Distraídos como estábamos ante tantos cambios cruciales, no hemos sido conscientes de que se estaba gestando una revolución (no precisamente silenciosa) hasta que se ha instaurado un nuevo orden. La historia de la moda , o al menos la que se escribe sobre las alfombras rojas, ha entrado en un nuevo capítulo: la era de los estilistas constructores. El streetstyle no genera tanta expectación, las modelos interesan menos y las influencers ven mermar su influencia. Mientras, actrices (pero también cantantes) han recuperado el estatus de estrellas absolutas para el público y para la industria de la moda.
Y lo justo es reconocer que, en la restauración del trono del star-system de Hollywood, han jugado un papel esencial los estilistas que, más que discretos asesores, son casi una versión 3.0 de Pigmalión, el mitológico escultor capaz de crear vida. El máximo estandarte de este nuevo orden, Law Roach, se define a sí mismo como un «arquitecto de la imagen». No resulta un título exagerado cuando ha sido capaz de convertir a Céline Dion en un tótem o cuando Zendaya hace girar cabezas en Cannes, Venecia o en la MET Gala, a la que llegó triunfal en 2018 como una postmoderna Juana de Arco, con un vestido de cota de malla de Versace.
El tema de la fiesta era la Iglesia Católica y la moda, y el look de Zendaya confirmó que, en el trabajo de Roach, interviene tanto el buen gusto como la memoria, una cualidad que (contradiciendo la célebre frase de Napoleón) Roach a menudo emplea para que la historia se repita. En la última edición de los Bet Awards (cuyo tema era el año de la mujer negra), Zendaya volvía a viralizarse con un vestido de gasa violeta de Versace que ya había llevado Beyonce en la misma gala en 2003. Sobre el guiño, Law simplemente comentó en Instagram: «Búscate un estilista con buen archivo».
Podría ser el mejor consejo para una celebridad a punto de dar sus primeros pasos sobre la alfombra roja. Y parece que fue escuchado por Emma Corrin. La joven Lady Di de The Crown recurrió a Harry Lambert y devino en la más interesante presencia de las ceremonias virtuales: gótica en un total look en vainilla, creado para ella por Miu Miu o surrealista y excesiva de Schiaparelli, Corrin fue la celebridad que mejor mantuvo el glamour durante la extraña temporada de premios de la cuarentena. Esta evolución en la alianza entre estilistas y estrellas no es solo un fenómeno escapista, sino que refleja bien los cambios sociales.
Corrin se define como no binaria y Lambert es un maestro en la fluidez de género: es de hecho el genio detrás de los estilismos gender bending más comentados de Harry Styles. «Esta simbiosis es fundamental para crear una imagen potente y un diálogo fructífero entre la celebridad y el mundo de la moda a través de un médium tan vital como es un buen estilista «asegura el estilista Josie». Cuando esta relación funciona, puede reportar una imagen trascendental a la celebridad, un posicionamiento mayor, más transmisión a sus fans enamorados de esta imagen creada por los estilistas que, si fuera justo, deberían llevarse un 20% (mínimo) del volumen que genera ese salto cualitativo que consiguen y que tanto trabajo, esfuerzo creativo y relaciones públicas con las marcas conlleva».
No le falta razón al señalar el aspecto lucrativo de estas uniones: Miu Miu ha fichado a Corrin, Gucci a Styles y Valentino a Zendaya. «A veces las celebrities son generosas y reconocen esta labor traducida en cifras económicas y con un reparto justo de las ganancias que genera una política de imagen exitosa, pero otras no son así», apunta el estilista y periodista, uno de los divulgadores de la moda en nuestro país. «Supongo que en Hollywood los estilistas estarán contentos, pero a este lado del charco no es así» (explica, sobre el panorama en nuestro pais).
«Generalmente, aquí no hay una política de imagen a largo plazo y los incendios de estilo se apagan a medida que se suceden las alfombras rojas, apariciones, etc. No me consta un engranaje bien montado por estos lares y, sobre todo, rentable para el estilista que se ocupa de una imagen concreta». Es España no, pero en Hollywood sí se impone un modelo marcado por la fidelidad. Los Harrys empezaron a trabajar juntos en 2015. Zendaya y Law van de la mano desde que la actriz tenía 14 años. Elizabeth Stewart ha velado por el estilo de Jessica Chastain desde 2011 y por el de Cate Blanchett desde 2006...
«Valoro muchísimo el trabajo de los estilistas y, en España, me consta que tratan fenomenal a los actrices y a las marcas (explica el diseñador Juanjo Oliva). Sin embargo, sobre estas alianzas tengo opiniones encontradas, porque encuentro que en todas las relaciones de asesoría hay que saber evaluar muy bien a lo que te expones: la fe ciega en que alguien decida por ti puede hacer que nunca establezcas un criterio con lo que llevas puesto y acabes vendida al criterio de otra persona, todos conocemos ejemplos de looks tan marcados que han acabado convertidos en meme», reflexiona.
Que la simbiosis funcione depende de la actriz y del estilista en cuestión, apunta el diseñador madrileño. «Para mí, el ejemplo más acertado es la unión entre Nicole Kidman y Julia von Boehm, que ha establecido un lenguaje en el que tiene en cuenta a la persona. Kidman está casi siempre bien vestida y es muy amplio el repertorio de marcas con las que trabajan».
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?