A pocos días del comienzo de la trigésima edición de Simof, la Semana Internacional de Moda Flamenca , hablamos con Raquel Revuelta y suena tranquila. Pura fachada, claro, pues se le vienen encima cuatro días de infarto: más de 60.000 espectadores, 1.000 vestidos, 100 diseñadores y 300 periodistas nacionales e internacionales llenarán el Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla para tomarle la temperatura a la moda flamenca.
Revuelta, aún recordada como Miss España pero con una trayectoria mucho más larga y exitosa como empresaria, levantó Simof a golpe de inspiración e ilusión . Como una versión 'avant la lettre' de una Kim Kardashian, hizo de aquello que le era más querido y cercano, la moda andaluza, su razón de emprender. Y continúa en la brecha, demandando apoyo institucional para internacionalizar las marcas o un conocimiento oficial y exhaustivo del impacto económico del sector.
¿Tenías en mente hace 36 años, cuando te proclamaste Miss España, que querías emprender, convertirte en empresaria?
No lo tenía nada claro, obviamente. Tenía solo 24 años, acababa de llegar a Madrid y empecé a trabajar en televisión, con María Teresa Campos, y en la moda. Eran dos mundos que me apasionaban, porque me permitían desarrollar mi creatividad, mi faceta artística. Pero, a la vez, me provocaban cierta inquietud, porque lo mal o bien que me fuera no dependía exclusivamente de mí. Siempre había un tercero que seleccionaba en el casting o en el programa de turno... Eso era algo que me incomodaba muchísimo.
Así que volviste a Sevilla.
Sí, arranqué con mi agencia cuatro años antes de inaugurar el primer Simof en 1995, aprovechando la Exposición Universal. Yo había estudiado Turismo, así que lo enfoqué desde ahí: ofrecía servicios de intérpretes, traductores, azafatas…. Fue un gran rodaje. Entonces, la moda en Andalucía estaba totalmente desestructurada, no existía ninguna vertebración, ningún evento en el que se pudiera mostrar el talento de los creadores que había, que era mucho. Entendí que ahí había un nicho importante y, como quería vivir en mi tierra, me enfoqué ahí.
¿Cómo surgió la idea de crear el Salón Internacional de Moda Flamenca, hoy rebautizado Semana?
Pues con la intención de crear una pasarela, pero que no se viera como una competencia de Gaudí o Cibeles, pues nos hubiera abocado al fracaso. Solo éramos tres personas, Pedro González; Victoria Pozuelo y yo, muy jóvenes y muy ambiciosas. Nos apasionaba la moda de nuestra tierra, nuestro traje regional, y nos sigue apasionando. Fueron momentos muy emocionantes y de mucha ilusión. No hubo obstáculo que nos detuviera: si se cerraba una puerta, llamábamos a otras veinte.
Debía ser difícil para una mujer y tan joven conseguir financiación y apoyos…
Sí, me costó que me consideraran desde el punto de vista empresarial. Pero jugaba con algo que me favoreció, que fue mi condición de persona popular. Gracias a eso me recibían en las instituciones, aunque en la despedida siempre me decían que les había sorprendido. Había una expectativa creada sobre mi persona que, de alguna manera, no se cumplía. Con el tiempo y la constancia, conseguimos que los protagonistas fueran los diseñadores, los artesanos, los productores. Ellos son los que han liderado esta revolución del traje de flamenca .
¿Cómo fueron esos primeros años?
Muy difíciles. Por no existir, no existían ni profesionales con una actividad regularizada. Casi todo eran talleres prácticamente clandestinos. Íbamos a las casas de las modistas, de las costureras, y allí nos enseñaban sus trajes de flamenca . Las teníamos que convencer para que nos cedieran alguno y era muy arduo, porque nuestro empeño les parecía una locura poco realista. Logramos enrolar a los ya afianzados: Lina, Justo Salao, Pilar Vera. Sin embargo, el acierto total fue convocar a los jóvenes, a los diseñadores noveles.
Ellos fueron los que empezaron a proponer cambios importantes en los tejidos y a innovar, introduciendo por ejemplo las tendencias urbanas. Fue un revulsivo tremendo. Fue ahí cuando el traje regional adquirió un componente de diseño y nuestros diseñadores empiezan a proponer tendencias que, cada año, despierten el interés de la clientela. En un período de tiempo muy corto, toda aquella economía sumergida empezó a aflorar de manera exponencial y se fue creando el tejido industrial.
¿Quiénes apostaron por vosotros?
El director del hotel Alcora, un establecimiento a las afueras de Sevilla que fue nuestra primera sede, lo tuvo clarísimo. También el director del ABC de Sevilla, Francisco Giménez Alemán, me dijo que era un proyecto ambicioso pero que tenía todos los ingredientes para salir bien. Ellos apostaron muy fuerte por Simof. Entendieron que era un evento que creaba mucha expectación, que hacía mucho ruido y que era una plataforma valiosísima para mostrar la cultura de Andalucía. La moda reúne todas nuestras señas de identidad.
¿En qué edición supiste que Simof era un proyecto con futuro, que tenía estabilidad?
Fue en la octava edición, en 2003. Cada año, las colas en la puerta del hotel Alcora eran tan largas, se formaban tales atascos, que llamamos la atención de la Feria de Exposiciones y Congresos y nos invitaron a trasladarnos a sus instalaciones. Ese mismo año, el Ayuntamiento asumió Simof como un evento propio.
¿Qué mujeres te han ayudado a convertir Simof en el gran escaparate de moda flamenca que es hoy?
Vicky Martín Berrocal, por ejemplo, siempre ha sido pieza fundamental para dar visibilidad a la moda flamenca. Ha sido, además, muy muy atrevida. Ha arriesgado muchísimo. También ha sido muy importante Nieves Álvarez, una de las mejores modelos que hemos tenido en nuestra pasarela. Indiscutiblemente, Juana Martín, con una trayectoria increíble que comenzó aquí. Por descontado Lina, que es el rigor y la capacidad para diseñar tanto trajes para lucir como para bailar. Te diría, también, Laura Sánchez: desfila de una manera…Cómo interpretaba cada traje.
No se me puede olvidar María Teresa Campos, que todos los años llevaba a los ganadores del certamen de noveles a su programa. Ni Belén Junco, que cubría Simof como si fuera una 'fashion week' en 'Hola'. También 'Mujer Hoy Corazón' producía reportajes de moda con nuestros diseños flamencos y era muy emocionante vernos ahí, en prensa nacional. No se me puede olvidar, claro, la infanta Elena, que entiende la moda flamenca como la moda más española. Siempre que puede, está.
¿Qué sorpresas va a dar Simof este año?
Estoy muy contenta porque nuestra madrina este año es Paz Vega, que es una mujer que se alinea muchísimo con nuestros valores y que lleva a gala su tierra. Pastora Soler, que además hace ahora 30 años sobre los escenarios, va a actuar en la inauguración. En realidad, llevamos muchos meses celebrando el 30 aniversario.
Con 'Simof on Move' hemos viajado a Madrid y vamos a recibir a la cámara de Comercio de Chicago. Con 'Simof Factory' hemos creado el primer laboratorio de moda flamenca, para invitar a los diseñadores a que testen las tendencias que van a proponer con pequeñas colecciones cápsula, pequeños desfiles y sesiones de fotos. En primavera, preparamos un congreso que reúna a los actores del sector y se planteen dificultades, soluciones, retos. La verdad es que no paramos.
Próximo objetivo, una colaboración con Inditex. ¿Conoces a Marta Ortega?
Pues mira, no sería una mala idea. Están en una posición buenísima para dar apoyo a un sector que es la costura a medida, la artesanía, que tiene serios problemas. Puede haber una vía de colaboración. Vamos a darle vueltas.
20 de enero-18 de febrero
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