princesa espectacular

Lo que no se vio de Leonor en la ofrenda a la Virgen del Pilar de Zaragoza: nuevos amigos, feliz de uniforme y sin Letizia a la vista

La cadete Leonor y sus compañeros de promoción realizaron la tradicional ofrenda floral a la Virgen del Pilar, un día antes de la jura de bandera en la Academia General Militar. La futura reina parece haber superado la dureza de la instrucción con nota.

La princesa Leonor, rodeada de sus compañeros de promoción en la Academia General Militar del Ejército de Tierra a su llegada a la Plaza del Pilar, frente a la Basílica de Zaragoza. / LIMITED PICTURES

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

Autobuses atiborrados de boinas rojas trasladaron a los cadetes de la Academia General Militar del Ejército de Tierra en Zaragoza a las proximidades de la Basílica de El Pilar. Dentro no iba la princesa Leonor, quien llegó y se marchó en una furgoneta. Este fue, probablemente, el único detalle distintivo en la ofrenda floral a la Virgen del Pilar de Zaragoza, la primera fecha señalada en este octubre frenético para la futura reina .

Todo debía salir perfecto: la Academia de Zaragoza no volverá a tener esta visibilidad en décadas. De hecho, los ensayos de los cadetes para lograr la perfección en su formación y desplazamientos fueron intensos. En la Plaza, la expectación por comprobar cómo le ha sentado la vida militar a Leonor era enorme y, de hecho, el dispositivo de seguridad estuvo a la altura del gentío. Al terminar la ceremonia, la princesa fue vista y no vista: se esfumó.

Leonor entró en la Plaza del Pilar de lo más sonriente

Solo han pasado dos meses desde que Leonor cambiara su rol de princesa por el de dama cadete de la Academia de Zaragoza. Y, sin embargo, ya se puede adivinar el impacto que la obligada marcialidad y la dureza del entrenamiento ha tenido en la joven. Como era de esperar, la futura reina no dejó traslucir dudas ni nervios: entró en la Plaza del Pilar de lo más sonriente.

Mientras Leonor formaba con el resto de cadetes de su grupo, pudimos comprobar la complicidad y buena onda que tiene con sus compañeros. / LIMITED PICTURES

A la princesa Leonor no la arredró la lluvia de flashes y clics que se escucharon a su paso. Más aún: pudo, probablemente, liberar algo de tensión de cara a la jura de bandera . De hecho, no paró de intercambiar impresiones con sus compañeros, incluso de reírse ampliamente ante los comentarios de estos. Sin duda, ya ha hecho buenos amigos, probablemente para toda la vida.

Las personas que se arremolinaron en uno de los accesos de la plaza, el que ya previamente había sido señalado como el elegido por la seguridad de la heredera para acceder a la Basílica, gritaron de todo a Leonor: «¡Mira qué majica!», exclamaron las señoras. «¡Guapa, guapa!», le dijeron mientras pasaba. ¡«Arriba Leonor!», corearon las niñas. Ante estas aclamaciones de todas las generaciones, la futura reina sonrió en grande y saludó sin levantar el brazo, discretamente.

Leonor entró con su grupo, sin posición privilegiada

La presencia de la futura reina Leonor entre los cadetes de primer curso de la Academia de Zaragoza convirtió en lucimiento masivo lo que otros años solo tiene eco entre cuatro centenares de familias. Dio igual que la ofrenda floral ante la Virgen del Pilar, un acto breve y de índole estrictamente religiosa, no concitara (que se sepa) a los reyes Felipe y Letizia. La expectación fue máxima.

La princesa Leonor desfiló marcialmente hasta su posición en la Plaza del Pilar. (FOTO: LIMITED PICTURES)

La primera parte de este acto militar y religioso tuvo lugar en la misma plaza del Pilar, donde los cadetes, vestidos con su uniforme de paseo de verano, formaron para que el general director de la Academia, Manuel López Pérez, pasara revista. En la tropa, formada por la mayoría de los 411 cadetes del primer curso (al ser una acto religioso, la participación es voluntaria), formaron 49 mujeres, incluida Leonor.

Rápidamente, los tres grupos de 200 cadetes comenzaron a entrar en la Basílica de Zaragoza por la puerta de entrada más cercana a la Lonja, que es la que da directamente al camarín de la Virgen. Leonor no disfrutó de ningún privilegio por su condición de heredera al trono. Como es tradición, el cadete número uno del primer curso, que este año es una mujer, pronunció unas palabras en honor de la Virgen del Pilar.

La cadete Leonor, en el momento en que llega frente a la Virgen del Pilar, en la Basílica de Zaragoza. / LIMITED PICTURES

A continuación, el arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, ofreció un breve discurso de bienvenida a los jóvenes uniformados. A su finalización, los cadetes fueron pasando uno a uno para solicitaron la protección de la Virgen del Pilar, a cuyos pies ya adornaba una ofrenda de flores. En total, el acto no superó los 45 minutos.

La cadete Leonor pudo marcharse satisfecha de su primera comparecencia pública de su vida militar, una larga fase de formación que, probablemente, no se le hará tan larga ni dura como en principio temía. Puede verse en su actitud y en su manera de estar con sus compañeros que está más que cómoda. Y, como premio, se ha metido a la ciudadanía en el bolsillo. Las fans de Letizia ya son las suyas.

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