Cruz Sánchez de Lara publica su primera novela, Cazar leones en Escocia. / pepe botella

Cruz Sánchez de Lara debuta con la novela 'Cazar leones en Escocia': «no tengo enemigas, pero sí aspirantes a serlo, y me han enseñado mucho de la vida»

Cazar leones en Escocia es la primera novela de Cruz Sánchez de Lara. Charlamos con la autora sobre la vida y el amor en todas sus formas.

Cruz Sánchez de Lara es muchas cosas. Reputada abogada especializada en derecho internacional de los derechos humanos y derecho humanitario, activista, vicepresidenta de El Español, madre, esposa y, ahora, también editora de su primera novela 'Cazar leones en Escocia' (Espasa). Pero, para mí, Cruz Sánchez de Lara es también uno de los grandes descubrimientos del año y, sobre todo, una mujer con la que se disfruta de una conversación deliciosa en la que las lecciones de vida (sin pretenderlo) se comparten con una generosidad pasmosa. Nuestra entrevista se convierte en una charla distendida en la que las preguntas, en realidad, no las hace tanto la periodista que escribe, como los propios personajes de su libro a través de las palabras, vivencias y pensamientos que, a varias voces, se suceden en las más de cuatrocientas páginas de su debut literario.

Que nadie se lleve a equívocos: ' Cazar leones en Escocia' no es un manual cinégetico. No hay rifles, monterías ni animales. Ni siquiera los paisajes de Escocia aparecen como telón de fondo. Lo que sí encontrarán los lectores es una oda a la vida, a la maternidad, a la felicidad, a las pasiones y al amor en todas sus versiones posibles. La historia de tres generaciones de mujeres de una misma familia (Silvana, Cata y Miranda), con sus luces y sus sombras, sus secretos y sus miedos, se entrelaza en un atrevido baile que rompe con todas las normas y prejuicios establecidas con un único objetivo: vivir con mayúsculas.

Mujerhoy: 'Cazar leones en Escocia' no es ni mucho menos un manual cinegético. Para mí ha sido un manual sobre la vida con mayúsculas y el amor en todas sus formas… ¿Qué es para ti?

Cruz Sánchez de Lara: Para mí ha sido un mensaje. Cada vez más, intento transmitir que dedicarte a luchar por ti y no contra los demás es la clave para ser feliz, porque vivimos en un mundo en el que nos enseñan aspirar a la perfección, a la belleza permanente, no a sentir en cada momento. Todos necesitamos fórmulas para vivir mejor, así que lo mío ha sido un mensaje para aprovechar la vida y descubrirla, para vivirla sin hacer daño conscientemente a nadie, siendo los guionistas permanentes de nuestra biografía.

MH: También es una crítica al machismo, los prejuicios y el qué dirán que marcaron a muchas generaciones de mujeres. ¿A qué altura del camino estamos para conseguirlo?

Mi preocupación es que no retrocedamos. Hamos avanzado muchísimo, pero me preocupa que lo demos todo por hecho y podamos retroceder. Espero que sigamos caminando hacia adelante y que, igual que tenemos que estar agradecidas a las generaciones que nos abrieron puertas, también tenemos la responsabilidad de abrir puertas nosotras para que las que vienen detrás puedan ser más libres y estén más preparados para afrontar un mundo muy complejo.

MH: ¿Cuánto hay de Cruz Sánchez De Lara en este libro? ¿Con cuál de sus protagonistas se identifica más?

Me siento muy poco identificada con ellas, los personajes los he hecho inspirándome en otras personas (menos Miranda, que no la tenía muy definida). Yo no soy ninguna de ellas, pero sí que hay muchos pensamientos, reflexiones y formas de ver la vida que son míos. Es un estallido de libertad lo que he hecho delante del ordenador y ahí, indefectiblemente, dejas tu huella, no solo lo que tú piensas, sino lo que has aprendido escuchando a los demás.

Las protagonistas de Cazar leones en Escocia 'entrevistan' a Cruz Sánchez de Lara

MH: La amistad también es una de las claves de Cazar leones en Escocia, y dice que «la vida es un viaje en autobús que conduce cada uno: unas personas están todo el trayecto, otras van bajando, otras llegan al final…». ¿Con cuáles te quedas?

El autobús lo conduces tú, y los buenos son los que llegan al final del viaje contigo, pero no podemos despreciar a los que se quedan a mitad de camino, sobre todo, a los que pierdes porque mueren. Tengo la suerte de que mi autobús está muy lleno. Eso sí, hay veces que hay que dar al botón de 'parada obligatoria' y bajar a algunos.

MH: «Un amigo es quien no teme tus enfados ni las consecuencias de los mismos. Alguien que solo piensa en hacer todo lo posible para que no sufras. Pase lo que pase». ¿Cuántos amigos tiene?

La amistad es un sentimiento aún más puro que el amor y puedo decir que tengo bastantes amigos. Para mí son muy importantes.

MH: «A Cata Arce le gustaría haber sido la más loca de todas las cuerdas. No se atrevió, y tuvo que conformarse con ser distinguida». ¿Se puede vivir y amar si no es locamente (que no a lo loco)?

Las pasiones se pueden vivir locamente, aunque conserves un aspecto impertérrito. L a intimidad tiene otra forma de manifestarse. Y Cata Arce lo hace así, tenía una vida que todas las que le admiraban por distinguida, si supieran cuál era su vida real, la criticarían con palabras malsonantes. Sin embargo, ella adoptó su papel de cuerda y vivió su vida locamente, pero no a lo loco.

MH: ¿Has vivido en Middlemarch? ¿Todos necesitamos un Middlemarch para poder construir nuestra cabaña en las afueras?

Conozco Middlemarch perfectamente y todos los personajes que viven allí. Todos vivimos un poco ahí, tenemos una sociedad estructurada de forma que están definidos todos los roles. Pero hay que hacerse una casita en un árbol para ver Middlemarch desde arriba, porque lo bonito es que, siendo consciente de que vivimos como vivimos y todos tenemos que protegernos de las bajas pasiones que nos hacen daño, vivamos de forma que nuestro decorado, nuestro guion y nuestra forma de comportarnos nos haga felices.

Tenemos que vivir de acuerdo a las normas, pero también de acuerdo a nuestras propias normas. El 'es que ' es el fundamento de la autotraición, es la justificación que nos hace evitar la realidad propia. Es un error gravísimo. Conseguirlo ha sido uno de los trabajos más difíciles de mi vida, pero he logrado ser honesta conmigo misma.

MH: «No te quedes al lado de alguien con quien bailar no sea parte de la vida». ¿Qué buscas en un compañero de baile y de vida?

Todos necesitamos lírica, aunque no sea la misma, alguien que haga que tu vida sea más agradable, alguien con quien poder descansar pero que, a la vez, te diviertas. Bailar es encontrar un ritmo conectado que nos haga avanzar de una forma que, a veces, pisemos muy fuerte el suelo, y otras levitemos.

MH: «Vaciar para llenar» es uno de los mantras que más se repite en tu novela…

El símil de la limpieza del armario es algo muy simbólico de la vida en sí. Y pasa lo mismo con el autobús, a veces necesitamos parar y abrir las puertas para vaciarlo y que quepan otros, porque hay mucha gente maravillosa y hay que llenar nuestra vida con esa gente maravillosa. También hay mucha gente mala, pero esa no nos interesa.

MH: Sin embargo, también dice el libro que «no llenes el hueco de la soledad, porque la soledad es el espacio natural para recibir la aventura». ¿Hay que saber disfrutar de la soledad para poder disfrutar aún más de la compañía?

Tuve la suerte de aprender a estar sola muy pronto. Me divorcié con treinta años y ya era madre. Durante mucho tiempo, podía tener comienzos de historias, pero tenía mi vida muy organizada, viví sola mucho tiempo. Y transmitir el sentimiento de placer de vivir sola (con mi hijo), de no tener una pareja por necesidad, es otro de los grandes tabúes que tenemos. Pocas cosas hay más eróticas que ir sola a un museo. Una vez que aprendes, es maravilloso y te da muchísima libertad, porque si no, te puede pillar todo con la vida llena, y que aparezca lo que realmente quieres, y eso ya es más complicado. Si pudiéramos decir esto a los 20 en vez de a los 50...

MH: ¿Qué le dirías a la Cruz de 20 años?

Uy, se iba a llevar una reprimenda bien grande, porque no sabemos valorar lo que tenemos, no creemos en nuestras posibilidades. Creo que la llevaría a un centro de meditación o algo para que espabilara, que a mí me ha costado mucho aprender todo.

MH: Silvana dice que «cuando llegues a un lugar o cuando te vayas de otro, mira siempre a tu alrededor en silencio. Observa quién es feliz. Eso se nota. Acércate a ellos: son los sabios. Busca tu sitio cerca de la sabiduría». ¿Por qué nos cuesta tanto alegrarnos de la felicidad ajena si es contagiosa?

Me da mucha pena la gente envidiosa, rencorosa o avariciosa. Procuro mantenerme alejada de ellos, porque no lo entiendo. Hay que reconocer las capacidades y las valías de los demás y alegrarse por ellos.

MH: Porque en sus agradecimientos hay un dardo para «todas aquellas aspirantes a enemigas que nunca consiguieron serlo, pero que me enseñaron todo aquello de lo que alejarme en la vida»...

Yo no tengo enemigas, pero sí aspirantes a serlo, y me han enseñado mucho de la vida. Seguro que ellas siguen sufriendo y yo no, porque si te centras en atacar a alguien, pierdes mucha energía. Y me da mucha pereza. Por eso les dedico el libro y todo lo que me vaya bien a todas esas que han aspirado a ser mis enemigas, porque siempre tendré más posibilidades de ser más felices que ellas.

MH: En el guion de tu vida, ¿cuál es tu macguffin?

Mi vida está plagada de macguffins porque procuro verlo todo con los ojos entornados, buscar símbolos y belleza en todo. Crecí en una generación que solo tenía un canal de televisión, veíamos películas en blanco y negro en las que todo era bonito, y siempre quedará en mí esa niña para la que todo tiene una parte especial. No hace falta nada excepcional.

MH: «Todo transcurre entre un principio y un final, entre decenas de principios y finales. La vida también». ¿Cuáles son el principio y el final que más te han costado escribir en tu vida?

Acabo de vivir un final que he escrito en tinta roja porque es lo más parecido a la sangre: acabo de dejar el ejercicio de la abogacía y he cerrado mi despacho porque no podía más. Ha sido un final muy difícil que me ha costado mucho, he dejado una vocación porque mi autobús profesional estaba llenísimo. Y comienzos, mi llegada a Madrid fue muy difícil porque fue justo después de un divorcio, con un niño pequeño, y no sé cómo lo hice, pero creo que no lo hice mal. Escribí un buen comienzo con la fuerza de la juventud y la necesidad, y esa actitud tan mía de que todo sea bonito.

MH: «Todas las personas deberían tener un amor platónico». ¿Nos confiesas el tuyo?

No te voy a decir quién fue, pero sí tuve una historia de amor platónico y me vino muy bien. Yo visibilicé al hombre ideal para mí, y lo mantuve como referente para no ocupar el hueco de la soledad hasta que llegó alguien que realmente se lo merecía. Usé la imagen de alguien a quien conocía y lo mitifiqué, y fue muy útil para mí. Tener un hombre de tus sueños te hace que no caigas presa en Middlemarch. Ahora, afortunadamente, tengo al hombre de mis sueños.

MH: ¿Alguna vez dejaste de creer en el amor y en la felicidad?

No, y por eso creo que he conseguido ser feliz, porque cuando más cerca he estado del infierno, siempre he pensado que tenía que salir porque habia cielo. Mi forma de salir adelante ha sido siempre idealizar y mitificar la felicidad y nunca he dejado de creer en ella, y eso me ha salvado de muchos malos momentos.

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