No lo vamos a ocultar: los primeros capítulos de 'And Just like That' , la resurrección de 'Sexo en Nueva York' dos décadas después, nos ha decepcionado. El desencanto con la serie que marcó a toda una generación de 'fashionistas' venía de lejos, exactamente del momento en que comprobamos cómo Carrie Bradshaw y compañía iban cayendo, como moscas con Manolo's, en las mieles de la pareja tradicional. La serie que comenzó como un canto a la amistad, la soltería y los martinis terminó en bodas, banquetes y bautizos. Lo de siempre. Solo nos quedaba Samantha, que tuvo el buen gusto de abstenerse de las películas que terminaron de destrozar lo que quedaba de chispeante en una franquicia francamente aburrida. En And Just Like That ni aparece ella (un minuto de silencio por su pérdida) ni va a continuar Mr. Big, caído en combate por su propia insignificancia. Una vez conseguido el trofeo, ¿sirve de algo más que de tope para los libros de la estantería?
Esta es la cruda realidad: con Carrie, Charlotte y Miranda ya titulares de sus respectivos matrimonios, la serie podía quedar convertida en su némesis, o sea, un relato insustancial e intrascendente de la vida familiar en los barrios bien de Nueva York. O, lo que es lo mismo, con madres comentando las masturbaciones de sus hijos en vez de las propias (esto sí que no lo vimos venir, Miranda). Sí, And Just Like That aún cuenta con el brillante gancho de la moda, pero su impacto ha quedado definitivamente mermado en tiempos de Instagram y TikTok. Por mucho que Sarah Jessica Parker sepulte a Carrie bajo marcas y accesorios (por poco nos convence lo de los dos bolsos), jamás podrá satisfacer a su público de 50 años sin unos guiones medianamente inteligentes. Había que matar a Mr. Big para volver a la acción (¿sabrán los 'showrunners' por dónde anda?) y neutralizar el riesgo de caer en un 'Emily en París' para cincuentañeras.
Estaba claro: Mr.Big no podía deambular por And Just Like That como un ectoplasma, totalmente anulado por el despliegue de tocados y tacones de una Carrie que ya no sufre por su amor. El clarear de su pelo gris amenazaba, y mucho, la credibilidad de la melena gigante de su novia, un amasijo de extensiones directamente espeluznante. Para Carrie, los 50 son unos 30 mejorados: misma talla, pero mucho más pelo y bastante más dinero. Para Mr.Big, los 60 son un peligro mortal: de hecho, se lo lleva por delante una sesión de ciclismo en casa, demasiado intensa para su corazón. Esta muerte súbita ha venido con polémica: la ha patrocinado la marca de equipamiento y entrenamiento online Peloton, que ha aprovechado la viralidad del fallecimiento de ficción para estrenar un anuncio que viene a decir que deporte es vida. Protagonizado por Mr.Big, claro. En esto sí que va a innovar And Just Like That: en su primer capítulo, ya le ha dado carpetazo al 'product placement' de toda la vida para vender, directamente, tramas de guión a las marcas. A ver si le llamamos serie y, en realidad, este es otro centro comercial.
20 de enero-18 de febrero
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¿Qué me deparan los astros?