Olor a coche nuevo: ¿por qué puede ser decisivo a la hora de elegir tu próximo vehículo?

El primer sentido que se activa cuando nos subimos en un coche es el olfato, incluso antes de que podamos fijar la vista en cualquiera de sus detalles o tocar alguno de sus materiales. Y esa primera sensación manda un mensaje a nuestro cerebro que puede afectar al resto de las sensaciones que tengamos.

Si el olor es desagradable –a plástico, por ejemplo–, es muy probable que, aunque el coche esté realizado con los más exquisitos materiales, nuestra percepción sea de baja calidad. Es lo que los fabricantes denominan « sensación de calidad percibida» y en ese factor tiene una importancia vital el olor.

El olfato es el sentido con más «memoria», ya que llegamos a recordar el 35% de todo aquello que olemos, frente al 1% de lo que recordamos a través de la vista, según aseguran numerosos estudios científicos. La dopamina, también conocida como hormona del placer, suele activarse cuando estrenamos un coche o, simplemente, cuando estamos en el proceso de comprarlo y esa sensación placentera que produce esta sustancia está muy relacionada con ese « olor a coche nuevo».

En el olor de un coche intervienen por separado los materiales que se emplean en su fabricación: telas, cuero, plásticos, polímeros... Pero tan importante o más es la mezcla de esos materiales y de los químicos que se utilizan para montarlos. Es el caso de adhesivos, selladores, lubricantes o aislantes empleados, una combinación que equipos de expertos «olfateadores» analizan para que el resultado final sea lo más agradable posible al usuario.

En un Audi o un Seat, por ejemplo, se analizan entre 400 y 500 componentes del interior de cada coche a través de la nariz humana. En 1992, la industria alemana del automóvil estableció un estándar común para el análisis de los olores de un coche. Pero esas pruebas no se realizan solo antes de fabricar el vehículo. Audi, por ejemplo, saca todos los días varias unidades de la cadena de producción para que sean «olfateadas» por los expertos, después de todo el proceso de montaje.

Los prototipos de un coche nuevo se someten a condiciones extremas, enfriándolos hasta los -40º C o recalentándolos hasta los 60º C, para analizar la resistencia de sus materiales, pero también para observar el olor que desprenden en esas condiciones. Es una de las pruebas que realiza el equipo químico especializado en olores de Seat en su fábrica de Martorell para estudiar las alteraciones que se pueden producir en estas situaciones.

El resultado de todas estas y otras pruebas es ese ansiado « olor a nuevo», un aroma neutro, que no se parece a ningún otro olor en particular, pero que puede ser decisivo en la compra de un coche por las sensaciones que transmite a sus usuarios.

La mala noticia es que, por lo general, el 90% de esa agradable sensación olfativa desparece solo tres semanas después de estrenar coche nuevo... Por eso, las marcas trabajan para que esa fragancia sea más duradera e incluso se convierta en algo único y reconocible, como una seña de identidad propia que identifique a todos sus coches por igual.

Igual que no llevamos el mismo calzado en verano que para ir a la nieve, un coche necesita unas ruedas adaptadas a cada clima. Y a están aquí las primeras heladas, la nieve y los temporales de frío. La mayoría de los conductores no saben que la temperatura exterior y las condiciones del asfalto afectan y mucho al agarre de los neumáticos y, por tanto, a la seguridad de conducción.

Como no todo el mundo tiene la posibilidad de contar con neumáticos para verano y para invierno, hace unos años nacieron las cubiertas all seasons o todo tiempo. El compuesto de la goma y su dibujo están diseñados para ofrecer un excelente agarre tanto con temperaturas altas como más frías, incluso con nieve.

Las cubiertas de este tipo, como las Bridgestone Weather Control A005 EVO, consiguen un perfecto agarre en verano, pero también en invierno, tanto en seco como con abundante lluvia y sobre nieve blanda no muy abundante. En condiciones extremas no van a sustituir a los neumáticos de invierno ni a las cadenas, pero con poca nieve podremos conducir sin dificultades cuando la mayoría de los vehículos ya empiezan a perder agarre o se quedan atascados.