Vacaciones silenciosas o por qué cogerse días libres sin decírselo al jefe es tendencia

No consiste en hacer check-in en un retiro espiritual , un monasterio o un lujoso hotel adults only . Las vacaciones silenciosas son otra cosa. El quiet vacationing, que nació al otro lado del charco, tiene poco que ver con desconectar y disfrutar de unos relajantes días de descanso y mucho con una cultura tóxica del trabajo.

Tan prevalente en Estados Unidos que hace unos días el Wall Street Journal le dedicaba un reportaje, consiste, sencillamente, en irse de vacaciones (o tomarse algún día libre suelto) sin decírselo a tu jefe . Y con 22 millones de personas teletrabajando, se ha convertido en un fenómeno con un enorme impacto social y económico.

De hecho, según un informe de la consultora The Harris Pool, el 37% de los empleados admite que se van de vacaciones o cogen días libres sin decírselo a sus jefes y aprovechando el teletrabajo . Lo hacen porque a la mayoría (el 61% de los millennials y el 58% de los Zs) les produce ansiedad pedir sus días de vacaciones a sus superiores.

«En lugar de ir de cara y tener que preocuparte por si vas a irritar a tu jefe durante un trimestre económico particularmente difícil, los millennials están haciendo lo que tienen que hacer para tomarse sus vacaciones. Hay una gran cultura de la evasión laboral en juego», ha explicado Libby Rodney, responsable del informe.

Pero esta tendencia no nace de la rebeldía o la cara dura de las generaciones más jóvenes, como algunos se han apresurado a apuntar, y en cambio es sintomática de una cultura tóxica del trabajo. Lo hacen porque, en Estados Unidos, disfrutar de todos los días de vacaciones que te corresponden, que a menudo no son muchos más de diez, está mal visto.

De hecho, el 78% de los trabajadores reconocen que no agotan sus días libres por miedo a ser percibidos como unos vagos, pero también porque la carga de trabajo que tienen que asumir es tan grande que no pueden permitirse parar.

En 2018, por ejemplo, más de la mitad de los norteamericanos no agotaron los días libres que generaron hasta acumular 768 millones de días de vacaciones no disfrutados. «Hay muchas razones por las que esto ocurre, la mayoría de las cuales apuntan a la presión a la que están sometidos los empleados para rendir», ha explicado Libby Rodney responsable de The Harris Pool sobre los motivos que se esconden detrás de este tipo de estadísticas.

En la práctica, las vacaciones silenciosas, que siguen la estela de tendencias de nuevo cuño como la renuncia silenciosa , los trabajos para chicas vagas o los lunes a medio gas, requieren un poco de picaresca. Por ejemplo: programar emails a compañeros y jefes en horario laboral (el 37% admite hacerlo) o tratar de engañar a Slack u otras plataformas de trabajo en remoto moviendo el ratón de vez en cuando o aporreando el teclado.

Sobra decir que esta modalidad de descanso no autorizada no es una buena solución: no permite la desconexión, puede generar más estrés por el temor a ser pillado o desembocar en el mismo síndrome del burn-out que supuestamente estaría evitando.