¿Por qué Elsa Schiaparelli fue una de las diseñadoras más importantes del siglo XX?

El televisivo Nacho Montes publica mañana 'La italiana de París' (ed. Esfera de los Libros), una novela con la icónica diseñadora Elsa Schiaparelli como protagonista. El escritor y periodista reflexiona para Mujerhoy sobre la relevancia de su legado en la moda.

Yo tengo claras tres respuestas. No son más importantes unas que otras. Su conjunto explica la trascendencia de la figura de Elsa Schiaparelli, esta gran desconocida hoy para muchos porque Chanel la engulló pasado los 50, en la historia de la moda.

La primera sería por visionaria absoluta. Ella creó esto que hoy conocemos como desfiles presentaciones. Decidió organizar sus pasarelas como si fuesen pequeñas representaciones teatrales, con su inicio, su trama y su desenlace. Con un hilo conductor perfectamente marcado. Muy lejos de aquellos desfiles clásicos con clientas en los 'atelier' de los modistos más reputados. Teatrales y multitudinarias fueron las sonadas presentaciones de las colecciones Cirque y Zodiac, a finales de los años 30. Rodedadas de celebridades.

Todo eso que su rival Coco Chanel criticaba en su día, por considerar que esta intrusa en Francia era más una artista que una diseñadora, es y será parte del legado que dejó para la moda actual y los desfiles de hoy en día la visionaria Schiaparelli. Eso mismo que hace ahora la Maison Chanel para gloria de la firma, lo inició su entonces rival hace más de 80 años.

La segunda respuesta sería por ilustrada y creativa. Porque nadie en su mundo habría podido imaginar a una mujer tan preparada intelectualmente, tan amante del arte, de las expresiones culturales y de la intelectualidad. Eso es lo que volcaba Elsa Schiaparelli en sus creaciones y que suplía con creces su falta de experiencia como 'couturière' y como patronista.

Chanel, Balenciaga y Dior fueron algunos de los grandes modistas de su tiempo. Schiaparelli fue la creativa irreverente que rompía moldes y no usaba patrones. La que explotaba el color, la estampación y la absoluta extravagancia hasta la locura. La que reunía al todo París en sus fiestas más deseadas. La que se rodeaba de artistas de todos los ámbitos.

La tercera respuesta sería la libertad. Esa virtud que muy pocas mujeres supieron abanderar hasta bien entrado el siglo XX porque para hacerlo tenían que enfrentarse el mundo. Elsa Schiparelli fue un ejemplo de mujer libre donde los haya. Se enfrentó a su familia, a su sociedad, a las envidias, a las polémicas y a un planeta de hombres poderosos y de mujeres en la sombra. Su huelga de hambre en Suiza, donde su familia la recluyó tras escribir un poemario que consideraban más que escandaloso, fue el punto de partida de todas las luchas por la libertad que vendrían después a lo largo de su vida.

Si sumamos estas tres respuestas podemos entender perfectamente lo que fue entre los años 20 y los 40 la figura de esta ilustre italiana, descendiente de la aristocracia de los Medici, capaz de superar en Francia y ante los ojos del mundo internacional de la moda a la mismísima Coco Chanel.

Ella fue sin duda alguna la súper empresaria, la madre, la hija, la sobrina, la amiga y la guía de muchas mujeres que estaban por surgir para triunfar y callar muchas bocas. Supo rodearse de grandes hombres poderosos por su arte y su talento. Y se aprovechó de ellos, sin maldad pero sin piedad, para hacerse tan fuerte o más que sus colegas masculinos.

El astrónomo Giovanni Schiaparelli, su tío paterno, abrió la lista de esos hombres que conformaron el cerebro ilustrado y soñador de Elsa. Salvador Dalí, Jean Cocteau, Paul Poiret, Man Ray, Francis Picabia… tuvieron mucho que ver en ello.

Dalí fue amigo, cómplice y artífice de algunas de sus grandes creaciones para la historia. Como el sombrero zapato que creó para Daisy Fellowes, la primera súper 'influencer' del mundo, hija y heredera del imperio Singer, y tan rica como atractiva, escandalosa y caprichosa.

El vestido langosta, inspirado también por el pintor surrealista, con el que posó la duquesa de Windsor Wallis Simpson para el objetivo de Cecil Beaton en los jardines del Château de Candé, días antes de su matrimonio con Eduardo VIII, fue el inicio de una tanda de historias de mujeres que reivindicaban ante el mundo la libertad de los sueños.

Pocas personas de la moda podrán decir que pisaron tan alto que al final sus diseños fueron, más que una vocación, un simple lienzo inmenso para gritar pensamientos, artes, deseos y libertades.

Así fue la controvertida Elsa Schiaparelli y así, pero bañada de todas las sensibilidades que nunca quiso enseñar en público, he querido retratar en mi historia, mitad realidad, mitad ficción, a mi divina y entrañable 'Schiaparelli, la italiana de París'. Ella y yo, os esperamos con gusto ahora en el corazón de mis páginas.

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