Hallan muerta en su casa a Verónica Forqué, la actriz más dulce del cine español que reapareció en Masterchef (y ya se habla de un posible suicidio)

Verónica Forqué, una de las actrices más importantes del cine español de las últimas décadas, ha aparecido muerta en su casa. Nos dice adiós la sonrisa más dulce de la gran pantalla en castellano y heredera de una saga cinematográfica esencial en nuestra historia.

Tristeza y sorpresa máxima en el cine español al conocerse la noticia del fallecimiento de Verónica Forqué (66 años), una de las actrices más queridas de la industria que, en los últimos meses, había reaparecido en el programa de televisión MasterChef Celebrity. Según confirmaron fuentes de la investigación a distintos medios de comunicación, la actriz se habría quitado la vida: su empleada de hogar habría llamado a los servicios de urgencia para avisar de un intento de suicidio. Verónica Forqué había confesado en varias ocasiones que padecía depresión y, de hecho, tuvo que abandonar el concurso en su tramo final por problemas de salud.

Hija del productor de cine José María Forqué y de la escritora Carmen Vázquez-Vigo, Verónica Forqué estaba divorciada del director de cine Manuel Iborra, padre de su hija María, artista y modelo muy popular en Instagram. Ganadora de cuatro Goyas y actriz favorita de Fernando Colomo, Fernando Trueba o Manuel Gómez Pereira, comenzó en el cine de la mano de Pedro Almodóvar en ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984). Su entrañable interpretación en esta película hizo de la comedia su territorio natural.

Verónica Forqué habló públicamente de sus padecimientos con la depresión tras su separación de Manuel Iborra, en 2014. Fue una ruptura dolorosísima, pues había sido prácticamente la única pareja que se le había conocido a la actriz, más allá de un breve romance con el actor Joaquín Kremel. Forqué e Iborra se conocieron en 1980, se casaron en 1981 y estuvieron juntos 34 años, de ahí que la actriz reconociera en su reciente paso por Masterchef Celebrity: «Mi ex, con el que he estado 34 años de mi vida, es el amor de mi vida y siempre lo será, no va a haber otro».

Y añadió: «Es un hombre del que me separó yo hace seis años y que nunca jamás me ha vuelto a hablar, nunca. Se acabó porque él quiso que se acabara, porque yo le amaba, pero no le podía soportar, era un aburrimiento de vida, parecía una vieja de 80 años. Ahora estoy muy zen, tengo que encontrar el equilibrio».

En 2020, en una entrevista concedida a un diario, confesó que la ruptura y el fallecimiento de su hermano la abocó a una depresión con la que batallaba desde entonces. «Tuve una depresión horrorosa en 2014, cuando me di cuenta de que había dejado de querer al amor de mi vida. La superé con medicamentos y psicoanálisis, pero luego murió mi hermano (Álvaro Forqué) y fue otro mazazo. Y a los cuatro años, en 2018, falleció mi madre».

En sus últimas apariciones en Mastechef, donde habló de su maravillosa relación con su hija María, su sostén emocional principal, y su afición al yoga y la meditación, reconoció que no podía seguir el ritmo del programa hasta el punto de abandonar por sentirse «muy derrotada». Su paso por el concurso fue, de hecho, muy comentado por sus llamativos cambios de humor. «Estoy regular. Necesito descansar», escribió para explicar su despedida. «En la última prueba del cocinado por equipos me agobié. Yo no soy de tirar la toalla, pero esta vez hay que ser humilde y decir 'no puedo más'. Hay que ser coherente, procuro serlo. Y si no puedo más, no puedo más. Mi cuerpo y el universo me estaban diciendo: necesitas parar».

Verónica Forqué se convirtió en una de las actrices más solicitadas de los años 80 y 90, con papeles siempre muy característicos en las películas más importantes de esas décadas. Poseedora de una voz inconfundiblemente dulce, tuvo una larga y exitosa carrera tanto en cine como en televisión y en el teatro. Con Pedro Almodóvar repitió en Matador (1986) y Kika (1993), con la que ganó su cuarto Goya.

Fernando Trueba la dirigió en Sé infiel y no mires con quien (1985) y El año de las luces (1986), donde su interpretación de le valió otro galardón. Sin embargo, fueron las comedias ligeras las que le permitieron mostrar todo su talento: Bajarse al moro (1988) y La vida alegre (1987), por la que obtuvo su primer Goya como actriz protagonista, ambas de Fernando Colomo; o ya en los 90 Salsa rosa y Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo, de Manuel Gómez Pereira.

Uno de los personajes más importantes de su carrera se lo ofreció, sin embargo, la televisión. La inolvidable serie de Televisión Española 'Pepa y Pepe' (1995), dirigida por Manuel Iborra, la convirtió en una de las actricesmás queridas del momento, gracias a su extraordinaria química con Tito Valverde, su marido en la serie, y sus dos hijas, interpretadas por María Adánez y Silvia Abascal.

Inspirada en la serie de televisión estadounidense 'Rosseanne', creada por Rosseanne Barr y basada en su propia biografía, dejó huella en la ficción internacional y española al reflejar las visicitudes de una familia de clase trabajadora. El primer capítulo de la serie de TVE-1 se convirtió en el programa más visto del día, logrando una audiencia media de 5.444.000 espectadores y una cuota de pantalla del 31.1%. En su segundo capítulo subió a 6.285.000 espectadores y en el tercero alcanzó los 6.757.000 espectadores. Fue, probablemente, su momento de mayor cariño popular.