No, no se trata de un caso 'la culpa de todo la tiene Yoko Ono'. Aquí no tenemos a un chivo expiatorio que carga con la responsabilidad de afrentas y problemas varios, sino una compleja trama de tráfico de menores y abusos sexuales en la que está envuelta una sola mujer, Ghislaine Maxwell. Esta heredera británica se ha convertido en algo muy parecido al enemigo público número uno y, de hecho, Movistar+ estrena este viernes un documental que la coloca en el centro de la trama criminal. Se llama 'La sombra de Epstein: Ghislaine Maxwell' y narra cómo una chica de la 'jet set', hija de un padre violento y millonario, se alía con otro magnate, Jeffrey Epstein, que termina muerto en la cárcel antes de que se le pueda juzgar por corrupción y tráfico de menores.
No nos extraña que Ghislaine Maxwell ocupe portadas y titulares de portada en todo el mundo, sobre todo ahora que se acerca el juicio que determinara su complicidad con Jeffrey Epstein. Se le juzga por corrupción de menores y tráfico sexual de mujeres menores de edad. Según la acusación, Maxwell captaba chicas menores de edad para las fiestas de Epstein en su casa de Nueva York o en su isla privada en el Caribe. En el documental se cuenta cómo ella merodeaba por Central Park en una limusina buscando a sus víctimas. «Estas chicas no son nada», decía. Muerto Epstein, recordemos que en extrañas circunstancias en 2019, poco antes de que se celebrara su juicio, parece existir un gran interés en focalizar toda la atención en la figura de Ghislaine, una mujer acostumbrada a satisfacer los deseos de los hombres con poder (empezando por su padre) para mantener su vida de lujo y privilegio. Esa que divide al mundo entre los que sirven y los que se sirven.
El 29 de noviembre se celebra el juicio que determinará su complicidad delictiva y las perspectivas no son nada halagüeñas para Ghislaine Maxwell, otro factor que la convierte en un personaje irresistible para los medios. Todo el mundo quiere contemplar su caída desde la élite social y financiera global hasta las mismísimas mazmorras. Sin embargo, tanta insistencia en colocar el foco sobre ella termina siendo sospechoso. ¿Por qué no hablamos de otros implicados en la misma trama de abusos a menores? Es cierto: no podemos ignorar el otro 'caído' de este sórdido club de millonarios. El príncipe Andrés, acusado por una de las menores captadas por Epstein de violación, también ha sido protagonista de incendiarias portadas.Pero, ¿y los demás? ¿Qué pasa con los otros ultrarricos que asistían a las perversas fiestas de Jeffrey Epstein?
La lista de hombres poderosos, multimillonarios y ejecutivos del mundo de las finanzas que participaban de las orgías con chicas menores de Jeffrey Epstein es cada vez más larga y, paradójicamente, más ignorada. ¿Por qué no hablamos de cómo estos hombres del poder cuentan como ocio el engaño, la violación y el abuso de mujeres que no cumplen los 18? Estamos ante personajes perfectamente integrados social y familiarmente que se comportan como depredadores y, además, organizados.
Ehud Barak, ex primer ministro israelí, es uno de ellos. Jes Staley, CEO de Barclays, acaba de dimitir al ser relacionado con las terroríficas fiestas de Epstein. También lo ha hecho Leon Black, CEO de Apolo Global Management o Joi Ito, director del MIT Media Lab. Lesley Wexner, dueño de Victoria's Secret, era íntimo de Epstein, lo mismo que el billonario irlandés Glenn Dubin o el abogado de Donald Trump, Alan Dershowitz. En la categoría de amigos entran Bill Gates (cuyo divorcio podría estar relacionado con Epstein), el citado Trump, Bill Clinton y el inevitable Harvey Weinstein. Incluso Woody Allen se sentó a la mesa de Epstein en alguna ocasión. Y, por lo que parece, Epstein los tenía grabados a todos. ¿Hablará de esas grabaciones Ghislaine?