La gloria de ser madre en el himno eurovisivo de Rigoberta Bandini ya tiene su contraparte. Y es de lo más desasosegante. Se trata de La hija oscura, la película que ha dirigido Maggie Gyllenhaal sobre la novela de Elena Ferrante. Plantea una salida por la tangente que los hombres toman casi con normalidad y que las mujeres tienen vedada por completo: abandonar a los hijos. Ni siquiera se trata de una tocata y fuga duradera, pues la madre descastada que interpreta la gran Olivia Colman vuelve al redil tras apagar su necesidad de tiempo para sí misma. «Soy una madre antinatural », reconoce Leda (Colman). Hoy sabemos que le ocurre justo lo contrario: ser madre y querer salir corriendo es algo absolutamente normal. Rutinario pero silenciado.
Conocemos a Leda en Grecia, donde ha ido a pasar unas vacaciones. La escena que abre la película muestra cómo, al coger una de las apetecibles frutas que reposan en un frutero, descubre que están podridas por debajo. Es un spoiler prácticamente existencial: ni la máxima belleza se libra de la podredumbre. Bajo el radiante sol griego, en una playa perfecta, Gyllenhaal logra transmitir una sensación de peligro notable. No hay que ser Sherlock Holmes para suponer que algo terrible va a suceder, pero nada nos prepara para lo que finalmente ocurre. En un juego de proyección inquietante, Leda conoce a una joven madre, Nina (impresionante Dakota Johnson) que parece tan agobiada con su pequeña como ella cuando escapó de sus dos hijas.
«Qué estupidez pensar que una pueda confesarse ante los hijos antes de que cumplan al menos cincuenta años», dice Leda. «Pretender ser vista por ellos como una persona y no como una función. Decir: yo soy tu historia, saliste de mí, escuchame porque podría servirte». Quizá en algún momento, Leda piensa que Nina si podría beneficiarse de su historia, aprender de ella, y por eso toma una serie de catastróficas decisiones que conducen a un final a la vez temido e inesperado. Maggie Gyllenhaal obtuvo un permiso personal e intransferible de Elena Ferrante para llevar al cine su novela: impidió que nadie pudiera arrebatarle el proyecto y entregárselo a un director. Gracias a ella, Gyllenhall está nominada al Oscar al Mejor Guión Adaptado. Se merecía una nominación a la mejor dirección.
20 de enero-18 de febrero
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