Un nuevo Macbeth llega al cine: brujas, fantasmas, ambición, lujuria y el duelo de actores más brillante de la temporada

Hemos leído las mejores críticas , nivel película de culto , y también las peores , que ven vacío en un ejercicio estético que deja fría. La verdad es que estamos deseando comprobar qué ha hecho con Macbeth Joel Coen, por primera vez sin su hermano Ethan en la dirección. A priori, su mayor atractivo está en el duelo interpretativo de los protagonistas, dos actores que ya no cumplen 60 años en papeles pensados para una pareja más joven. Frances McDormand (esposa de Coen) y Denzel Washington interpretan a un Macbeth y una Lady Macbeth bastante más ajados que Marion Cotillard y Michael Fassbender, protagonistas de la versión que dirigió Justin Kurzel en 2015. Todo lo que allí era sensualidad erótica aquí se torna en afiladacrudeza: la crueldad pasa a primer plano cuando no acompaña el gozo de la lujuria. Estamos ante « un Macbeth post menopáusico», ha explicado el director. «Los Macbeth son aquí una pareja mayor, que ya ha pasado la edad de tener hijos. El tiempo, la mortalidad y el futuro son temas vitales».

Como si la dureza de estos dos fieros actores no fuera suficiente, Joel Coen ha rodado ' La tragedia de Macbeth' en blanco y negro y desde una propuesta estética conceptual (si te gusta el expresionismo a lo Dreyer) o desoladora (si esperabas un poco de verde de las Highlands). «Desde el principio no nos interesó hacer una versión realista de la obra. No queríamos otra versión filmada en un castillo de alquiler», ha explicado el director, que hace mover a sus actores en una escenografía teatral vestida con nieblas y sombras en habitaciones con ecos a Escher y encuadradas en un formato de pantalla casi cuadrado, que remite a los orígenes del cine sonoro. Parece que McDormand soñaba con que Coen la dirigiera en escena con Macbeth, pero este prefirió rodar la película, en la que sí están las míticas brujas, interpretadas por una magistral Kathryn Hunter. Puede que sea ella la que, al final, se lleve un Oscar.

Macbeth es, probablemente, la tragedia más brutal de William Shakespeare, un relato en el que la ambición política desemboca en un verdadero baño de sangre. Lady Macbeth, intrigante y manipuladora, empuja a su marido a asesinar al rey Duncan y convertirse él mismo en rey. Pero al noble todo se le va de las manos y el plan termina en gore, como bien predicen las tres inolvidables brujas. El drama ha tenido innumerables versiones cinematográficas, algunas de directores excelsos como Orson Welles (1948), Akira Kurosawa(1957) o Roman Polanski, (1971). Joel Coen ha querido hacer un Macbeth « para toda esa gente que no quiere ver algo de Shakespeare. O que tal vez se siente intimidado por él». Y, por eso, lo presenta casi como un noir. «Lo notable es que este es uno de los pocos matrimonios fructíferos en la obra de Shakespeare, pero lo que les une es la planificación de un asesinato».