Existen multitud de temáticas que pueden abordarse en una serie de ficción. Existen las típicas policíacas, como ACI Alta capacidad intelectual; las de terror, como Sé lo que hicisteis el último verano; o los thriller, con protagonista psicópata incluído, como You. Estos tres ejemplos están pensados únicamente para entretener, lo que no significa que no sean relevantes, pero su función no es pedagógica, para qué vamos a engañarnos. Pero cuando los guionistas dan con la tecla y consiguen el punto justo entre entretenimiento y pedagogía, surgen ficciones muy interesantes como la que estrena su segunda temporada el jueves 21 de octubre, en TVE: HIT.
La primera temporada nos presentaba a Hugo Ibarra (Daniel Grao), más conocido como HIT, un profesor con una forma muy particular de entender la enseñanza. Esta serie puede tener ciertas similitudes con Merlí, aunque la ficción catalana era más amable y la problemática menos violenta. La serie trata la problemática de ciertos jóvenes conflictivos, tanto en el entorno educativo como en el familiar, pero sin estereotiparlos ni victimizarlos, sino buscando el punto donde la sociedad adulta puede ayudarles a adquirir herramientas para hacerse cargo de su propia vida y de sus decisiones. Esta temática hizo que la primera temporada fuera muy seguida tanto por educadores como por padres e hijos, sirviendo como un puente intergeneracional para comprender las motivaciones de ambas partes.
Y esta buena acogida fue la que motivó su renovación en TVE y es la responsable de que hoy podamos disfrutar de su segunda temporada que ya no se desarrolla en un institudo de Madrid, sino que viaja hasta Puertollano (Ciudad Real), donde Hugo Ibarra pondrá a prueba sus controvertidos métodos en un centro de Formación Profesional. Pero todo lo aprendido en el instituto Anne Frank no le va a servir de mucho ante las problemáticas relacionadas con el medio rural, y el protagonista tendrá que re inventarse si quiere conectar con estos adolescentes. Si en la primera temporada el denominador común de los nueve adolescentes protagonistas era la violencia, a estos nuevos chicos les mueve el desencanto, la sensación de que, hagan lo que hagan, están abocados al fracaso.
Los límites del consentimiento sexual o el bullying serán algunos de los temas a tratar en esta nueva temporada, con alumnos que quieren ser influencers, que se ven atraídos por la ultraderecha y por lo antisistema, y con la presencia de un estudiante de género no binario. «Seguir con los chicos que ya conocíamos y sus historias, me parecía que era insistir en los mismos problemas, y eso no iba a llevar a ningún sitio. Lo que da unidad a la serie es el protagonista y su manera de hacer las cosas, sin filtro, de ir a buscar a los chavales en el enfrentamiento directo», decía Oristrell, el creador de la serie. Por eso, Ibarra se traslada a Puertollano, donde el cierre de una fábrica que era el motor económico de la ciudad, ha mandado al paro a la mitad de los padres de los protagonistas, lo que tiene una influencia directa en sus hijos.
La trama tiene mucha importancia, por supuesto, pero sin un protagonista carismático y que llegue a conectar con la audiencia, esta serie no tendría sentido. Igual de obstinado que Merlí, con los métodos transgresores de Hermano Mayor (con quien, además, comparte un pasado turbulento de adicciones) y con la templanza para enfrentarse a la violencia de Michelle Pfeiffer en Mentes Peligrosas, HIT se ha ganado a los telespectadores. Y ahora tiene diez nuevos episodios para iniciar nuevos debates y abrir los ojos de una sociedad demasiado acostumbrada a cerrar los ojos ante los conflictos con los más jóvenes.
Una serie para ver con la mente abierta y mucha capacidad de autocrítica. ¿Lo volverá a conseguir?