
La actriz Laura Dern.
La actriz Laura Dern.
Laura Dern (Los Ángeles, 1967) era un bebé milagro para sus padres, los actores Diane Ladd y Bruce Dern. Fue concebida después de que la pareja perdiera tristemente a su primera hija, con sólo un año y medio, en un accidente. Pero Laura nació. Y fue un milagro. Y creció con ellos, ya separados, en ese mundo de luces y color que es Hollywood. Se crió entre rodajes, ¿qué esperaban sus padres? ¿Que odiara ese mundo que tanto brillaba?
Tenía sólo siete años cuando apareció como extra en una película que su madre rodaba con un tal Martin Scorsese: Alicia ya no vive aquí (1974). Se enamoró aún más de la profesión y le dijo a su madre que quería ser actriz. Y su madre se negó. Se negó durante mucho tiempo, llevando a Laura incluso a pedir la emancipación. Y a sus 11 años, en mitad de una fiesta en casa de Bob Hoskins, se acercó a un representante de actores a pedirle que le hiciera un casting.
Ahora Dern se ríe recordando esa temprana determinación y entiende también aquella reacción protectora de su madre, con casi cuatro décadas de carrera a su espalda, la actriz de Terciopelo azul (1986) y Parque Jurásico (1993) ha conocido momentos altos y bajos. Incluso para ella, prestigiosa hija de también los ha habido muy bajos y por eso no ha animado a sus hijos a seguir sus pasos. O, al menos, no tan rápido como los siguió ella. Jaya (19 años) y Ellery (22 años), fruto de su matrimonio con el músico Ben Harper, han comenzado hace relativamente poco a aparecer en desfiles de moda y alfombras rojas, demostrando también su interés por los diversos mundos del entretenimiento.
Todas éstas son reflexiones en las que ha profundizado recientemente en un libro publicado junto a su madre (Honey, Baby, Mine), una conversación entre las dos sobre esta industria implacable que Dern ha navegado con algo más de suerte que otras actrices, pero en la que no siempre ha llevado las riendas. Hace unos años, confesó que fue agredida sexualmente cuando tenía 14 años y en su filmografía aparecen vacíos, años sin trabajo por razones fuera de su poder, como cuando apareció en el episodio de Ellen en el que Ellen DeGeneres decidió salir del armario.
O, simplemente, cuando la fiebre jurásica se desvaneció. En esos momentos, sus amistades en el Hollywood más de autor fueron quienes la salvaron. Hoy señala muy felizmente a sus amigas y compañeras mujeres de la industria como responsables de que esté viviendo una nueva etapa de éxito en la que ha tomado el control, produciendo y creando series como la próxima que estrena, Palm Royale (en Apple TV+ desde el 20 de marzo).
Mujerhoy. Entró primero en Palm Royale como productora, ¿qué fue lo que vio en la historia para empujarla y sacarla adelante?
Laura Dern. Juliet McDaniel escribió un libro (Mr. & Mrs. American Pie) en el que creó un mundo precioso, delicioso y deslumbrante, lleno de mujeres complicadas dentro de la decadente alta sociedad de Palm Beach, que quizá parezca altiva y aspiracional para muchos, aunque, en realidad, por debajo de esa deslumbrante capa, todo se está rompiendo. Mi socia Jayme [Lemons] y yo pensamos que, a partir de ahí, podíamos crear un mundo aún más grande para hablar de temas que son importantes hoy. Hablamos de esa pequeña comunidad y también de todo un país o del mundo entero.
La serie, de hecho, se desarrolla en 1969, pero está llena de reflexiones que ocupan nuestras conversaciones hoy.
Justo fue eso lo que más nos atrajo. Desgraciadamente, nos podemos identificar con mucho de lo que les ocurre a estas mujeres. Es algo que todas hemos experimentado incluso desde niñas, esa necesidad de pertenecer a algo, de ser parte de algo. Si hay un club, sólo serás popular si formas parte de él. Es esa necesidad constante de aprobación que tenemos, de ser aprobadas por los hombres, en el trabajo, hasta dentro de tu propia familia. Al final, encontrar tu camino para ser tú misma es el viaje más radical e interesante que puedes hacer.
Ese mundo ficticio se parece mucho al Hollywood real que conoce... Aunque creo que se puede parecer también al mundo de la política o cualquier otro que tenga esas dos capas, la que se ve y deslumbra a quien la mira desde fuera, y la capa real y profunda que sólo ven los de dentro. Lo interesante es que, estando dentro, intentes cambiar algo, pero no todo el mundo coge esas oportunidades. Con Kaia Gerber [hija de Cindy Crawford, que tiene un papel secundario en la serie] hablamos mucho sobre las redes sociales. Ella decía que, en su generación, la fama se ha construido alrededor de las redes sociales y los seguidores, y hablaba del ruido y la falsedad que eso generaba. Cada generación tiene su propio Palm Royale, por así decirlo. Por suerte, en cada uno de esos mundos hay una Linda, mi personaje, que quiere hacer lo correcto.
Parece que Laura Dern hable, a través de esta serie y de su personaje, todo el rato sobre ella misma. El suyo, aunque no lo parezca, ha sido un viaje radical casi desde el principio. Su carrera despuntó gracias a un cineasta que no tiene parecido en Hollywood, David Lynch. Con él rodó Terciopelo azul y Corazón salvaje (1990), la primera vez que coincidía realmente con su madre en pantalla. Y volvió a trabajar con Lynch en Inland Empire (2007), en un momento delicado para ella, cuando los papeles buenos no le llovían. Poco después se dio cuenta de que debía meterse más en la creación y producción y continuar confiando en directores. Así arrancó la serie Iluminada (2011-2013), que marca siempre con un pilar en su carrera; e Historia de un matrimonio (Noah Baumbach, 2019), por la que consiguió ese Óscar que se había hecho de rogar casi 30 años.
Todo esto la ha colocado en otro lugar en el que, por fin, ha cumplido un sueño eterno: trabajar con su padre, Bruce Dern, en Palm Royale. «No puedo contar mucho porque son demasiados spoilers, pero fue alucinante. Es un sueño que he tenido toda mi vida, crecí viéndole trabajar en los rodajes. Le convencí para que cogiera este papel, menos mal que quiso hacerlo, aunque fuera para tan pocas escenas. En ellas, siempre nos estamos mirando a los ojos y hacemos juntos algunas cosas fuertes. Fue un sueño. Increíble. Es el mejor», expresa.
Como su personaje, usted viene de una familia que es casi realeza en Hollywood y, sin embargo, no ha buscado siempre el camino fácil con papeles y directores que se salían de la norma, siempre buscando la verdad, algo más real.
Para mí, como actriz y con padres actores, esta idea de la realidad frente al brillo de los focos ha sido un tema recurrente en mi vida familiar. ¿Vas a ser fiel a tu oficio o te vas a dejar llevar por el ruido que lo rodea? Tuve suerte, porque crecí alrededor de gente muy comprometida con el arte de contar historias. Como decía, creo que siempre puedes generar más cambio desde dentro.
Linda, su personaje, es una feminista comprometida que, en un momento dado, dice: «Nuestras hijas no tendrán que luchar por su libertad personal nunca más».
Oh, sí. Hablamos de 1969, cuando de verdad pensaban así y mira dónde estamos. Ésa es, probablemente, mi frase favorita de la serie. Linda es un personaje que no existe en el libro y que empezamos a crear en la pandemia; si conseguíamos hacer la serie, iba a ser para mí, como así ha sido. Queríamos que ella fuera el faro y nos guiara por todos esos temas relevantes. La serie tiene mucha comedia, pero luego hay frases como esa... con las que se nos saltaban las lágrimas porque dan en el clavo. En 1969 estaban convencidas de que todo sería mejor para las mujeres, pero estamos en un bucle constante que no somos capaces de romper como especie y no puedo entender por qué. El miedo nos hace tomar decisiones o elegir qué batallas luchar. Es el miedo el que nos dirige y no nos deja evolucionar.
Da la sensación de que, desde 2017, está viviendo un nuevo tiempo de éxito en su longeva carrera. Coincidió con el estreno de la serie Big Little Things, creó su productora... Parece que decidió tomar el control de su carrera. Ese fue también el año del comienzo del Me Too. ¿Tiene todo eso que ver con que las mujeres de su generación estén teniendo mayor visibilidad últimamente?
En mi caso, siempre he crecido y vivido inspirada por mujeres como mi madre y Jane Fonda, una gran amiga de mis padres. Las he visto ser productoras a la vez que actrices para conseguir que películas difíciles salieran adelante; mi madre siempre luchó por historias especiales, por crear oportunidades para otras actrices y otros actores. Eso ha sido la fuente de inspiración en mi vida y mi carrera. El cambio para mí fue cuando creamos y produjimos, Jayme y yo, la serie Iluminada. Ahí empezamos a pensar en producir más, un camino quizá largo que nos llevó a crear nuestra compañía, Jaywalker. Y, desde luego, ha sido emocionante que ese camino haya coincidido con un momento general de conciencia sobre cómo dirigir la mirada a las historias de mujeres contadas por mujeres y cómo lograr una mayor equidad detrás y delante de las cámaras.
¿Entonces sí ha visto un cambio recientemente?
Sí, creo que, para muchos productores, y especialmente productoras, ha sido un momento de cambio para, al menos, poder reclamar más oportunidades de igualdad en los sets. Y de crear variedad de papeles para mujeres de todas las edades, con una diversidad radical delante y detrás de la cámara. Aunque, es cierto, que ojalá todo esto hubiera pasado antes de 2017.