Jamie Lee Curtis ha contado que tiene una hija trans, y lo que importa es el porqué de su declaración pública. / getty

La voz de nuestros hijos

«Todos hemos callado por un falso sentido del pudor, creyendo que es mejor la discreción».

En el segundo en el que vi por primera vez a mis hijos, no sentí amor, eso vino justo después, sino un enorme, indescriptible instinto de protección. Ahí estaban ellos, pequeñísimos y vulnerables, y ahí estaba yo, que me sentía capaz de, literalmente, mover montañas si era necesario.

Supongo que nuestros grandes miedos tienen que ver con su infelicidad, con los mil peligros que les esperan ineludiblemente en cada esquina, pero también con el temor de que sean diferentes, no ya a como nosotros les imaginábamos, sino al modelo que, creemos, les garantiza un pasaporte para la aceptación social.

J Jamie Lee Curtis ha contado que tiene una hija trans y lo importante no es el anuncio, sino el porqué de su declaración pública. Lo cuenta, explica, porque siente que corre peligro, que puede ser atacada, que hay un discurso del odio que la amenaza.

Porque ella tiene una voz que puede utilizar y la utiliza. Y estoy de acuerdo. Todos tenemos una voz y todos deberíamos usarla. La de Jamie Lee Curtis llega muy lejos, pero la nuestra quizá pudo resonar en una reunión del colegio, en una fiesta de cumpleaños, con ese profesor que menospreciaba a los que no se ajustaban a su molde, en una conversación entre amigos...

Todos hemos callado alguna vez por un falso sentido del pudor. Nos hemos dicho que la discreción es la mejor de las medicinas. Nos hemos convencido de que llamar la atención sobre sus diferencias quizá no es lo mejor para nuestros hijos. Y en el fondo, sabemos que esa vocecita estrangulada es una señal, no del miedo que sentimos por ellos, sino de nuestra propia y pequeña cobardía.

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