El caso de los Metabirkin explica por qué Keanu Reeves se ríe (y mucho) de los NFT

Muchos analistas de lo digital han tendido puentes entre el Metaverso que ya sueña Mark Zuckerberg y esa realidad paralela llamada Matrix. El momento no puede ser más propicio: los universos virtuales, impulsados por marcas de moda o videojuegos, no paran de crecer y la película de las hermanas Wachowski llega a las pantallas por partida doble, en reestreno gracias a su 20 aniversario y en la premiere de su última entrega, The Matrix: Resurrection . De momento, los grados de separación entre uno y otro son incontables, aunque ya podemos detectar rasgos que comunes y muy inquietantes, por ejemplo, la facilidad con la que podemos copiar, clonar o replicar en el espacio digital. El caso de los carísimos bolsos Birkin de Hermès tiene al Metaverso en vilo.

El pasado noviembre, el creador digital Mason Rothschild creó 100 NFT inspirados en el legendario bolso Birkin de Hermès, una versión peluda y digital de este que pretendía ser un homenaje a la marca y que exhibió en su concept store de Los Ángeles, Terminal27. Estos NFT, llamados Metabirkins, se vendieron por 200 ethereum (unos 790 dólares cada uno). Los NFT son la traslación digital de los objetos únicos del mundo analógico, ya sean obras de arte o de diseño o objetos en edición limitada: no hay dos NFT equivalentes y no se pueden intercambiar ni modificar. Estos objetos digitales arraigan su valor en la tecnología blockchain, que garantiza su autenticidad. Lo que no impide, claro, es la copia.

Mason Rothschild denunció pocos días después de la venta de sus Metabirkins que se habían vendido cientos de copias de sus diseños digitales, hasta llegar a un valor de 35.000 dólares solo en un marketplace llamado OpenSea. Rothschild advirtió indignado, muy indignado, de que esas copias jamás podrían conseguir ningún aval de autenticidad. Sin embargo, poco después Hermès, que vende sus bolsos (los análógicos) a partir de 90.000 euros, anunció que no había autorizado la comercialización de sus NFT supuestamente originales y que iba a reclamar sus derechos de propiedad intelectual y de marca. En otra palabras: para Hermès son tan fake sus Metabirkins como la copia de esos mismos Metabirkins.

Volvamos al universo Matrix, porque Keanu Reeves ha conseguido poner puesto los puntos sobre las íes en esta cuestión con la carcajada definitiva. En una entrevista de promoción de The Matrix: Resurrection, el periodista le preguntó qué opinaba sobre «el concepto de escasez digital» y «los objetos de internet que no pueden ser copiados». Con toda la sorna, respondió riéndose: «¿Los que normalmente se duplican?». No se puede expresar mejor que con esa risa la ridiculez de tratar de invocar la autenticidad en un universo abocado, por su propia naturaleza, a las copias. Que, además, van a ser exactamente idénticas, exactamente clones, aunque no tengan ningún certificado de autenticidad.