La investigadora Lidia Morawska. / L'Oréal-UNESCO For Women in Science

PREMIO WOMEN IN SCIENCE L'OREAL UNESCO

Lidia Morawska: «No hay ningún órgano en nuestro cuerpo que no se vea afectado por la contaminación del aire»

La experta en calidad del aire y contaminación atmosférica es una de las galardonadas de los prestigiosos Premios L'Oréal-UNESCO For Women in Science, que hace unos días celebraron su 25 aniversario con una gala en París.

Lidia Morawaska viaja a todas partes con un pequeño medidor de CO2, que saca de su bolso y coloca sobre la mesa antes de empezar la entrevista. Por algo es una de las mayores expertas del mundo en calidad del aire, contaminación atmosférica y su impacto en la salud humana y el medio ambiente. Autora de más de mil publicaciones académicas y profesora distinguida en la Escuela de Ciencias de la Tierra y el Clima de la Universidad Tecnológica de Queensland, Australia, acaba de recibir el prestigioso premio L'Oréal-UNESCO For Women in Science. «Este premio no es solo para mí, es un reconocimiento para este campo de investigación y solo espero que pueda contribuir a mejorar la calidad del aire», dice con modestia.

El programa, que este año celebra su 25 aniversario, ya ha distinguido a 127 investigadoras y apoyado a 4.100 científicas en todo el mundo, combate un problema persistente: sólo un tercio de las investigadoras son mujeres. Además, solo el 12% de los miembros de las academias nacionales de ciencias de todo el mundo son mujeres y menos del 4% de los Premios Nobel en disciplinas científicas han sido concedidos a investigadoras. Para Mowarska la solución empieza desde la infancia. «Hay que destruir cualquier barrera que establezca lo que se supone que debe interesar a niñas y niños. Vas a una tienda de juguetes y sigue existiendo una sección rosa y otra azul. Es un sinsentido. Y, de hecho, no era así cuando yo era una niña. Se hace por intereses puramente comerciales».

Su propia historia es el mejor ejemplo de que el interés innato por la ciencia y el conocimiento no conoce de géneros. Morawska creció obsesionada por comprender el mundo que la rodeaba: desde los sistemas planetarios hasta la polinización. «Me interesaba todo. Pero de alguna manera la física nuclear se convirtió en mi sueño. Siendo muy pequeña decidí que eso era lo que quería hacer. Y lo conseguí». Después de licenciarse en la disciplina, se doctoró en radioactividad medioambiental y su interés giró hacia la ciencia atmosférica y la calidad del aire, especializándose en las partículas atmosféricas. «Me di cuenta de que apenas se había avanzado en esa disciplina. Era un campo científico nuevo y apasionante».

6,7 millones de muertes prematuras al año debidas a la mala calidad del aire

El reto, efectivamente, era inmenso. A Morawska le gusta ilustrar el impacto de la calidad del aire en nuestra salud de manera gráfica. «No hay ningún órgano de nuestro cuerpo que no se vea afectado por la contaminación del aire. Mucha gente cree que solo afecta al tracto respiratorio, porque es el primer destino de los contaminantes, pero la sangre los distribuye por todo nuestro organismo y por eso tiene impacto en cada sistema». De hecho, según la OMS, los efectos combinados de la contaminación del aire ambiente y la del aire doméstico están asociados a 6,7 millones de muertes prematuras cada año.

«El motor de un coche, y básicamente cualquier tipo de combustión, emite más de 4.000 tipos de contaminantes diferentes. A eso hay que sumar otras fuentes de polución biológicas que también se cuentan por miles. Pero la pregunta no es tanto qué hacer con esos contaminantes y cómo mitigar su impacto en nuestra salud, sino cómo hacemos para que no estén en el aire. Ese debería ser el enfoque. La transición hacia energías más limpias que no emitan tantos contaminantes es imperativa. No es una opción», explica la experta.

Lidia Morawska acaba de ser distinguida con el premio L'Oréal UNESCO For Women in Science. / L'Oréal-UNESCO For Women in Science

También lleva años alertando sobre el riesgo del aire que respiramos en interiores, desde hogares y oficinas a superficies comerciales o restaurantes. «La calidad de aire interior es todavía más compleja que la exterior», explica la experta, que subraya la importancia de la construcción, pero también la ausencia de regulaciones estatales. «En las últimas décadas, la construcción se ha concentrado en la conservación de la energía, con edificios muy bien aislados, pero eso ha resultado en una inadecuada calidad del aire. Ese factor no se ha tenido en cuenta. De hecho, ningún país del mundo ha desarrollado una legislación específica. Algunos tienen estándares, pero no hay leyes. La mayoría de los gobiernos no hacen lo suficiente y algunos, directamente no hacen nada».

Su contribución clave durante la pandemia

Pese a los obstáculos, su trabajo ha tenido un impacto determinante en las políticas medioambientales y de salud pública de todo el mundo. En 2015, su investigación permitió que la Organización Mundial de la Salud y algunos países revisaran las normas nacionales para reducir la exposición de los niños a las partículas ultrafinas. Pero su contribución más importante llegó en la pandemia. En plena crisis sanitaria, Morawaska lideró un grupo de 240 científicos que logró demostrar la importancia de la transmisión del covid-19 por aerosoles, lo que hizo que la OMS actualizara sus recomendaciones sobre la transmisión aérea, evitando millones de infecciones y muertes en todo el mundo. La recompensa ha llegado ahora en forma de financiación. «Desde entonces, hemos conseguido más becas y recursos y podemos empezar a aplicar nuestros descubrimientos. Es lo único bueno que ha traído la pandemia», explica.

Sin embargo, para Morawaska, el estado de emergencia persiste. «Hace unos días participaré en el Congreso Copernicano, celebrado para conmemorar el 550 aniversario del nacimiento de Copérnico, en el que participaron especialistas en diferentes áreas. Y allí me di cuenta de la magnitud de la crisis. No es que los políticos no nos escuchen a los expertos en ciencias atmosféricas, tampoco escuchan a los economistas que dicen que el crecimiento no puede ser indefinido», explica la experta.

«Creo que mi misión ahora es convencer al mundo de que los políticos deben escuchar a los expertos y que el conocimiento debe ser la base de nuestra sociedad y de cómo operemos a partir de ahora». El único motivo para el optimismo, según Morawska, reside en una realidad que ya resulta imposible ignorar. «Hace diez años los científicos se afanaban en demostrar con gráficos el crecimiento de las emisiones de los gases de efecto invernadero. Ahora ya nadie duda de que el clima está cambiando rápidamente: sólo hay que ver los fuegos salvajes en Canadá o las temperaturas de hasta 40 grados en marzo en España. Todavía hay algunos negacionistas, pero cada vez son menos y tienen menos coraje».

Las otras premiadas L'Oréal Unesco for Women in Science

Además de Morawska los premios L'Oréal-UNESCO For Women in Science ha reconocido también a las profesoras Aviv Regev, por su aplicación de las matemáticas y la informática al campo de la biología celular; Suzana Nunes, distinguida por su destacada labor en el desarrollo de filtros de membrana innovadores para lograr separaciones químicas altamente eficientes; Frances Kirwan, por su trabajo en matemáticas puras combinando geometría y álgebra con el fin de desarrollar técnicas para comprender la clasificación de los objetos geométricos; y Anamaría Font, galardonada por sus importantes contribuciones a la física teórica de partículas y en particular al estudio de la Teoría de Cuerdas.

Este año, además, UNESCO y la Fundación L'Oréal han querido distinguir a tres científicas en el exilio: la experta en inteligencia artificial afgana Mursal Dawodi; la matemática iraquí Ann Al Sawoor, y la bióloga molecular nigeriana Marycelin Baba.

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