Hace unos años dirigí una cabecera internacional que primero lanzamos en España y, ocho años después, en México. No era fácil porque suponía intentar entender los intereses de lectores que compartían idioma pero a veces vivían en universos paralelos. México entonces sufría entre otras muchas crisis, la migratoria, con Trump empeñado en que los problemas se solucionan con un muro pagado por los mismos vecinos desesperados que intentan saltarlo para sobrevivir.
En mitad de ese jaleo, publicamos una portada en la que aparecía Melania Trump con una imagen y un texto que, a toda la redacción (en México y en España) nos parecía muy crítico. Treinta segundos después, las redes ardían. Hasta aquí, normal. Pero entonces alguien falsificó un tuit en el que yo insultaba a los lectores mexicanos que se quejaban de la portada. No era nada muy sofisticado, simplemente un poco de Photoshop, mi cara y un comentario infantil y ofensivo. Twitter certificó que el comentario no había salido de mi cuenta. La revista emitió un comunicado explicando esto mismo. Dio igual. Durante una semana sentí el odio que se hacía cada vez más grande y me aplastaba como la piedra gigante al Coyote de los dibujos del Correcaminos.
Ahora lo veo con distancia, pero créanme que no es agradable recibir cientos de amenazas contra ti y contra toda tu familia. En las redes querían verme muerta, quemada, enterrada viva o violada. La policía me recomendaba paciencia y no viajar a México en unos meses. Change.org pedía mi dimisión con emails encendidos que yo recibía porque el algoritmo no entiende muy bien que no es muy educado pedirte que firmes una petición contra ti misma. La agencia de comunicación experta en gestión de crisis que nos asesoraba me interrogaba con fiereza para entrenarme en las apariciones en radio y televisión. Yo me desconecté y mi cuerpo tuvo el sentido común de pillar una gripe, que me tuvo en la cama hasta que el tsunami empezó a pasar.
Isabel Zubiaurre, meteoróloga de La Sexta, ha sido insultada sin medida por un vídeo que alguien colgó en redes de manera muy malintencionada y en el que parecía que hacía un comentario estúpido sobre la erupción del volcán de La Palma. Se hizo viral. Querida Isabel, quien te criticasin haber dedicado ni tres segundos a saber exactamente por qué es idiota. Hay muchos, sí, pero no merece la pena darle más vueltas. Un abrazo.