Buscando un lugar en el metaverso: la realidad virtual ha llegado para quedarse (o eso vaticina Mark Zuckerberg)

La realidad virtual ha llegado para quedarse. O eso vaticina Mark Zuckerberg. Este universo digital paralelo ya no es cosa de videojuegos y gamers. Empresas de todos los sectores ya apuestan por las experiencias interactivas... y el negocio millonario que representan.

Muchos han querido trasladar la vida física a espacios digitales. En un futuro no muy lejano eso será una realidad. / JON COMPSON / GALLERY STOCK

Martín ULLOA

El término lo encontramos en la novela Snow crash que Neal Stephenson publicó en 1992. Ya entonces, el autor de ciencia ficción norteamericano imaginaba avatares con apariencia humana que vivían en edificios digitales y entornos de realidad virtual. Desde entonces, muchos han querido trasladar la vida física a esos espacios digitales, como intentó (sin demasiada suerte) Second life. En octubre, cuando Mark Zuckerberg anunció que su empresa dejaría de llamarse Facebook para pasar a conocerse como Meta, se evidenció la apuesta definitiva por este mundo virtual inmersivo. Desdoblar nuestra vida entre lo real y lo virtual requería una tecnología más avanzada que ya está aquí y que permitirá a los seres humanos transformarse en avatares holográficos tridimensionales en un mundo digital e hiperrealista del que será complejo ausentarse.

El anuncio de Zuckerberg, asediado por las deficientes políticas de privacidad de su compañía y por las filtraciones que han salpicado a Instagram, no parece casual. Los escándalos se acumulan sobre su mesa. Basta recordar el de Cambridge Analytica en 2016, cuando los datos de los usuarios de Facebook fueron vendidos a una consultora política, demostrando que las elecciones del país más poderoso del mundo podían estar dirigidos por algoritmos en la sombra. Pese a todo, y aunque el anuncio estuviera diseñado para tapar sus vergüenzas, lo innegable es que el metaverso se ha convertido en un negocio millonario del que muchas empresas, no solo tecnológicas, sino también grandes firmas de sectores como la moda, quieren obtener un suculento pedazo del pastel.

Ralph Lauren ya tiene presencia en el mundo virtual de Zepeto

Internet encarnado

Zuckerberg y sus defensores lo presentan no como una versión mejorada de Internet, sino como una versión mejor de la realidad en la que socializaremos, aprenderemos, colaboraremos y jugaremos en un espacio virtual 3D interconectado que el fundador de Facebook describe como un «Internet encarnado». Y ese espacio, más similar a un videojuego o un capítulo de Black mirror, ya no sólo apunta a lo lúdico, sino también al mundo del trabajo. La pandemia, el desarrollo forzoso del trabajo remoto y el mayor peso de los entornos digitales en nuestras vidas han favorecido su eclosión.

Dicen los analistas que el 70% de las grandes empresas estarán en el metaverso en cinco años y algunos ya le han puesto precio al negocio: será un mercado de 800.000 millones de dólares en dos años gracias al éxito de los NFT y las criptomonedas. Tanto es así que hay quien dice que más del 50% de las actividades diarias se podrían realizar en el metaverso en 2025. Los expertos de Wildbytes señalan al videojuego Fortnite como señuelo de esta nueva revolución digital, donde millones de personas juegan on-line generando un negocio de miles de millones de dólares al año.

Imagen de un desfile virtual de Jil Sander.

La moda virtual

Pero el metaverso pretende aglutinar a todo el mundo analógico y por eso, está entrando de manera disruptiva en el sector de moda. Los analistas de Morgan Stanley señalan que la industria podría invertir 50.000 millones de dólares en el metaverso en los próximos años. Zara también se ha apresurado a la conquista del mundo virtual de Zepeto, que tiene más de 200 millones de usuarios globales. Aquí presentaron virtualmente su campaña AZ Collection, igual que Ralph Lauren, que reproduce la versión virtual de sus tiendas físicas en el mismo espacio o H&M, en cuya colección H&M Innovation Circular Design Story los usuarios pueden crear su avatar digital y subirse a una pasarela virtual.

Otras como Diesel, Maison Margiela o Jil Sander se han lanzado de lleno a la carrera en la plataforma Brave Virtual Xperience (BVX) y Gucci lanzó hace unos meses Roblox, una colección de bolsos, gafas de sol y sombreros en calidad de artículos digitales. Y mientras Balenciaga colabora con Fortnite, Louis Vuitton lanzó en agosto el juego digital Louis: the game, donde los participantes pueden ganar obras en NFTs del artista digital Beeple, que ha ingresado más de 70 millones de dólares por la subasta de su obra virtual.

Metas realistas

Del mismo modo, las plataformas de streaming preparan talent shows virtuales que permitirán pertrecharse bajo avatares digitales. En nuestro país, la escuela Madrid Content School ha presentado MadWorld, un espacio virtual de confluencia entre la enseñanza y las empresas que ya operan en el metaverso.

A pesar de los repetidos errores de Facebook en materia de privacidad, Zuckerberg sostiene que el metaverso será seguro y deseable: «La interoperabilidad, los estándares abiertos, la privacidad y la seguridad deben incorporarse al metaverso desde el primer día», ha dicho. Los partidarios del metaverso como él prevén que sus usuarios trabajen, jueguen y se mantengan conectados con sus amigos a través de todo tipo de actividades; desde conciertos y conferencias hasta viajes virtuales alrededor del mundo. ¿Es esta la virtualización definitiva de la vida real?

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