Todo el que ha recurrido en más de una ocasión a alguna aplicación para compartir coche entiende lo que significa una historia para no dormir: encontrarse en el reducidísimo espacio del habitáculo de un vehículo con situaciones incómodas que tienen difícil escapatoria. Nada grave, pero sí la malísima suerte de que un viaje intrascendente se convierta en algo eterno. Acuérdate de lo que le ocurrió en septiembre de 2020 a la novelista y periodista Sabina Urraca, quien coincidió en un pequeño utilitario con el aristócrata Álvaro de Marichalar. «Yo no me pongo el cinturón» fue lo primero que este aclaró al subir al coche y sentarse en el asiento del copiloto. Lo que siguió fue una ristra de llamadas de teléfono privadas en tono alto y una conversación rara, oscura, siniestra. Como Urraca lo contó, recibió una demanda que le pedía 30.000 euros por calumnias. Menos mal que todo quedó en nada.

Las aplicaciones para compartir coche son cada vez más utilizadas por ahorro y por sostenibilidad. / unsplash

Una mínima encuesta desvela mil situaciones intrascendentemente incómodas, pero que no nos importaría nada evitar. Intentos de ligue inofensivos que pueden llegar a ponerte nerviosa, sobre todo si el viaje implica muchas horas por delante con paradas incluidas. Conversaciones que empiezan bien pero que terminan en discusiones o silencios tensos. Algunas casualidades pueden ponerte de los nervios: «Llegué al coche, uno pequeño de tres puertas, y cuando entré mis compañeros de viaje eran tres soldados veinteañeros que volvían al cuartel tras un permiso», cuenta Begoña Álvarez, funcionaria que se desplaza habitualmente entre Asturias y Madrid. « Se pasaron las cuatro horas de trayecto hablando de sexo, chicas y películas porno. Como estaban en superioridad numérica no pude decir nada. Me puse los cascos y cerré los ojos. Fue un viaje horrible».

Algunas de estas situaciones pueden solventarse gracias a aplicaciones como MissCar, una aplicación para compartir coche solo entre chicas y con unos niveles de verificación de las personas que viajan y conducen extraordinariamente alto: requieren DNI, teléfono, foto y opiniones de usuarias que siempre generan confianza. No te libras totalmente de la posibilidad de que te toque una conductora con la que no haya 'feeling', pero sí desaparece el miedo a compartir coche con desconocidos. Si por esa razón no compartes coche, ya puedes hacerlo. Ahorras y ayudas al planeta.

Silvia Granados, directora de comunicación de MissCar, confirma que desde que pusieron en circulación la app el pasado mes de marzo han encontrado varias tendencias de movilidad interesantes. «Hemos experimentado una gran demanda de trayectos hacia la costa y entre mujeres de todas las edades. La Comunidad Autónoma de Andalucía es la zona geográfica de España donde se están realizando más viajes a través de MissCar, seguida de la Comunidad de Madrid y de la Comunidad Valenciana. Además, hemos detectado gran cantidad de desplazamientos de chicas en edad universitaria que, para cursar sus estudios o por cualquier otro motivo, han de desplazarse desde y hacia sus domicilios habituales de forma periódica y buscan hacerlo de la manera más económica, flexible y segura posible».

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