El guiño de Letizia a la reina Sofía en su discurso: «Espero que a los 76 volváis a contar conmigo»

La lucha por aumentar los presupuestos y equipos dedicados a la investigación y tratamiento de las enfermedades raras es una de las causas más queridas de la reina Letizia , sabedora de lo mucho que cuesta dar luz y dedicar recursos a cuestiones que no afectan a las mayorías. La monarca no pierde ocasión de apoyar a Feder, una organización que se dedica a paliar aquellas patologías que afectan a cinco de cada 10.000 personas y que celebró su 25 aniversario. Letizia es su presidenta de honor desde 2008.

En el acto de celebración del Día de las Enfermedades Raras en Sevilla, al que se convocó a todo el tejido de asociaciones y voluntarios que colaboran en esta misión, se conmemoró además el 25 aniversario de Feder. En sus palabras de cierre, la reina Letizia siguió el guion al que nos tiene acostumbrados en este tipo de discursos : resumió lo esencial de las comunicaciones de los científicos que la precedieron, se sumó a las peticiones del presidente de la asociación y, al final, hizo uno de sus queridos guiños a los periodistas.

Letizia fue cocinera antes que fraile, con lo que sabe perfectamente bien qué debe decir para que los periodistas que la seguimos nos hagamos eco de sus movimientos, más allá de lucir esplendorosa un cambio de look . Lo hizo el pasado octubre, para subrayar la importancia de cuidar la salud mental de los más jóvenes. Recordemos: tras recitar unos versos de un rap, sugirió a los periodistas el titular « La reina rapea por la salud mental ». En su discurso de conmemoración del Día de las Enfermedades Raras y del 25 aniversario de Feder, puede haber hecho algo similar, aunque disimuladamente.

A nadie se le escapa que los pasados días han sido complicados para la reina Sofía, de nuevo en el ojo del huracán por leer un discurso en un imperfecto español. El vídeo en el que podía escucharse su particular dicción se hizo viral y, una vez más, llovieron las críticas a la emérita por no hablar español como muchos esperan. Se pasa por alto, como si no importara, que la suegra de Letizia tiene 85 años. Aunque su estado de forma no puede ser mejor, la edad merece cierta consideración.

No son tantas las mujeres que con 85 años continúan siendo escuchadas y, en ese sentido, la reina Sofía tiene cierta ventaja. Lo habitual es que las mayores vayan siendo arrinconadas en el espacio público, al dejar de 'adornar' suficientemente con sus apariciones. Si además lo que dicen no se juzga a la altura de los parámetros adecuados, la tormenta está servida. Es en este contexto en el que queremos leer la frase con la que la reina Letizia cerró su discurso en Sevilla, en la celebración del Día de las Enfermedades Raras.

Tras felicitar a Feder por cumplir 25 años de trayectoria al servicio de los pacientes de estas terribles enfermedades, la reina Letizia terminó su discurso con la siguiente frase: «dentro de 25 años, cuando celebremos el 50 aniversario de Feder (yo tendré 76), espero, ojalá, que también contéis conmigo». Puede ser un juego retórico que subraye la humildad de una monarca al servicio de causas benéficas pero, leída en el contexto de marzo, bien parece una defensa del lugar de las mujeres mayores en el espacio público. Incluidas las reinas.

No están nada mal las sutilezas feministas que Letizia, de vez en cuando, lanza desde las tribunas, pequeñas pistas que la convierten en la reina europea que más se vincula a la lucha de mujeres y hombres por la igualdad. Esta vez, además, viene cargada de una significación extra al ponerse en el lugar de la mujer que, después de ella misma, más complicado lo ha tenido en Zarzuela: la reina Sofía. Si ha escuchado este guiño de su nuera en el estrado, seguro que le ha hecho bien.

No es la primera vez que Letizia sube al estrado en el Día de las Enfermedades Raras y nos da la sorpresa. El año pasado, en Santiago de Compostela, llegó a emocionarse visiblemente al recordar el fallecimiento de Marco, un niño de cinco años al que conoció personalmente un año antes, en León. Sufría el síndrome de Schaaf-Yang, un trastorno genético.

«Aquel día de marzo, en León, no pude intercambiar ni una palabra con Marco, pero puso su mano sobre la mía, me dio un beso y me miró. Y fue suficiente» dijo entonces la reina Letizia, visiblemente emocionada. «Marco no es el primero ni será el último», pero «hay que seguir dando pasos, debemos continuar juntos en este camino. Y me tenéis a vuestro lado».