Al final todo queda en casa. En casa de los Bardem Cruz, epicentro de la polémica cinematográfica de la semana, gracias a la designación de 'El buen patrón' como la candidata española a los premios Oscar. Tras las buenas críticas de la película de Pedro Almodóvar, 'Madres paralelas' parecía favorita para representarnos en la gran gala del cine global. No sólo por la familiaridad internacional con el universo del director manchego, sino por el tirón indudable de Penélope Cruz, habitual del glamour de Hollywood. Minusvaloramos, sin embargo, el infinito carisma de Javier Bardem, sobre todo si tiene entre manos a un verdadero villano. Eso es lo que ocurre en 'El buen patrón', la cinta de Fernando León de Aranoa que finalmente tratará de pasar el corte de la nominación.
La historia de amor de Javier Bardem con los villanos es larga y, además, está refrendada por el Oscar al temible psicópata de 'No es país para viejos' (2007). Otro loco peligroso produjo en 2012 un escalofrío universal: se trata de Silva, el inquietante malvado que interpretó en 'Skyfall' (2012) y el mejor de los malos a los que se enfrenta el James Bond de Daniel Craig. El protagonista de 'El buen patrón' tiene mucho en común con estos personajes, en especial, un trabajo de caracterización increíblemente preciso, que subraya los elementos más inquietantes de la fisionomía del actor. Además, nos acerca a un nuevo tipo de locura que no es ya la psicopatía ni la obsesión sociópata, sino la mucho más aceptada crueldad narcisa de un empresario tóxico.
En 'El buen patrón', Javier Bardem encarna a Blanco, el propietario de una empresa de fabricación de balanzas industriales de una ciudad española de provincias, capaz de cruzar todas las líneas rojas para lograr sus objetivos. El tono de la cinta es el de la comedia satírica, aunque seguramente a más de uno se le hiela la sonrisa al reconocer alguna de las estrategias de este ma jefe. La crítica internacional no ha caído rendida ante la cinta de León de Aranoa, que podríamos cruzar tanto con 'Los lunes al sol' (2002), sobre el drama del paro, como con 'Huevos de oro' (Bigas Luna, 1993), en la que Bardem interpretó a Benito, un constructor sin escrúpulos. Sin embargo, es unánime ante Javier Bardem: su carisma es diabólico.