiendo un alto grado de precisión. No es precisamente barato (los planes arrancan a partir de 44 euros al mes), pero es una buena inversión si inviertes muchas horas en transcribir entrevistas y conversaciones. Otras apps parecidas como Otter.ai son capaces de asistir a las videollamadas de Zoom, Teams o Meet por ti, tomar notas y hacerte un resumen.
4. Grammarly: escribir como un académico de la RAE (pero en inglés)
Todo un clásico con más de 30 millones de usuarios que promete una «escritura audaz, clara y sin errores» detectando fallos gramaticales y ortográficos, sugiriendo sinónimos y estructuras alternativas y corrigiendo repeticiones o errores en la puntuación. Incluso su versión gratuita es utilísima para quienes se pasan el día aporreando el teclado. Eso sí, sólo funciona en inglés. NotionAI, que también hace algunas de estas funciones y ayuda a redactar todo tipo de textos y documentos, sí que dispone de una versión en español.
5. Motion: un asistente personal de IA
Sus creadores aseguran que puede conseguir aumentar la productividad un 137% porque es lo más parecido a tener un asistente personal que planifica tu agenda, crea horarios de trabajo, prioriza proyectos, programa reuniones y gestiona tus interminables listas de tareas.
6. DeepL: probablemente el mejor traductor del mundo.
Mucho más ágil que Google Translate, permite traducir textos en 31 idiomas diferentes y editarlos de manera simultánea. Por eso, se publicitan como el mejor traductor del mundo y, probablemente, no les falte razón. Tienen una versión gratuita que funciona razonablemente bien, pero su algoritmo incluye algunos sesgos de género a los que conviene que estar atentos. Permite modular el tono de un texto o un email e incluir matices lingüísticos que quizá no estén a a nuestro alcance.