DESFILE DE PLANETAS

Dónde y cómo ver la alineación de planetas más espectacular del cielo nocturno en enero: «Se ve cada uno de un color»

Tenemos Venus, Júpiter, Saturno y Marte a la vista. Urano y Neptuno también, pero con prismáticos o telescopio. Y Mercurio llega con febrero. «Lo más sorprendente es que ya se ven cuatro planetas muy brillantes y cada uno con un color», apunta Bergond.

Imagen del cielo con la Vía Láctea desde el faro de Cap de Barbaria en Formentera. / JORDI FRAXANET NADAL/caha

Ángeles Castillo
Ángeles Castillo

«Ante todo soy un astrónomo amateur. Me gusta la belleza que hay en el cielo», nos confiesa Gilles Bergond, astrónomo del Observatorio de Calar Alto. Y lo dice en medio del paisaje sobrecogedor en el que se alza a más de 2.000 metros este centro. Está en la Sierra de los Filabres, en Gérgal (Almería). Las cúpulas de observación se desparraman por la meseta como templos de una isla griega .

Pero esto es la tierra y ahora toca hablar del cielo y, en especial, del nocturno porque estamos ante una alineación planetaria que nos va a hacer a todos mirar hacia arriba. Se habla de hasta siete planetas que se podrán ver llegando febrero, pero lo cierto es que el espectáculo ya ha empezado en nuestro sistema solar. Ni siquiera hay que esperar al 21 de enero, el día D.

«Ahora mismo si miras hacia el suroeste por donde se pone el Sol se puede ver un astro muy brillante, Venus, y a su lado otro planeta, Saturno, que es mucho menos brillante. Eso sería de por sí una conjunción planetaria», explica Bergond. Venus y Saturno juntos, aunque «separados como tres o cuatro veces el diámetro aparente de la Luna llena, que es poco», detalla el astrónomo. Los planetas, ya se sabe, orbitan alrededor del Sol en una trayectoria conocida como eclíptica.

Esta vez no hay que irse muy lejos porque «se puede ver incluso en Madrid a pesar de la contaminación lumínica». Aunque, como es obvio, «siempre es mejor salir a lugares despejados o subirse a la azotea». Para no perderse en la infinitud del espacio sideral, «lo primero es aprender a diferenciar entre un planeta y una estrella muy brillante como puede ser Sirio o Vega». El propio Gilles Bergond nos recuerda el truco: «Los planetas no parpadean, mientras que las estrellas sí lo hacen por la turbulencia atmosférica».

Cómo distinguir los planetas por su brillo y su color

¿Dos planetas te parecen poco? Hay todavía más. «Si nos vamos más cerca del cénit, veremos otro astro muy brillante, Júpiter. Es el planeta más grande del sistema solar y ha pasado muy cerca de la Tierra. El acercamiento máximo fue en diciembre, pero todavía es muy fácil verlo». ¿Cómo distinguirlo de Venus? «Venus es blanquito y Júpiter amarillo. Venus se encuentra sobre el horizonte suroeste, mientras que Júpiter está bastante más alto, encima de la constelación de Orión, Tauro y las Pléyades».

A esta tríada planetaria habría que sumar un cuarto planeta, Marte . ¿Hacia dónde mirar? «Hay que irse mucho más al este, casi en dirección opuesta a Venus, y es relativamente fácil observarlo, porque acaba de acercarse a la Tierra, en lo que se conoce como oposición, y además es de un color naranja profundo, muy llamativo».

Atardecer marciano desde la Luna. / /CAHA

Una fantasía de colores en el cielo y con el ojo desnudo, sin instrumentos ópticos. Con la bóveda celeste en todo su esplendor ante nosotros. Gilles Bergond lo resume: «Tenemos un alineamiento ya mismo de cuatro planetas muy brillantes y cada uno con un color. Venus blanco, Júpiter muy amarillo, Marte naranja casi rojo y Saturno amarillo apagado». Según nos cuenta este científico con cientos de horas de observación, «el espectáculo, a nivel astronómico, no tiene mucho interés, pero gusta mucho al público y es un buen momento para que la gente se acerque al cielo». Para colmo, se pasean también Urano y Neptuno, accesibles solo con prismáticos o telescopio.

Mercurio se sumará en febrero al desfile planetario

Seguimos con el calendario celeste porque en febrero se va a juntar el quinto planeta visible simultáneamente. Hablamos de Mercurio. En este caso, «estaría muy bajito sobre el horizonte oeste, y la verdad es que es mucho más complicado verlo. Aquí sí es mejor estar en un paraje con el horizonte muy despejado, sin contaminación lumínica». Más cosas de él: «Es un planeta muy pequeño, más bien amarillo, muy pegado al Sol. Entonces siempre se ve justo después de la puesta o en el momento de la salida. Y no es tan brillante como los demás».

La ocasión es única para asistir a este desfile planetario: «Para que se vean los siete a la vez tienen que pasar unos siglos. Pero la conjunción de tres ocurre muchas veces». No obstante, este astrofísico francés, que lleva más de veinte años en España, exclama entusiasmado que «el cielo es un espectáculo cada noche». Al mismo tiempo se lamenta de que «hemos perdido la mitad de nuestra vida porque por la noche estamos todos enganchados a las series. Estamos perdiendo esta relación íntima que teníamos con el cielo. Nuestros antepasados eran observadores excepcionales».

El cielo sobre el Observatorio de Calar Alto. / RICARDO HUESO/caha

Así pues, la alineación es «una buena oportunidad para que disfrutemos del cielo nocturno. Cuando hay fenómenos así, hay que aprovechar para levantar la cabeza. Siempre te da una perspectiva cósmica. Conocer nuestra posición en el universo, dónde estamos, de dónde venimos y a dónde vamos». Sabiendo, eso sí, que los planetas no están alineados realmente. Se trata de una ilusión óptica y «de una casualidad de la mecánica celeste»: «Vemos el cielo solo en dos dimensiones, que son puntos más o menos brillantes. Lo que no conseguimos percibir es la distancia, la separación literalmente astronómica que hay entre una estrella y otra. Puede haber un abismo cósmico de miles de años luz», en palabras de Gilles Bergond.

Un viaje en el tiempo, un cometa y auroras boreales

La reflexión, incluso filosófica, está servida: «La gente tiene que pensar sobre eso. Lo pequeños que somos en medio de la inmensidad del universo . Estamos en un planeta, un trocito de roca que orbita a buena distancia de una estrella idónea, en un rincón protegido de la galaxia. Es una oportunidad para recordar lo frágil que es la vida y que tenemos que protegerla». Bergond se queja de la contaminación lumínica cada vez mayor, «porque el cielo es patrimonio de la humanidad y lo estamos perdiendo. La gente ya no sabe lo que es la Vía Láctea. Hay mucha basura espacial. Para el astrónomo es un problema grande».

Viene a continuación una pequeña lección de física: «Cuando miramos a la Luna ya empezamos a ver la distancia. Está a casi 400.000 kilómetros. Pero la vemos no tal y como está al mirarla, sino tal y como era hace 1,3 segundos, que es el tiempo que ha tardado la luz de la Luna en llegar a la Tierra. Para Venus y para Saturno, que están más alejados, ya estaríamos hablando de varios minutos luz». Más apasionante todavía: «Cuando salimos del sistema solar, podemos ver las estrellas igual que estaban hace cientos y miles de años». Un auténtico viaje en el tiempo.

Imagen del cielo entre montañas en el Estany de Colomina en Lleida. / JORDI FRAXANET NADAL/caha

Más allá de la conjunción planetaria, estos días hay un cometa detectado por el telescopio ATLAS que «está pasando muy cerca del Sol, cruzando el perihelio. Es un cometa que pinta muy bien y es muy luminoso. Pero muchos, conforme se van acercando al Sol, no sobreviven. Cuando lo rozan se evapora todo el hielo, el núcleo se rompe en mil pedazos y al final no queda nada». Por si acaso, habrá que darse prisa. Y, en espera de que llegue el gran festival celeste que arranca en 2026 para asistir a tres eclipses solares, es tiempo hasta el verano de ver auroras boreales , siempre hacia el norte. Aunque el 1 de enero apareció una en Calar Alto y el año pasado hasta tres por estas latitudes, «algo excepcional».

Por lo demás, en el Centro Astronómico Hispano en Andalucía (CAHA), su nombre oficial, están detectando planetas similares al nuestro fuera del sistema solar con el instrumento CARMENES. La aventura continúa. Este centro ya ha cumplido los cincuenta en plena forma. Publica más de 100 artículos en revistas, «el mejor indicador del estado de salud de un observatorio», y están empeñados en formar a la futura generación de astrónomos. Porque, atención, «España ha entrado en el top 6 de las superpotencias de astrofísica. Hace 50 años no había casi astrofísicos. Y astrofísicas ni hablamos».

¿Lo más alucinante que Gilles Bergond ha visto en el cielo? Dos eclipses de Sol totales: uno en Estados Unidos y otro en Chile. ¿Su impresión? «Es algo que todo ser humano debería ver una vez en la vida».

20 de enero-18 de febrero

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