«Si cinco personas leen mi novela y se conmueven de alguna manera con ella, ya habrá merecido la pena haberme embarcado en esa búsqueda», asegura Laura Dave (Nueva York, 1977). Desde que publicase su primer libro en 2006, la escritora estadounidense ha superado con creces ese número mínimo de lectores. Sin ir más lejos, Lo último que me dijo (Roca Editorial), que ahora se publica en nuestro país, ya lo ha disfrutado más de un millón de lectores en EE.UU. Por si fuera poco, Dave y su esposo, el guionista Josh Singer, están trabajando con la productora Hello Sunshine de Reese Witherspoon para convertir la novela en una serie de televisión para la plataforma Apple TV.
«La recepción ha superado mis previsiones más optimistas. Estoy muy agradecida a los lectores que, teniendo tantos libros para elegir, deciden leer el mío, disfrutarlo y recomendarlo. En cierta manera, terminan haciéndolo suyo de la misma forma que es parte de mí. Eso es lo que me anima a seguir escribiendo con la pasión y dedicación de siempre», reconoce la autora, que tiene muy presentes a sus lectores durante la escritura.
«Para mí, escribir es una conversación. Mientras escribo, leo mi trabajo en voz alta para tratar de escucharlo como lo haría cualquier lector. Luego, gracias a las firmas de libros o a de los comentarios en redes sociales, he llegado a hacerme una idea de qué cosas les gustan y cuáles no. Es un proceso constante de cambio y aprendizaje, que termina asentándose en mí y se convierte en parte de mi escritura». Iniciada en 2012, Lo último que me dijo ha precisado casi una década de trabajo. Entre medias, ha publicado otros dos libros y, aunque siempre tuvo clara la historia de esta nueva novela, se vio obligada a ajustar algunos detalles relacionados con aspectos tecnológicos de gran peso en la trama.
Entre otros, la evolución de los teléfonos móviles, el uso de internet, el derecho al olvido en las redes sociales... «El secreto es siempre el mismo: escribir y escribir. Tienes que sentarte en la silla y dedicarle tiempo. Si lo haces, al final das con la historia que quieres contar. En ocasiones, se te cruzan otros proyectos personales o profesionales, que hacen que dejes las cosas apartadas un rato para retomarlas «más tarde»; a veces son solo unos meses y otras, años. No tiene que ser algo malo, porque la historia te está esperando y madura contigo». Ese «lo último que me dijo» que da título a la novela de Laura Dave es una sencilla palabra: «Protégela».
Un ruego desesperado que el padre de una hija adolescente nacida de un matrimonio anterior, le hace a su esposa actual. A continuación, desaparece de la vida de ambas, sumiéndolas en la incertidumbre y en un sinfín de preguntas sobre la verdadera identidad del que, hasta entonces, había sido el padre y esposo perfecto. «Quiero pensar que es posible conocer por completo a las personas que más amas, pero es indudable que todos tenemos ciertas cosas que no compartimos con nadie. Es el caso de Hannah, la protagonista, que descubre cosas de su marido que jamás habría sospechado pero, sin necesidad de hacer muchos spoilers, los lectores se darán cuenta de cómo ella es capaz de leer el alma de su esposo en profundidad».
En su empeño por encontrar esa verdad, Hanna llegará a comprender que, a pesar de los intentos de su esposo por reescribir su vida, el pasado siempre regresa, hasta el punto de resultar clave para su futuro y el de su familia. «Es un tema que me interesa mucho. El pasado es aquello que hemos sido, lo que hemos vivido, lo que nos hace ser lo que somos, pero, sin duda, formará también parte de lo que seremos en el futuro. En ese sentido, el pasado determina nuestro porvenir y, aunque mi libro muestra, por supuesto, un caso muy extremo, a veces no solo transforma nuestras vidas, sino también las de las personas que amamos», asegura la escritora.
Además de la intriga inherente a todo thriller, la novela subraya la importancia de los personajes femeninos, cuya realidad y sentimientos poco o nada tienen que ver con los de los detectives que solían dominar el género en décadas pasadas. «Es cierto que hemos sido testigos de un aumento de los thrillers con mujeres como protagonistas, pero no es algo que impida que otras historias tengan como personajes principales a esos hombre duros. Hay público para todo tipo de historias, por eso animo a los escritores a que escriban de aquello que más les apetezca. El hecho de que haya nuevos tipos de historias no impide que las otras desaparezcan, simplemente se amplía la oferta», reflexiona la autora, que también destaca el papel que desempeña la literatura a la hora de modificar comportamientos sociales, como hace su libro al mostrar nuevas formas de familia.
«Creo que podemos comparar la conexión entre la literatura y la sociedad como el reflejo al mirarnos en el espejo. Lo que ves en él eres tú, obviamente, pero el mero acto de mirarte tal vez pueda ayudarte a cambiar aquellas cosas que te disgustan de ti y aferrarte a las que te agradan. Por supuesto, la literatura no es el único medio para lograrlo. También lo hacen las artes, el teatro, el cine o el periodismo y ni siquiera es responsabilidad exclusiva de los autores. Cada pequeño acto cuenta y, en ese sentido, es una responsabilidad que compartimos con mucha otra gente».