Nos gustaría mucho poder decir que la limpiadora, la asistenta, la señora de la limpieza se ha convertido en un personaje tan recurrente en la ficción como el de la rica heredera o la mujer policía. No es así. Podemos contar con los dedos de las manos las series de televisión que ahora mismo nos muestran la vida de las personas pobres o precarizadas, mientras se nos acumulan los títulos protagonizados por ricas, famosas y millonarias. ¿Tendrá eso algo que ver con lo mucho que deseamos el éxito y lo poco que empatizamos con quien necesita apoyo económico? Por si acaso, te proponemos una serie para entrenar la empatía con varios atractivos añadidos: se llama 'La asistenta' y se estrena ya en Netflix.

'La asistenta' se basa en la novela 'Maid: Hard Work, Low Pay, and a Mother's Will to Survive', una historia real publicada en 2019 por Stephanie Land que ha sido superventas, un poco como ocurrió aquí en 2016 con 'Manual para mujeres de la limpieza' (Alfaguara), de Lucía Berlín. Recordemos: Pedro Almodóvar trabaja ya en la adaptación al cine esta novela. La serie te va a sorprender, sobre todo, por la elección de su protagonista, una actriz que frecuenta la alta costura, el lujo y la sofisticación, a la que recordarás por un impactante anuncio para Kenzo de 2017: Margaret Qualley. Coincide, además, por primera vez en pantalla con su madre, Andie MacDowell, que interpreta además a su madre en la ficción. La doble química madre-hija funciona a la perfección.

Qualley interpreta a Alex, una joven que tiene que dejar la universidad cuando abandona, embarazada, una relación abusiva. Comienza a trabajar como asistenta en casas de familias ricas, para las cuales su presencia se reduce a la de un mero fantasma. Su empresa, además, solo contrata a mujeres muy necesitadas de algún tipo de ingreso, pues aceptan hasta pagar sus propios uniformes y productos de limpieza: necesitan desesperadamente un contrato de trabajo para poder pedir ayudas públicas. El punto de partida es un dramón, pero los guiones de Molly Smith Metzler, responsable de 'Shameless' y 'Orange is the New Black', abren muchos espacios para el sentido del humor. Menos mal.