Se ha hablado mucho acerca del paro cardíaco sufrido por la sexualidad , pero no se ha explorado lo suficiente la revolución libidinosa, y silenciosa, que de forma paralela se fue desarrollando para intentar reanimar la libido y explorar nuevas opciones con las que alcanzar el placer. Tras una prolongada etapa en la que nos hemos visto forzados a redescubrirnos, el autodescubrimiento ha sido vital en ese despertar sexual al que asistimos.
Así lo asegura la británica Emma Sayle, creadora de la plataforma digital Killing Kittens, dedicada al empoderamiento sexual femenino, que indica que cada vez más personas se animan a seguir sus talleres virtuales; de ellos, las guías de iniciación a los mensajes tántricos o al BDSM han sido los más aclamados. Un estudio reciente realizado por el Instituto Kinsey para la investigación sexual señala que el 30% de las mujeres tiene ahora un sexo más placentero que antes de la pandemia.
Al fin y al cabo, esos meses de oscuridad nos brindaron la oportunidad de replantearnos lo que realmente deseábamos. Según los datos obtenidos, el 46% se atreve a experimentar más entre las sábanas, una cifra que es ratificada por la app de citas Bumble, que indica que más del 40% de sus usuarios ha cambiado la forma en la que se enfrenta al sexo, mientras que el 22% planea expresar sus deseos de una forma diferente a como lo hizo el verano pasado.
Lara Ferreiro, psicóloga de la plataforma de citas extramatrimoniales Ashley Madison, señala que las nuevas generaciones son más propensas a dejar atrás el modelo tradicional que aquellas que las preceden, algo que comprueba cada día en las terapias que conduce y en las que cada vez son más las parejas que acuden a negociar cómo abrir su relación y bajo qué normas hacerlo. «Está empezando a ser una revolución cultural. Cada vez más personas se están alejando de la monogamia tradicional y tienden a aproximarse a conceptos más abiertos. Esta nueva manera es flexible y única para cada pareja. Significa cambiar el acuerdo de la relación para mejorarla», explica.
Aura García-Junco, autora de El día que aprendí que no sé amar (Seix Barral), también cree que las cosas están cambiando, por «el auge del feminismo y las nuevas ventanas que dan voz a las mujeres, como entidades complejas y deseantes. Poco a poco, se abre un hueco nuevo y más personas se dan cuenta que el sexo puede ser un espacio de disfrute y descubrimientos dentro o fuera de las relaciones sexoafectivas, para hombres, mujeres y personas no binarias por igual», señala.
El mundo de la moda, experto en reflejar el pulso de la actualidad, aboga ahora por tendencias fetichistas en las que el cuero, el látex y los corsés se han convertido en protagonistas. No es casualidad que, en pleno despertar sexual, la moda defienda tendencias que no solo reivindican el poder del adjetivo sexy, sino que abrazan, casi sin pudor, al mundo del BSDM. Richard Quinn sube a la pasarela el universo de la dominación y convierte a sus modelos en dominatrices, precisamente en el instante en el que una ex dominatriz se encuentra en el epicentro de las conversaciones sobre la moda.
Hablamos de Julia Fox, la fugaz pareja del rapero Ye, que habla sin pudor acerca de su pasado en este mundo y que ha dejado su personal sello en el último desfile de Versace. La sexóloga Alba Povedano asegura que durante los últimos años las mujeres se han vuelto más activas sexualmente gracias, en parte, a un juguete sexual omnipresente. «Indudablemente, el boom del succionador hizo que la gente hablara más sobre la masturbación, lo que ha hecho que muchas mujeres se atrevan a hablar con mayor libertad de su sexualidad, se muestren más activas y reclamando ese placer», señala.
De hecho, el que durante los últimos años hayamos tenido que verbalizar las fórmulas de contacto y el consentimiento (¿quién no le ha preguntado a alguien durante estos meses si le puede abrazar?) nos ha ayudado a perder el miedo a la palabra dentro del ámbito de la intimidad. Al volver a las calles, no solo nos hemos puesto nuestra s gabardinas de cuero, sino también el deseo. «Literalmente, podemos estar teniendo sexo digital durante una cena familiar. Digamos que el sexo se puede desbordar de los espacios y momentos que tradicionalmente tenía designado», señala Aura García-Junco.
En este ámbito no podemos dejar de hablar de la tecnología sexual wearable, tan en boga de acuerdo con el informe Sex Trends 2022, que ha hecho que cada vez más productos sean concebidos para utilizarse fuera del hogar. De esta forma, el autoplacer se considera ahora un acto de bienestar del que disfrutar en espacios alejados a los tradicionales. Sí: el sexo se ha dado a la fuga. Se ha escapado de las sábanas, de la convencionalidad y de las normas. En un mundo cansado de prohibiciones y restricciones, el placer se ha convertido en el mejor aliado para intentar recuperar una libertad si no perdida, sin duda, añorada.
20 de enero-18 de febrero
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