Escena de la nueva pelicula de West Side Story de Steven Spielberg.

¿Y si Spielberg no entiende el siglo XXI? Los tres resbalones que han pinchado la burbuja de West Side Story

Cómo es posible que el director de cine más taquillero de la historia se estrelle con el remake de una película que ganó 10 Oscar y conmovió al mundo. ¿Por qué no convence West Side Story?

La expectación era tanta, que ha convertido en noticia al dato. El dato se refiere a las cifras de taquilla de West Side Story: de los 31 millones de dólares que Disney esperaba ingresar en la primera semana de su estreno en Estados Unidos solo han llegado 10,5. ¿Cómo es posible que el director más taquillero de la historia coja entre manos un clásico del cine que tiene 10 Oscar y no llegue ni al aprobado por los pelos de la audiencia? Las teorías sobre las causas de semejante resbalón cinematográfico son múltiples, entre ellas la influencia maldita de la resurrección omicron del coronavirus, pero otras razones no menos importantes hacen temer lo peor. ¿Ha perdido Steven Spielberg (75 años) el pulso con lo que importa en el siglo XXI?

Uno de los problemas de West Side Story está, en observación de algunas críticas, en su reparto. Desde el minuto cero (o sea, 2018) se constató que la brecha de edad y de estatura entre Ansel Elgort y Rachel Zegler era gigantesca: cuando comenzó el rodaje él tenía 25 años y ella, solo 17. Esta diferencia incide en la intensa sexualización de las adolescentes que promociona Hollywood, con películas en las que actrices muy jóvenes, algunas con un físico aún aniñado, interpretan personajes que son objeto de interés sexual por parte de hombres hechos y derechos. Por si fuera poco, la química en pantalla entre ambos es escasa: aunque ella está fantástica como María, Elgort no consigue estar a la altura como Tony.

Como todo podía ir a peor en West Side Story, fue. Poco tiempo después de terminar el rodaje, Ansel Elgort fue acusado de abusos sexuales por una fan de 17 años y cancelado en las redes sociales. El escándalo fue mayúsculo y Disney decidió retrasar el estreno de la película de diciembre de 2020 a Navidades de 2021. La aparición de la pandemia de coronavirus permitió que esta decisión no cayera totalmente sobre los hombros del actor, pero la polémica no ha ayudado nada en la promoción. La presencia de Elgort en entrevistas ha sido escasa y ha supuesto un verdadero problema reputacional para periodistas y medios de comunicación: los que no preguntaron a Ansel Elgort por las acusaciones de abuso sexual fueron descalificados por blanquear al actor y ser complacientes con Disney.

Steven Spielberg no supo elegir un buen protagonista masculino para West Side Story pero, además, no acertó a calibrar el cansancio acumulado ante la avalancha de remakes que hemos visto en los últimos años. La nostalgia del taquillazo ha comenzado a perder la gracia, más si le añades la pereza que puede llegar a dar un musical a una audiencia adicta a la pura y dura acción. Hemos visto nuevas versiones de Ha nacido una estrella, Dirty Dancing, Mary Poppins, Ocean's Eleven, El planeta de los simios, Cazafantasmas o La bella y la bestia, y nos quedan por ver Indiana Jones, Una rubia muy legal, Top Gun o Muerte en el Nilo. Rezamos, esta es la verdad, para que no se resucite a Thelma y Louise. Llama muchísimo la atención la dificultad que parece existir en Hollywood para dedicar grandes presupuestos a historias nuevas: o la vieja industria no puede entender las nuevas formas o el talento ha huido, en masa, a las plataformas de streaming.

Políticamente correcto solo con lo estético

La crítica global señala un último paso en falso de Steven Spielberg, lleno de buenas intenciones para remontar las críticas que en su momento recibió West Side Story por su representación estereotipada de la población portorriqueña. El director de La lista de Schindler o El color púrpura contó con un gran equipo de historiadores y asesores que le ayudaron a adaptar un guión lleno de racismo y clichés y, gracias a ellos, ya no traslada la típica visión hipersexual y violenta del macho latino que encarnan los Sharks. También se han cuidado muchos los símbolos de Puerto Rico, aunque se ha criticado como contrapartida que ni Zagler ni David Alvarez (el actor que interpreta a su hermano Bernardo) son boricuas. Lo peor, sin embargo, es que Spielberg ha dejado intacta la premisa primera y más violenta de West Side Story: en su historia, los Sharks, los latinos, los de la piel oscura, continúan siendo los enemigos naturales de los chavales blancos. La estética cambia pero el fondo continua.

Permanece el código que enfrenta a morenos contra blancos y la cruda realidad de las razas en las calles de cualquier ciudad: mientras siempre hay alguien dispuesto a perdonar a los hijos de las familias blancas, los latinos y los negros van de la banda a la cárcel. Spielberg justificó la necesidad de este remake en la actualidad de los temas que plantea: la relación entre racismo, xenofobia, pobreza y violencia. Debió plantearse si otro director blanco era la persona adecuada para llevarlo a cabo. Quizá un verdadero remake, ese que nos proporciona una nueva visión de la historia, tendría que haber sido rodada por un director portorriqueño. Por un director que se pusiera en los zapatos de los Sharks, no de los Jets. En esta versión, ¿podría María perdonar a su novio el asesinato de su hermano?

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