Arrecifes de coral / D.R.

Postales de verano: Un cuadro que he pintado

Por fin las vacaciones que yo quería en una zona donde no hay peleas de madrugada ni a la hora del piscolabis, donde no hace ni frío ni calor, donde hay playa y montaña como en las islas encantadas, pero sin cruceros asediando.

Los animales tienen agua fresca, alimento, sombra, espacio, cobijo, protección contra enfermedades, lesiones y parásitos. Comparto con ellos un área sin cercar. Mientras paseo saludando burros y ardillas, de vez en cuando me siento en un poyete de piedra cuya curvatura se adapta a cualquier estructura ósea y abro una pequeña escotilla hecha con una rama que partió un rayo el invierno pasado. Cada poyete se acompaña de una escotilla escavada en la tierra y dentro hay una baraja de cartas, una manta de campo, un tarro de cristal lleno de agua fresca que nunca se acaba y nunca se calienta y un bote de protector solar respetuoso con los arrecifes de coral que se extienden bajo un mar visible desde casi todos los cerros. Este lugar no existe pero es como un cuadro, ¿quién dice que un paisaje no existe si alguien lo ha pintado y se puede mirar? Miren mi cuadro, mírenlo y múdense a él sin hacer ruido.

Temas

Verano