su relato erótico Melanie Hamrick, exbailarina, escritora y la joven pareja de Mick Jagger: «Desearía haber vivido experiencias más locas. A mi alrededor había muchas drogas y, sí, mucho sexo»

Melanie Hamrick, exbailarina y ahora escritora, copó titulares cuando empezó a salir con Mick Jagger. Ella tiene 36 años, él está a punto de cumplir 80 y tienen un hijo de seis. Puro rock and roll, firma la novela más tórrida del año.

Retrato de Melanie Hamrick. / Robert Wilson /The Times Magazine / News Licensing

Por Jane MULKERRINS / Fotografía: Robert WILSON

Según Melanie Hamrick (Williamsburg, 1986), el refinado mundo del ballet es, de hecho, una bacanal de alcohol, drogas, libertinaje... Cada vez que ella repetía las coloridas anécdotas vividas en los 16 años en los que formó parte del American Ballet Theatre de Nueva York, el cantante Mick Jagger –su pareja y padre de su hijo Deveraux, de seis años– le insistía: «Basta ya de contar esas historias, tienes que escribirlas». Y eso mismo es lo que acaba de hacer. First position, su primera novela, es un relato erótico ambientado en el mundo del ballet.

Conocí a Hamrick en octubre de 2018, tomando el té en un elegante hotel de Nueva York. Ella estaba tan tensa que, si le hubiera dado unos golpecitos con la cucharilla, posiblemente se habría hecho añicos. Era su primera entrevista. «Estaba muy nerviosa –confiesa–. Tenía miedo de decir algo inapropiado, de hacer algo mal. Me comporté como una autómata». Entre risas, adopta la postura y el tono de voz de un robot: «Es un padre increíble», recita mecánicamente, antes de sacudir los brazos y reírse de nuevo. «Pero no me canso de decirlo: Mick es un padre increíble».

Melanie Hamrick, Mick Jagger y su hijo Dev: una atípica familia nómada

Ahora nos encontramos en el piso 46 del Shangri-La the Shard, el hotel más alto de Londres. Es un lugar extremadamente lujoso y, por tanto, el entorno apropiado en el que hablar sobre un libro que, en buena medida, transcurre en lujosas suites. Hamrick está sentada en un sillón giratorio con forma de huevo que mantiene en constante movimiento. A diferencia de la última vez, se ríe con facilidad y bromea confiada. Dejó el American Ballet Theatre en 2019, «fundida» después de pasar tres años intentando combinar la maternidad con los ensayos y las giras. «Ahora me siento bien, algo que no puedo decir de la mitad del tiempo que pasé en el ballet».

Dejar atrás el ballet no es la única razón de su cambio de actitud. En octubre de 2018, ella vivía en Nueva York mientras Jagger lo hacía en Londres. Actualmente, aunque no puede considerarse convencional –el cantante tiene ocho hijos de cinco mujeres distintas, con edades comprendidas entre los 52 y los seis años–, lo que Hamrick forma junto a él y Dev es, sin duda, una familia. «Es un estilo de vida nómada –asegura radiante–. Queremos mantenerlo todo el tiempo que podamos hasta que la escuela nos lo impida. No quiero estar atada. Londres es mi ciudad favorita y espero que algún día nos asentemos en ella, pero hasta entonces me apetece seguir así».

Llevan juntos casi nueve años, pero ni ella ni el líder de los Rolling Stone han conversado abiertamente sobre su relación. ¿Le gustaría casarse? «No sé si tengo una opinión al respecto», afirma tras un suspiro. Pero, si su legendario amante le propusiera matrimonio, ¿le diría que no? «No, no diría que no». Detiene el sillón giratorio. «Sé que se habla sobre si estamos o no prometidos. Y sí, tengo un anillo de compromiso», añade mientras acerca su mano izquierda hacia mí, mostrándome un enorme diamante engastado en un mar de brillantes un poco menos enormes, en el que también caben unos cuantos zafiros. «Y esto es todo lo que diré de este asunto», recalca.

Sexo, drogas y... ballet

El ambiente que retrata Hamrick en su novela está marcado por el sacrificio y la disciplina, pero también por excesos propios de una estrella del rock. ¿A cuáles se entregó ella? «Desearía haber vivido experiencias más locas. A mi alrededor había gente que coqueteaba con las drogas. Además, el ballet es un mundo habitado por bailarinas de 18 años hermosas y muy conscientes de sus cuerpos, así que, sí, hubo mucho sexo».

A los 11 años se trasladó junto a su hermana Rachel a la Kirov Academy, en Washington DC, un internado de ballet que únicamente aceptaba a 12 estudiantes cada curso. Ubicado en un antiguo monasterio, se basaba en un régimen de trabajo estricto que incluía más de seis horas de ballet diarias. «Tenías que inclinarte ante los instructores cuando pasaban», recuerda.

Fotografía: Robert Wilson /The Times Magazine / News Licensing

Una vez, ella se rompió el dedo del pie y, como no podía ponerse las zapatillas de punta, su profesor la insultó delante de todos. «Te pesaban todo el tiempo», añade. ¿Qué pasaba si consideraban que pesabas demasiado? «Ese día no comías». Al preguntarle si ha sufrido un trastorno alimentario, inicialmente me asegura que nunca. Luego rectifica: «Aunque en su día no era consciente, probablemente sí, porque no comía. Está claro que mi dieta era insuficiente. Si tratara de seguirla ahora, me desmayaría».

Ya como profesional, le costó asimilar la falta de compasión y empatía. En el American Ballet Theatre, cuando a su padre le diagnosticaron cáncer, a ella le negaron la posibilidad de ausentarse para acompañarle. Finalmente murió en 2015 y ella pidió una semana libre, a lo que le dijeron: «Si no puedes soportarlo, no vuelvas».

Melanie conoció a Jagger en Tokio, en febrero de 2014. Los Rolling Stones estaban de gira en la ciudad, igual que la compañía, y los organizadores de ambas giras pactaron un intercambio de entradas. El concierto de los Stones fue el primero al que Hamrick asistió en toda su vida. ¿Fue Jagger a verla bailar a ella? No, «pero con el tiempo lo compensó. Es mi fan número uno».

Le comento cuánto me entusiasmó ver a los Stones el verano pasado y la extraordinaria energía exhibida por Jagger sobre el escenario. Su régimen de entrenamiento para prepararse para las giras es, explica Hamrick, «tan duro como la danza. Su entrenador solía trabajar en el Royal Ballet y la encargada del vestuario de los Stones, también. Son dos mundos muy similares». Ambas compartimos la obsesión por las chaquetas de lentejuelas del cantante. «A veces Mick me ve y me pregunta: «¿De dónde sacaste esa chaqueta?». Yo le digo: «De tu armario», y él me advierte: «¡Deja de robármelas!», dice riendo.

Tampoco el extenso clan Jagger –los otros siete hijos de Mick, sus nietos y bisnietos– es, apunta Hamrick, «muy diferente del ballet. Te sumerges en él, te adaptas y es maravilloso». No tienen planes de aumentarlo. « Con un hijo es suficiente. La maternidad es gratificante y maravillosa, pero muy complicada», concluye.

Texto: Jane Mulkerrins / The Times Magazine / News Licensing

Imágenes: Robert Wilson /The Times Magazine / News Licensing

20 de enero-18 de febrero

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