Olivia Ruiz. / laura gilli

LA CANCIÓN DEL EXILIO

Olivia Ruiz, la nueva estrella de la 'chanson' francesa y autora revelación: «Mis abuelos refugiados no tuvieron la vida que merecían. Tenían derecho a la ambición»

Estrella de la chanson, esta nieta de migrantes españoles indaga en su herencia de ausencias, dolor y silencios en un libro que la ha convertido en la revelación de la literatura francesa.

En cada viaje familiar a Girona, el padre de la artista francesa Olivia Ruiz (Carcassonne, 1980) la animaba a tararear canciones para hacer el trayecto más entretenido. A los nueve años, le enseñó la versión en castellano de La foule, de Edith Piaf, traducida como Que nadie sepa mi sufrir. Después de entonar las primeras tres estrofas, se hizo el silencio en el coche.

«Se quedaron perplejos, porque en mi voz se dio una metamorfosis, como si miles de voces habitaran en mi pecho. No conocía el idioma, pero las palabras sonaban naturales y con un timbre más grave y trágico», comparte la cantante y compositora, todo un fenómeno de ventas en su país, con álbumes que superan el millón de copias.

Desde aquel momento sintió «una llamada» y comenzó a coser a preguntas a sus tres abuelos españoles sobre el pasado en su país de origen. Había tocado hueso. Su abuela materna le pedía que se callara, que eran franceses naturalizados y no había nada de qué hablar. La paterna, lloraba y lloraba, las lágrimas le impedían verbalizar sus recuerdos. Cuanto menos querían contarle, más quería ella comprender.

Con el tiempo, Olivia solicitó su pasaporte español. En 2008, publicó su primer disco de canciones en castellano, La chica de chocolate. En 2016 desarrolló junto al coreógrafo francés Jean Claude Gallotta una pieza de danza inspirada en el desarraigo, Volver, y hace unos meses ha debutado en la literatura con un libro, El color de tus recuerdos (Duomo Ediciones), que han leído más de millón y medio de franceses. «Es la tercera piedra del edificio de mi memoria», declara la autora, que ha vendido los derechos para que se convierta en serie.

Mujerhoy. ¿Cuál es la importancia de romper la ley del silencio que imperó en la generación de sus abuelos?

Olivia Ruiz. Esencial, inmensa. Mis abuelos no tuvieron la vida que merecían, siempre trataban de ser más pequeños, más franceses. Mi familia tenía derecho a la ambición. Hay algo de injusticia en sus existencias.

MH. Para la protagonista, oír y hablar español es volver a ser la niña que fue. ¿Qué significan esas cosas para usted?

Me provocan una sensación contradictoria. Vivo con complejo a hablarlo en público, es como si la ilegitimidad de mis abuelos fuera una herencia, pero me encuentro muy bien en ese idioma, que siento más próximo a mí y que me inspira solidaridad. Desde los 20 años vivo en París, donde el culto al individualismo es muy importante, así que el lado mediterráneo de mi cultura y de mi personalidad a menudo me resulta difícil encontrarlos por allí.

MH. A este respecto, la vida de los personajes de este libro estuvo marcada por el compromiso político. ¿Echa de menos esa militancia en nuestros días?

Este libro también es una manera de invitar a los lectores a cambiar sus miradas hacia los migrantes. El otro no tiene por qué darte miedo, sino parecerte una riqueza inmensa para tu propio crecimiento personal. No soy muy política, no me gusta utilizar mi éxito para influir, pero en El color de mis recuerdos hay algo súper social entre líneas.

Hace 80 años, Francia asistió al sufrimiento de millones de personas que ahora están completamente olvidadas. En mi país no se estudia ese periodo en los libros de historia, no se sabe que la dictadura franquista se extendió tanto tiempo. Creo que, si tuviésemos más presente el pasado, no cometeríamos los mismos errores ni traumatizaríamos a tantísimas personas.

MH. La palabra libertad está presente en todo el libro. ¿Cómo interpreta usted un concepto tan manipulado?

Soy una mujer con una inmensa necesidad de libertad. Mis heroínas son como yo y, cuando imaginaba sus pasados, pensaba en lo insoportable que sería tener que vivir con ese sentimiento de opresión. Para ellas es una obsesión, porque cuando se les robó la libertad, se les fue una vida entera.

MH. También aborda la realidad de las madres que abandonan a sus hijos. ¿Por qué?

Cuando el que abandona es el padre se percibe como algo esperado, casi normal. Eso está cambiando, tanto de un lado como de otro. También está la idea de que todo puede ser perdonado y, por qué no, llegar a entenderse que una mujer necesite irse.

MH. ¿El sentimiento de arraigo puede venir a través de un guiso?

Totalmente. Muchas veces paseo y me paro porque huelo algo que me recuerda a la cocina de mis abuelas. Una no quería enseñarme sus recetas para que no fuera la esclava de los hombres. Con el tiempo conseguí preparar sus platos. De lo que no quiero privar a mi padre, como tampoco quise quitarle a mi abuela, es del placer de prepararme el alioli al llegar a su casa. El alioli de papá es la felicidad.

MH. Su protagonista dice: «Si se apunta a lo imposible se puede esperar cualquier cosa extraordinaria» ¿Cuáles serían sus imposibles?

Algún día me gustaría hacer una película. Siento un amor increíble por el cine. Después de ver una película de Pedro Almodóvar, no soy la misma persona; amo más la vida y acepto mejor a las mujeres que me rodean. También me gustaría bailar más. Mi vida nunca será lo suficientemente larga para hacer todo lo que me gustaría y para decir te quiero.

Temas

Música