«¿El color de la calma o la calamidad?», se pregunta Laura Craik en The Telegraph, al respecto de los últimos total look blancos de Meghan Markle . No es la única: Amal Clooney, Pamela Anderson, Venus Williams o Gigi Hadid también han recurrido a este color últimamente. Tiene razón: las temibles altas temperaturas lo favorecen. Pero hay algo más, sobre todo, cuando las que lucen blanco son mujeres con poder. En el debate de investidura de Pedro Sánchez , Pilar Alegría o Yolanda Díaz han vuelto a defenderlo.
En realidad, el goteo de poderosas vestidas de blanco viene de largo, aunque últimamente se hayan acumulado los ejemplos. Remitámonos, por ejemplo, a la recepción de los reyes Felipe VI y Letizia en el Palacio Real , con motivo del Día de la Hispanidad. Allí vimos el poder económico, político e institucional de blanco inmaculado, liderado por la siempre interesante Isabel Díaz Ayuso.
Los tres looks más virales de aquella cita fueron blancos: el vestido de inspiración nupcial de Isabel Díaz Ayuso , creación de Vicky Martín Berrocal; el total look con bordado de Lagartera de Isabel Rodríguez, ministra portavoz, y el traje pantalón con ribete negro de la ministra de Educación, Pilar López Alegría, firmado por Laura Bernal. También iba imponente e impecable Esther Alcocer Koplowitz, presidenta de Fomento de Construcciones y Contratas (FCC).
El reinicio del curso político nos trajo otras mujeres poderosas en blanco, Francina Armengol sin ir más lejos. La nueva presidenta del Congreso de los Diputados tomó posesión vestida de blanco nuclear y también Yolanda Díaz acudió a la inauguración de las sesiones con un traje pantalón blanco. Díaz se ha convertido en la política que viste más blanco, pues en el debate de investidura de Pedro Sánchez combinó blazer de ese color con vaqueros.
Levantamos acta de la especial tendencia de las mujeres con poder rubias a la hora de favorecer el blanco sobre otros colores. Coinciden, además, en elegirlo para vestir americanas o trajes pantalón, como una manera de quitarle hierro a la parquedad de un look masculino. Consignemos una excepción a esta regla en Pilar Alegría, una de las pocas políticas que recurre al blanco de una manera más inteligente.
Sin duda, la ministra de Educación en funciones del Gobierno Sánchez se desenvuelve bien en la moda, pues ha protagonizado dos looks con blanco que se saltan en consabido traje y, también, el problemático vestido de espíritu nupcial. Pilar Alegría acudió al debate de investidura de Pedro Sánchez con una blusa blanca que encantaría a la reina Letizia por su original y femenino patrón.
En la última recepción de los monarcas por el Día de la Hispanidad, Pilar Alegría sorprendió con un traje pantalón blanco con ribetes negros, también de lo más femenino. De hecho, podemos ver en su perfil de Instagram la cantidad de piezas blancas que guarda en su armario, algunas básicas pero muchas de ellas con diseños más originales.
En el debate de investidura de Pedro Sánchez, pudimos observar el poderío del blanco a comprobar cómo las diputadas vestidas de este color destacaban en cada plano general. Se confirma que cada vez que una mujer con poder se viste de blanco, desea primeramente llamar los focos hacia su persona. El blanco es el mayor atractor de luz y atención del espectro.
Dos poderosas también en Europa, Nadia Calviño (ministra de Economía en funciones) y Margrethe Vestager (comisaria de Competencia) se estrecharon la mano vestidas de blanco y derivados, pues el beis o todos las tonalidades crema que rompen el blanco también puntúan. Ana Botín ha lucido blanco todo el verano, como puede comprobarse en su perfil de Instagram.
¿Qué está pasando en las instancias del poder para que sus protagonistas recurran tantísimo a un color monopolizado, al menos en instancias de máxima influencia, por el Papa? Recordemos: solo ocho mujeres en todo el mundo pueden vestirse de blanco en el Vaticano : las reinas y princesas de casas reales católicas. O sea, las reinas Letizia y Sofía de España, las reinas Paola y Matilde de Bélgica, la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo y la princesa Charlène de Mónaco.
Para dirimir la cuestión, no queda más remedio que acudir a la semiótica, o sea, a la interpretación con todas aquellas claves de las que podamos echar mano. Las dos más recurrentes son las de la psicología y la historia. El blanco, como conoce la sabiduría popular, remite a la limpieza y la pureza. Puede llegar a ser hasta demasiado austero, por lo minimalista.
Desde la historia, conecta no solo con vestimentas religiosas y sanitarias, sino con las sufragistas, de ahí que las políticas demócratas que tuvieron que sufrir la campaña electoral y posterior presidencia de Donald Trump vistieran de blanco como oposición a su intolerancia . Hillary Clinton hizo del traje pantalón blanco su uniforme de campaña electoral. No le dio suerte.
Jules Standish, el experto en color que cita 'The Telegraph', acude al blanco como sinónimo de calma y perfección, aunque «también conecta con la sofisticación y la alta moda, pero desde cierto compromiso con la sencillez». En el caso de Meghan, se añade una lectura más contextual: anuncia una nueva etapa. Borrón y cuenta nueva.
Si nos atenemos a la cultura pop, leer el blanco desde el negro puede ayudarnos a sumar algún otro sentido que se acomode con las poderosas españolas. Porque el negro es, sobre todo, el color del mal: Darth Vader, Voldemort o Drácula vistieron de negro para que nadie confundiera sus intenciones. Por oposición, el blanco es también el color de la paz.
«El blanco es el colo de la paz y de la reflexión, un tono que acomoda a todos los demás sin hacer distingos», explicó Standish. No solo un borrón y cuenta nueva, sino un volvamos a empezar, sin rencores. Cuando una mujer con poder viste de blanco pretende bajar las armas, mostrarse receptiva y manifestarse conciliadora, más que peligrosa.
En esta clave, el blanco ofrece una bandera blanca al anfitrión y, también, buscar impregnar de bondad y buena fe a quien lo lleva. En una negociación, persigue no intimidar a la contraparte. En una foto, destacar gracias a su luz. En un parlamento, ¿podríamos decir blanquearse? En todos los casos, el blanco solicita tregua. Sin duda, un mensaje de lo más adecuado a estas alturas de 2023 y con todo, en política, aún por despejar.
20 de enero-18 de febrero
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