Inés de Cominges, cuyo apellido procede de la aristocracia francesa, ha fascinado por su refinado «look» en la boda de la princesa Maria Annunciata de Liechtenstein, de quien Inés es amiga desde hace años, con Emmanuele Mussini, en Viena. Fiel a su estilo refinado, pero rompedor, colorista y cómodo, Inés lució un vestido rosa en largo midi combinado con una capa de raso fucsia de la firma bilbaína Sophie et Voilá, junto con sandalias de tacón bajo, uno de sus sellos de estilo, y un «clutch» de Chanel del mismo color que la capa. Su «look» hizo sombra a los de Beatrice Borromeo y Sassa de Osma, dos de las invitadas más elegantes e iconos de estilo internacionales. Para la cena de gala, Inés ya había sorprendido con un resplandeciente vestido largo de raso en color dorado.
Inés de Cominges se casó hace dos años con François du Chastel de la Howarderie, aristócrata belga, fundador de la marca de mocasines personalizados Chatelles -que lucen, entre otras, sus amigas Pippa Middleton, Nicky Hilton o Dakota Johnson–. El enlace fue una espectacular celebración, que duró cuatro días, en Jaipur, Rajastán, India, a propuesta del marajá Padmanabh Singh, conocido como el último marajá de Jaipur, muy amigo de la pareja. La boda religiosa tuvo lugar en la iglesia católica de Saint Xavier. La ceremonia civil se había celebrado en Villaviciosa, en Asturias, en una hermosa finca propiedad de la madre de la novia, unos meses antes.
Para la ceremonia en Jaipur, Inés escogió un diseño de Navascúes, de gasa y larga cola, con mangas abiertas y cuello a la caja, que combinó con un largo velo, sujeto por una tiara de oro. La cena de etiqueta, a la que estaban invitadas unas 300 personas, y de la que fueron anfitriones el marajá y su familia, se celebró en el Hotel City Palace, uno de los palacios emblemáticos de Jaipur, donde reside el marajá. El vestido de Inés para esta ocasión lo firmaba Diego Estrada. Fue precisamente en Jaipur donde François le pidió matrimonio a Inés. Se habían reencontrado en una fiesta en Bélgica, tras conocerse años atrás, y, después de tan solo 14 meses de relación, los novios decidieron darse el «sí quiero».
Inés desciende de una antigua familia noble francesa, procedente de Saint-Bertrand-de–Comminges. El vínculo de esta casa nobiliaria francesa con España procede de un lejano antepasado francés que se instaló en España, enamorado de una aristócrata de nuestro país. Esta rama se divide hoy entre Madrid y Galicia. Inés creció en Madrid. Los antepasados de su prometido, François, son de origen belga y vietnamita, asentados en Francia justo antes de que estallara la II Guerra Mundial.
Inés tiene tres hermanos varones, ella es la segunda. Sus padres se dedican al alquiler de inmuebles de lujo. Ella se educó en el internado International School of Geneva, en Suiza. Después pasó a un colegio interna en Inglaterra. Más tarde se instaló en Londres para estudiar moda en el prestigioso Istituto Marangoni. Trabajó para Vogue España desde París, para la agencia de talentos de Giovanni Testino, el hermano del fotógrafo, y, más tarde, para una agencia que gestionaba importantes centros comerciales. Luego ejerció como jefa de marketing y comunicación para la firma de moda Max et Moi.
La joven, una presencia «must» en los acontecimientos de la «jet set» internacional, se ha hecho conocida por combinar exquisitos diseños con zapatos planos: las «slippers» que fabrica su novio o unas vans de estilo «slip-on», en todos los colores y estampados. También le encantan los accesorios llamativos, como collares largos o diademas joya, y le gusta descubrir marcas nuevas como los cinturones hechos a mano de Astrid Laurent o la española Mau Loa. Pero siempre fiel a su máxima de la comodidad primero.
En su perfil de Instagram, con más de 77.000 seguidores, le gusta exhibir sus bolsas de viaje favoritas, como la Birkin de Hermés, y sus looks de invitada. Asiste a presentaciones o recorre el mundo de fiesta en fiesta, y se fotografía hoy en La Toscana, mañana en Atenas.