Liubov Sobol está en busqueda y captura en Rusia, es la disidente más amenazada por el Kremlin. /
Llega tarde a la cita, en un coche conducido por un chófer y vistiendo un traje de chaqueta rosa palo a juego con unas zapatillas deportivas. Todo ocurre deprisa, en un clima de tensión máxima , en un céntrico hotel de Tallín, la capital de Estonia. En el ascensor, explica, solo se montará con el fotógrafo. Para ella, cualquier desconocido es un sospechoso. Una vez en la habitación, evita tocar nada y mira instintivamente a su alrededor, tratando de controlar la situación.
Vídeo. Liubov Sobol, la mujer más amenazada de la Rusia de Putin.
La sesión de fotos apenas dura 20 minutos. Lo justo para que el fotógrafo Jorge Monedero, veloz y consciente de la situación, dispare unas cuantas veces para ilustrar la portada de este número. Poco después, se esfuma con la misma rapidez y el mismo halo de peligro y misterio con el que ha llegado. Así vive y trabaja Liubov Sobol (Lobnya, 1982), la principal opositora rusa a Vladímir Putin , abogada y mano derecha de Alekséi Navalni. Es la disidente política más famosa de Rusia (al igual que Anatoly Chubáis, antiguo mentor de Putin que ha huido de Rusia por la guerra ).
También la más amenazada. La entrevista con ella ocurre días antes, en el ambiente seguro de una sala de Zoom. Hace tres semanas que estalló la guerra en Ucrania. Ese día, los primeros ministros de Polonia, Eslovenia y República Checa viajan a Kiev para reunirse con Zelenski , Estados Unidos afirma que China ha prometido apoyar militarmente al Kremlin, las conversaciones entre agredido y agresor continúan en un clima de desconfianza mutua, Mariupol es el infierno.
MUJERHOY. Después de tantas semanas de amenazas y tantos esfuerzos diplomáticos, ¿esperaba que Putin diera el paso de invadir Ucrania?
LIUBOV SOBOL. A pesar de conocer muy bien cómo es Putin, de saber que es una persona peligrosa, que no cree en el diálogo, que no escucha, que es un asesino, lo cierto es que no me lo esperaba. Aunque siempre se presenta como una persona muy fuerte ante la comunidad internacional, nunca pensé que diera el paso de invadir Ucrania.
¿Cómo analiza ahora la situación?
Estamos en el peor escenario posible. Creemos que el plan de Putin es invadir Ucrania, anexionarla a Rusia y sustituir a Zelenski por una persona de confianza, seguramente Yanukovich. Pero, a medida que se va desarrollando el conflicto, empezamos a pensar que el plan es invadir y anexionar Ucrania y Bielorrusia.
Usted conoce a Putin mejor que nadie. ¿Hasta dónde cree que es capaz de llegar?
Putin creía que esta sería una guerra corta, pensaba que Ucrania se rendiría y no ha sido así. Si la operación hubiera sido más rápida, los siguientes hubieran sido los países bálticos: Georgia y Moldavia. Por eso, Occidente debe hacer todo lo posible para pararle los pies.
Estos días se utiliza la expresión «tercera guerra mundial» de una manera casi cotidiana, algo que solo hace unas semanas era absolutamente impensable. ¿Diría que Putin está dispuesto a desencadenar un conflicto global utilizando el arsenal nuclear ruso?
La tercera guerra mundial ya ha empezado, aunque Occidente no lo quiera ver o asumir. Aparte de Rusia y Ucrania, hay muchísimas fuerzas envueltas en este conflicto. No quiero decir nada sobre las armas nucleares, porque no sé lo que puede pasar, pero sí sé que Putin no se detendrá ante nada. No le preocupa que la economía de Rusia se hunda ni le importan las vidas humanas.
Los opositores Liubov Sobol y Alekséi Navalni, en una protesta en Moscú, en septiembre de 2019 /
¿Cree que las sanciones están haciendo mella en el Kremlin o se dan por amortizadas?
Me ha alegrado bastante ver la respuesta de Occidente, sobre todo porque Putin no lo esperaba. En su cabeza, Occidente está muy dividido y no pensaba que países como el Reino Unido, Estados Unidos o la Unión Europea se pusieran de acuerdo tan rápido para imponer sanciones así de fuertes contra él. Evidentemente, se equivocaba. Las sanciones ejercen mucha presión en la vida interna de Rusia, pero la única forma de frenar la guerra es que Ucrania gane. Para eso deberíamos escuchar todos al presidente Zelenski, que pide cerrar el espacio aéreo para que ni las aldeas ni las ciudades sigan siendo bombardeadas. No se está haciendo suficiente. Putin es una amenaza para todo el mundo civilizado. Y es muy injusto que solo Ucrania esté sufriendo.
Sin duda, la represión y la propaganda son muy fuertes en Rusia, pero llama la atención que solo unos pocos valientes protesten en las calles. ¿Por qué no son más multitudinarias las manifestaciones?
Todo el mundo entiende el miedo de los rusos, pero va más allá de eso. Aunque no quiero ser brusca, creo que en Occidente a nadie le meten un palo por el culo si le detienen. En Rusia, sí. Si sales a la calle y protestas, seguramente acabarás detenido, en la cárcel y te torturarán. Y nadie quiere pasar por eso.
¿Cómo de popular es realmente Putin en estos momentos?
A Putin debemos compararlo con Hitler. Igual que Hitler, primero ha ocupado su país y luego ha invadido el de al lado. Durante los 20 años que lleva en el poder, ha eliminado a todo posible opositor y activista: los expulsaba del país, los mataba o los callaba de alguna manera. Por supuesto, ha hecho un buen lavado de cerebros a la población rusa, gracias a los medios de comunicación. En Rusia no existe ningún canal de televisión o periódico que no sufra la censura. Lo único que podría empujar al pueblo ruso a salir en masa a la calle sería que se queden sin comida en la nevera, que pasen hambre. Pero eso es algo que no va a pasar hoy, mañana o dentro de una semana. Pasarán meses hasta que ocurra.
Hay quien apunta a un golpe de estado. ¿Lo ve factible? ¿Existen opositores en su núcleo más cercano?
Durante años, se ha encargado de limpiar la cúpula del Gobierno ruso. Por eso, la oposición o cualquier persona que pudiera desafiar su autoridad, ya no está. Solo se ha quedado con los más próximos. Sin embargo, nunca se puede descartar un golpe de estado. Las fuerzas de la oposición, como mi partido, siempre hemos intentado llegar al poder de forma pacífica y democrática.
Pero Putin se ha encargado de que ningún opositor participe o se presente a las elecciones. Navalni sigue en prisión y acaba de recibir una nueva condena de 13 años de cárcel. Yo misma tengo cuatro procesos penales abiertos, dos con sentencia dictada. La única forma de que deje el poder es o por muerte natural o porque alguien consiga derrocarle.
En agosto de 2019, Sobol es detenida en una protesta a favor de elecciones libres al parlamento regional de Moscú. /
Vládimir Putin llegó al poder cuando Liubov Sobol tenía 11 años. Ella, fascinada con las historias de Sherlock Holmes, fantaseaba con convertirse en detective privada, aunque terminó estudiando Derecho en la mejor universidad de Moscú. Tras trabajar como secretaria en un tribunal de la ciudad, en 2011 entró en la órbita de Navalni, por entonces un abogado que ejercía la oposición al Kremlin desde un blog que cada vez contaba con más seguidores. A su lado, su trabajo consistía en investigar las corruptelas y propiedades de los empresarios y burócratas más próximos al presidente, como el poderoso magnate de la restauración Yevgeni Prigozin, conocido como el «chef de Putin». Automáticamente, Sobol se convirtió, junto a Navalni, en objetivo del Kremlin.
Hace unos meses, y después de años de detenciones y amenazas, decidió dejar Rusia e instalarse en Estonia. ¿Qué precipitó esa decisión?
Si me hubiera quedado, ahora estaría en la cárcel en una celda de aislamiento. Solo tenía dos opciones: irme al exilio para poder seguir trabajando o estar en la cárcel. Pero no me siento como una r efugiada política: mi alma sigue en Rusia, con el pueblo ruso.
¿Cómo es su vida en el exilio y qué precauciones toma para garantizar su seguridad?
Me he ido de un sitio muy peligroso a un sitio menos peligroso, pero estoy insegura en todas partes. Todos sabemos cómo Putin ha perseguido a los opositores fuera del país y cómo muchos han terminado muertos. Aunque uno esté fuera, nunca está seguro al cien por cien.
¿Cómo se encuentra Navalni? ¿Tiene acceso a él?
Sí, pero es complicado porque tiene que ser a través de los abogados que le visitan en la cárcel. Está en aislamiento total. Las cárceles rusas son muy duras y ese tipo de régimen es más duro todavía. Son condiciones infrahumanas que destruyen a las personas.
Con una pancarta que dice «Soy, somos todo el país», en 2019. /
Además, acaba de recibir una nueva condena de nueve años de cárcel...
El veredicto no me ha sorprendido, está claro que Putin no quiere dejarle salir de la cárcel. Navalni no está en la cárcel por haber cometido un delito, sino porque se opuso a él, aspiró a la Presidencia y dijo la verdad. Mientras Putin esté en el Kremlin, no podrá salir libre. En Rusia, cualquier actividad de oposición está prohibida. Putin está arrebatando el futuro de los rusos y haciendo imposible cualquier transferencia pacífica de poder: las elecciones están prohibidas, los críticos están encarcelados. Seguiremos luchando por Rusia, pero cada día es más difícil.
¿Por qué teme Putin tanto a Alekséi Navalni?
No solo le teme a él, teme a todos aquellos que estén organizados y tengan poder de convocatoria. Como ha podido ver todo el mundo, Putin es bastante cobarde. Lo demuestra con su forma de aislarse en un búnker y de no querer reunirse con líderes como Macron, Zelenski o Scholz.
¿Por qué decidió meterse en política y cómo entró en la órbita de Navalni?
Siempre me ha interesado el trabajo público. Había sido voluntaria en protectoras de animales y observadora en las elecciones. Al ver la situación, lo injusto que era todo, las malas decisiones que se tomaban, la corrupción, quise hacer algo por mi país. En Rusia, la corrupción toca todas las esferas: la educación, la sanidad, las infraestructuras, los servicios sociales... Todo.
Y esas corruptelas afectan muchísimo a la gente corriente. No es que los rusos no tengan derechos políticos, es que no tienen ni derechos laborales. Por eso, hace 11 años decidí unirme al equipo de Navalni. He trabajado como abogada, llevando esos casos de corrupción a los tribunales, pero eso allí no sirve para nada.
¿Se aprende a vivir con miedo o ya no lo tiene?
Seguramente yo sea una excepción. No todo el mundo puede vivir con esta presión tantos años. Me han perseguido y en 2016 mi marido casi fue asesinado cuando yo investigaba al «chef de Putin» [un desconocido le atacó con una jeringuilla que contenía un potente fármaco anestésico de uso veterinario]. Mi padre ha tenido que exiliarse, han seguido a mi hija pequeña... No es que no tenga miedo, es que he aprendido a vivir intentando no pensar en ello y continuando con mi trabajo.
Sobol, con la bandera rusa sobre los hombros, junto a Navalni y su mujer, Julia, en una marcha en Moscú en febrero de 2020, en memoria del opositor asesinado Boris Nemtsov. /
La presión nunca ha podido con ella. Ha tratado de presentarse tres veces a diferentes procesos electorales. Todas sin éxito. En 2019, cuando su candidatura fue vetada sin explicaciones, pasó 32 días en huelga de hambre. Ha estado detenida tantas veces que ha perdido la cuenta y su casa ha sido registrada en innumerables ocasiones. Todo se recrudeció después de que, en agosto de 2020, Navalni fuera envenenado con el agente nervioso novichok, mientras viajaba en avión desde Siberia a Moscú. Sobrevivió de milagro, tras varias semanas en coma. En agosto de 2021, acusada de violar las restricciones Covid, Sobol fue sentenciada a año y medio de libertad bajo fianza. Poco después, se exilió a Estonia. En Rusia, sigue vigente una orden de búsqueda y captura.
En una ocasión, dijo que es una «fanática por naturaleza» y que eso le ayuda a no amedrentarse.
Quise decir que es algo innato en mi personalidad. Quiero seguir defendiendo la justicia y no puedo apartarme de mis ideales ni engañarme a mí misma a cambio de una recompensa material. Ahora mismo, a muchos conocidos que viven en Rusia lo único que les preocupa es que cierre Ikea. Cada persona tiene un nivel de empatía diferente, pero yo soy incapaz de ver cómo la injusticia se apodera de nuestra sociedad.
En un momento tan convulso, ¿conserva la esperanza sobre el futuro de su país?
[Se detiene por primera vez y suspira] Una pregunta muy díficil. Si hablamos de un futuro con Putin, creo que no tiene ningún futuro. Solo habría espacio para la catástrofe y condiciones muy duras para la población. No puedo decir que tenga un pronóstico optimista.
En diciembre de 2019, la abogada se hace un selfie ante varios policías, en las oficinas de la fundación anticorrupción de Navalni. /
¿Navalni o usted misma podrán presentarse algún día a unas elecciones libres?
No sé si después de todo esto habrá una Rusia. Desde que la Unión Soviética se disgregó, hemos pasado por todo tipo de conflictos políticos. Ahora mismo, no tengo respuesta a esa pregunta.
En los días más optimistas, ¿cómo se imagina una Rusia libre y democrática?
Rusia debería ser un país civilizado normal. No hay que inventarse nada. Lo único que deseo para mi país es que se cumplan los derechos humanos, que el Estado trabaje para las personas y no las personas para el Estado, y que no haya tanta injusticia. En Rusia deberían existir tribunales independientes que defiendan tanto a las personas como a las empresas. Debería haber un parlamento elegido por la gente en el que se expresara la opinión de los ciudadanos, en lugar de haber personas sentadas en un sillón dándole a un botón. Deberían existir medios de comunicación independientes que pudieran expresarse libremente sin temor a un expediente por opinar sobre el régimen.
¿Qué le diría a Zelenski si pudiera hablar con él?
No sé qué le diría, pero al pueblo ucraniano sí le pediría perdón. Perdón por no haber hecho lo suficiente contra el régimen de Putin, por no haber sido lo suficientemente fuertes o más inteligentes para derrocarle y que no llegase adonde ha llegado.
¿Y qué mensaje le gustaría lanzar a la comunidad internacional?
Hay que ayudar a Ucrania a ganar la guerra, porque su población está sufriendo y es la frontera entre Rusia y el resto del mundo. Si Ucrania gana esta guerra, ganará el mundo civilizado.