Resulta prácticamente imposible encontrar en el Reino Unido a alguien que no conozca a Richard Osman (Billericay, 1970), y aunque en España casi nadie es capaz de identificar a este presentador de dos metros de altura, su nombre es mundialmente conocido por millones de personas gracias a su primer libro?? El club del crimen de los jueves. Podríamos hablar de él como de la versión televisiva de Dan Brown y J. K. Rowling, pues a las apabullantes ventas de su debut literario hemos de sumarle una extensa y exitosa carrera en la pequeña pantalla. Acaba de publicar El jueves siguiente (Espasa), una secuela que reúne a los cuatro protagonistas de la primera parte, forzados a incluir en sus planes de jubilación algo que no esperaban: la resolución de un asesinato. Su fijación con las capacidades detectivescas de los ancianos invita a preguntarse si el que hoy nos haya citado en un balneario a 50 kilómetros del centro de Barcelona cuya media de edad hace de sus asiduos candidatos perfectos a formar parte de las aventuras literarias de Osman, se considera trabajo de campo. Es cierto que podría mandar aquí a mis protagonistas. ¡Amarían la Costa Brava! Sin embargo, estoy aquí es porque la familia de mi pareja vive en La Garriga, aclara.
Al parecer, prefiere que sus obras sigan transcurriendo en el británico complejo privado para jubilados Coopers Chase, que se inspira en el que vive su madre. Se encuentra rodeado del clásico paisaje inglés, con lagos y espacios verdes. Cuando vas ahí, lo primero en lo que piensas es en que sería el escenario perfecto de una novela de Agatha Christie. Me vino a la cabeza la idea de que sería un lugar idóneo para matar a alguien, porque está en medio de la nada y es un paraje en el que no hay cobertura. Fue ahí donde nació la idea de escribir sobre cuatro jubilados que se entretienen revisando casos no resueltos y que un día, al toparse con un caso real a su alrededor, ponen en marcha sus diferentes habilidades para resolver el crimen. Hay gente procedente de distintos lugares que ha tenido trabajos completamente diferentes, por lo que me gustó la idea de crear un Equipo A de cuatro jubilados. Tanto la diversidad como la fuerza femenina están muy presentes en sus historias, algo que no ocurre, como en tantos otros casos, para cumplir cuotas. Crecí en un lugar muy blanco, pero ahora vivo en un sitio multiétnico que creo que es mucho más interesante. En mi opinión, es así como el mundo tendría que ser. Al sumar diversidad, puedes contar diferentes historias, y eso es algo realmente importante para mí, refleja el mundo en el que vivo. También fue accidental que las dos protagonistas sean mujeres.
Mi familia es un matriarcado de mujeres dominantes y fuertes. Por eso, cuando pienso en personas fuertes, suelo pensar de forma automática en mujeres. Cuando le pongo voz al personaje de Joyce, que cuenta la historia, espero que no se note que soy un hombre de 50 años.... Tras asegurarle que no hay signos de Osman tras las palabras de la entrañable anciana, no dejamos pasar la oportunidad de hablar de otra mujer fuerte e inteligente de avanzada edad que bien podría ser un personaje de sus novelas. ¿Se le daría mejor a la Reina de Inglaterra resolver un crimen o cometerlo? En realidad, cualquiera puede resolver un crimen. Basta con hablar con cualquier detective para que te diga cómo llevar a cabo el crimen perfecto, porque han investigado tantos que saben lo que hacen mal los criminales y las cosas que no es posible investigar. Creo que la Reina de Inglaterra, que es muy lista, sería buena resolviendo crímenes. ¿Que sí podría cometerlos? Nunca. ¡Me encerrarían si dijera eso! Ella nunca podría hacerlo, nunca haría nada malo, conjetura sonriente. DETECTIVES Y RESIDENTES Existen tantos programas y novelas sobre crímenes que, en ocasiones, nos preguntamos si no estamos siendo entrenados para ser criminales profesionales. Richard también se lo plantea, y bromea al asegurar que, con lo aprendido al escribir sus libros, podría salir indemne de (casi) cualquier fechoría.
Cuando escribes un libro, lógicamente piensas en cómo sería un crimen casi imposible de resolver. Hablé hace poco con una forense y me contó cuál es el lugar idóneo para enterrar un cuerpo. No sé si debería decirlo... ¿Qué pasaría si la gente empezara a matar gente siguiendo mis consejos? En definitiva, no lo he puesto en práctica y no recomendaría a los lectores que lo hicieran. ¡No voy a asumir ninguna responsabilidad! Lo que sí es cierto es que hemos visto tantas series de forenses que sabemos cómo no dejar muestras de ADN ni huellas, así como la importancia de asegurarnos de que no haya cámaras de seguridad. Lo que Richard hace estupendamente es entretener a sus lectores, que devoran las aventuras de unos enérgicos e intrépidos abuelos que hablan entre copas de vino de achaques, amoríos y, cómo no, crímenes. Me asusta aburrir a la gente, porque en la tele, si lo haces, el espectador cambia de canal en dos minutos. No fue premeditado escribir con un ritmo rápido y con capítulos cortos, es la forma en la que funciona mi cerebro. Osman ha logrado que sus ventas se comparen con las de Harry Potter y que Steven Spielberg haya comprado los derechos para llevar El club del crimen de los jueves al cine. Aún tengo que hablar con él en persona, pero nos hemos mandado muchos correos. Se está escribiendo el guión, y en teoría la película se rodará el año que viene. Llevo mucho tiempo trabajando en la televisión como para saber que las cosas siempre pueden dar un giro inesperado, asegura. Estar familiarizado con la popularidad previamente y haber disfrutado de su gran éxito a cierta edad, asegura, ha hecho que relativice críticas y halagos.
Mi forma de ver lo que la gente piensa es observar cómo leen mis libros en el tren. Solo me interesa escribir libros que quiera leer, pero al final es el público quien decide. El secreto para escribir un bestseller es no intentar escribir un bestseller, sino escribir lo que de verdad quieras escribir. Osman ha aprendido tanto de los dos primeros que ya se encuentra inmerso en el tercer libro, que cree que saldrá a la venta el año que viene. Tiene algo del mundo televisivo: hay un presentador de noticias local, ese tipo de personaje que es muy famoso en su ciudad pero que, fuera de ella, es un absoluto desconocido. Estamos tentados de decirle que en España él podría ser ese personaje, pero decidimos ser cautos por dos razones. Podría deshacerse de nosotros sin que nadie se diera cuenta. Además, aunque su rostro aún no sea familiar, su nombre ya lo conocen los millones de personas de todo el mundo que compran y aman sus libros