Jessica Chastain: «Sigue habiendo demasiadas películas que no se han puesto al día con la realidad»

En una década en Hollywood se ha convertido en icono y también en clave en el cambio del status quo. La línea que separa su trabajo como actriz y su liderazgo es cada vez más fina. El mejor ejemplo es Agentes 355, en la que forma equipo con Penélope Cruz y Marion Cotillard.

14 feministas con mucho que decir/getty images

14 feministas con mucho que decir / getty images

Irene CRESPO

Si hay una imagen que define y resume el trabajo de Jessica Chastain (Sacramento, 1977) en la década que lleva siendo un rostro conocido y un nombre rentable en Hollywood, fue la que protagonizó junto a Penélope Cruz, Marion Cotillard, Lupita Nyong'o y Fan Bing Bing en el Festival de Cannes de 2018. Una imagen que Chastain había orquestado cuando, siendo jurado en ese mismo festival, se reafirmó en la idea de que faltaban mujeres en el cine . «Todos los años traían hombres a presentar una gran peli de acción, ¿por qué no mujeres?», se preguntó. Y decidió romper esa inercia. Como antes rompió otras. Fue de las primeras en hablar de igualdad salarial y exigirla para ella y sus compañeras de reparto. También en denunciar preguntas machistas en entrevistas. Cuando le dijeron que hablaba demasiado de «cosas de mujeres», ella habló aún más y más alto.

Jessica Chastain lleva una década trabajando en Hollywood y trabajando Hollywood, desmontando clichés, machacando barreras, saltando obstáculos. Convertida en otra mujer, también a nivel personal (casada con el publicista de moda Gian Luca Passi di Preposulo, con dos hijas), hoy sigue en pie de guerra y recuperando su ritmo de trabajo frenético como actriz y como productora. Está en Carolina del Norte, donde empieza un nuevo rodaje. No son ni las ocho de la mañana allí, pero ella sonríe.

El próximo viernes 21 de enero estrena la película que anunció en aquel Cannes rodeada de grandes actrices internacionales, Agentes 355. Aquella imagen de empoderamiento presentaba un filme de espías y acción con el que, además, querían ser dueñas de su trabajo. Un sistema de producción inédito en la industria. En febrero llegará a España Los ojos de Tammy Faye, la película por la que llevaba casi una década luchando, que solo pudo hacer cuando su nombre y su rostro valían algo. Un valor que se ha ganado sin perder un ápice de autenticidad.

MUJERHOY. La forma en la que empezó y ha producido Agentes 355 ha sido pionera, con su iniciativa personal y al margen de los estudios. ¿Fue una decisión muy meditada o fruto del impulso?

JESSICA CHASTAIN. Demasiadas veces, casi siempre, nuestros nombres se usan para financiar las películas. Cuando nos planteamos hacer Agentes 355 pensé que si eran nuestros nombres los que vendían, nosotras teníamos que ser dueñas de la película. Es muy emocionante estar en esa posición, como la que tienen los pintores o ahora los cantantes que publican sin sello discográfico, ser dueño de tu propio trabajo. Pero no sé si cambiará algo, ha sido un experimento, uno agotador y muy difícil de llevar a cabo. Ojalá pueda repetirse.

Es una película de acción, de espías, protagonizada por cinco mujeres. ¿Sigue siendo importante cambiar la narrativa?

Por supuesto. Sigue habiendo demasiadas películas que no se han puesto al día con la realidad. Fui la primera que se sorprendió cuando descubrí que quien capturó a Osama Bin Laden fue una mujer [el papel que interpretó en La noche más oscura]. Entonces también me contaron que en la CIA trabajan muchas mujeres en las misiones más importantes. Así que sí, necesitamos cambiar la narrativa, porque los medios la han contado mal durante demasiado tiempo.

Además, seleccionó un reparto de actrices muy asociadas al drama. ¿Quería demostrar que también ellas pueden ser estrellas de acción?

No tengo ninguna intención de ser una estrella de este género y creo que mis compañeras de reparto tampoco. Fue cada una quien escribió su propio personaje. Por ejemplo, pensé en Penélope [Cruz] para interpretar a una mujer exaltada, por ejemplo, y fue ella la que quiso ser alguien más cómico, inocente. Personalmente, nunca pensé en ser actriz de un género concreto, más bien al contrario. Crecí viendo mucho cine con mi abuela y desde pequeña me di cuenta de que a las actrices las encasillaban, algo que no pasa tanto con los hombres. Así que mi sueño siempre fue intentar todos los géneros.

¿Qué le resultó más complicado, afrontar las escenas de acción o levantar esta película?

A mi personaje, Mace, la creamos como el clásico arquetipo intenso de estas historias, solitaria, centrada en su trabajo. Yo soy completamente opuesta, muy social, muy familiar. Físicamente fue exigente, porque quería imitar a Tom Cruise en Misión imposible, solo que sin el presupuesto de sus pelis... Por cierto, Tom vino a vernos y se lo dije, lo genial que había sido emularle, correr de un lado para otro y pegar esos saltos. Le conté que hacía como él, que antes calentaba para salir con los músculos tensos y tener esa pinta tan chula, y le hizo mucha gracia. Pero volviendo a tu pregunta, producir la película fue mucho más difícil. Porque mi productora, Freckle Films, somos yo y mi socia Kelly Carmichael. No tenemos más oficina que mi salón, y de pronto tienes que encargarte de todos los contratos de los países a los que has vendido el filme, de los acuerdos de distribución. Mucho papeleo que suelen llevar 60 personas en un estudio y aquí éramos solo las dos.

¿Con toda esa responsabilidad sobre sus hombros, está más preocupada que nunca de que la película funcione bien en los cines?

En realidad, no. Como la hicimos hace tanto tiempo, antes de la pandemia y vivimos una época tan rara ahora mismo en todas partes, solo espero que el público que la vea pase un buen rato. No quiero demostrar nada. Ha sido y sigue siendo muy duro para todos y desde nuestra industria lo único que podemos hacer es ayudar a que la gente se evada de sus problemas durante unas horas. Agentes 355, a diferencia de otras películas que ha hecho, no tiene un trasfondo político o social, pero ¿puede interpretarse como una declaración de intenciones?

Veo todo mi trabajo en el cine como un acto político. Decidí hace mucho que había que romper ese cuento de hadas que nos habían contado a las mujeres. Me gusta cualquier cosa que vaya en contra de lo que se espera de nosotras. Pero también me gusta hacia donde está yendo este mundo: hacia un lugar en el que el género es más fluido, en el que es más interesante hablar de seres humanos sin importar el género. Soy una feminista absoluta. Es parte de todo lo que hago y lo que soy. Creo en la igualdad salarial, en la igualdad de derechos... Y al mismo tiempo, me emociona especialmente que reaccionemos en contra de las etiquetas de género.

¿Qué sintió al recibir el pasado septiembre el premio en San Sebastián por Los ojos de Tammy Faye, la primera vez que el festival lo daba a la Mejor Interpretación?

Fue maravilloso. Nada de mejor actor o mejor actriz, simplemente intérpretes. Y, todavía mejor, lo ganamos dos mujeres en esa edición [lo compartió con Flora Ofelia por As in Heaven].

Esta temporada, muchas directoras han ganado los grandes premios, como Chloé Zhao, Jane Campion o Julia Ducournau, y ahora los critican diciendo que son fallos políticamente correctos, no por su talento.

Siempre habrá gente contraria al cambio porque el status quo es muy cómodo para los privilegiados. Se van a revolver contra cualquier cambio que amenace su posición. Tienen que aprender a jugar en un campo nuevo para ellos. Es lo que se espera de gente así, que cuando conseguimos avanzar, salgan quejándose. Es algo nuevo para ti, sí, lo entendemos, pero te aguantas.

Era casi una recién llegada a Hollywood cuando empezó a reclamar igualdad. ¿Se cansa de seguir hablando de lo mismo aún?

Solo quiero ser honesta cuando me preguntan. Sé que no siempre es habitual, que hay colegas que muestran el yo actor en público y luego son otra persona en privado, pero no es mi caso, siempre intento ser lo más auténtica posible. Me gusta hablar sobre feminismo porque es importante en mi vida,no solo en mi trabajo.

«Veo mi trabajo en el cine como un acto político. Me gusta cualquier cosa que vaya en contra de lo que se espera de nosotras como mujeres».

Han pasado 10 años desde su gran lanzamiento en Cannes, el año de El árbol de la vida, Take Shelter, Criadas y señoras... ¿Parece que fue ayer o ha pasado una vida entera?

Las dos cosas. Los 10 años anteriores a estos fueron completamente distintos para mí. Y en esta década, he trabajado muchísimo y ha cambiado por completo mi vida personal. Como era una persona tan distinta, no puede haber ocurrido ayer, pero sí ha pasado volando. Eso te hace darte cuenta de que nada está garantizado, de que todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos.

¿Ha tenido que sacrificar algo en lo personal para alcanzar el éxito profesional?

No, me siento muy completa en los dos aspectos. Te dediques a lo que te dediques, hay que ser realista con la cantidad de tiempo que tienes cada día y marcarte prioridades. Es solo una cuestión de organización entre mi casa y el trabajo.

¿Sabría señalar el momento exacto en el que su carrera cambió?

Cuando empezaron a darme la oportunidad de elegir, algo que tardó mucho en llegar. La última vez que hice una prueba fue para Criadas y señoras. Es normal que pasara por un casting porque aquel personaje era muy distinto a mí. Desde entonces he tenido la suerte de que me han ofrecido los papeles y he podido elegir. Y cuando llegas a ese punto te das cuenta de que tu poder sale de las decisiones que tomas y lo que pones de ti ahí fuera.

Agentes 355 tiene un reparto femenino, y está producida y escrita por mujeres, pero la dirige un hombre, Simon Kinberg. ¿Se planteó llamar a una directora también?

Yo me vuelco en dar trabajo y voz a las mujeres, y tenemos cinco protagonistas, dos productoras, una guionista, pero no quiero excluir. No quiero que sea una película exclusivamente hecha por mujeres. En el pasado estaba mal que fueran solo hombres, y lo que tenemos que hacer es trabajar juntos. J amás di la orden de que todos los jefes de departamento fueran mujeres. Y, además, Simon y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo, es un ser humano maravilloso, fue el primero con quien compartí esta idea y me apoyó desde el principio. Estoy en un punto de mi vida en el que no quiero trabajar con gilipollas, solo quiero rodearme de gente que me gusta, que quiero, que sé que son buena gente. Volví a trabajar con Oscar Isaac en Escenas de un matrimonio, estoy ahora trabajando con Michael Shannon [en la serie George and Tammy]... Es una suerte maravillosa vivir de esta profesión y quiero trabajar con gente que entiende el privilegio y la responsabilidad que todo eso conlleva.