Rozalén: «Somos las canciones que nos cantaban nuestras madres y nuestras abuelas»

Tras una década de trayectoria, dejándose la vida en canciones (y algún himno), la cantautora se ha convertido en la ganadora más joven del Premio Nacional de las Músicas Actuales.

Pincha para ver a 14 feministas con mucho que decir./

Pincha para ver a 14 feministas con mucho que decir.

Eduardo Bravo

Con solo 14 años, María de los Ángeles Rozalén (Albacete, 1986) compuso su primera canción. Dos años después ofreció su primer concierto y, antes de cumplir los treinta, pidió un crédito para financiar la grabación de su debut Con derecho a… En la actualidad, menos de una década desde la aparición de ese disco, la artista manchega cuenta con tres discos más, que la han permitido afianzarse entre el público y la crítica como una de las creadoras más importantes de España.

A reconocimientos públicos como dos discos de oro, un Goya a la mejor canción por el tema principal de la película La boda de Rosa o el haber visto cómo su tema La puerta violeta se convertía en himno feminista, se sumó hace unas semanas, la concesión del Premio Nacional de las Músicas Actuales, otorgado por el Ministerio de Cultura y Deporte. «Me sorprendió muchísimo la noticia –reconoce mientras prepara las maletas rumbo a América–. Normalmente se lo han dado a artistas con una trayectoria muy larga. A los diez minutos de salir la noticia me llamó directamente el Ministro, así que aún estoy alucinando».

MUJERHOY. Desde que se instituyó en 2009, ha recaído en Joan Manuel Serrat, Luz Casal o Kiko Veneno. Hasta la fecha, usted es la más joven de los premiados. ¿Debería valorarse con más frecuencia a los nuevos autores en este tipo de galardones?

ROZALÉN. Aunque me siento una recién llegada todo el rato, tan jovencica ya no soy. A lo mejor cuando estaba empezando sí que lo necesitaba un poco más, pero creo que es importante que se valore a la gente que hace cosas con mucho trabajo y mucho corazón. En ese sentido, yo y los míos trabajamos mucho y con mucha honestidad.

Más allá de la dotación económica –30.000 euros en concreto–, ¿realmente ayudan estos reconocimientos a impulsar la carrera de un artista o es algo testimonial?

Los primeros premios que gané me ayudaron muchísimo. Eran concursos dedicados a la canción de autor organizados por ayuntamientos y, gracias a ellos, me pude permitir grabar algunas canciones. Solían ser mil euros, 2.000 euros… Uno de 3.000 ya era muy gordo. Sin embargo, para mí, que era estudiante y trabajaba cantando por los bares, sí que fueron una gran ayuda en ese momento.En cualquier caso, hay muchísimos artistas con mucho talento, muy valorados por los compañeros o con un público numeroso que, sin embargo, no se llevan ningún premio. Por eso, aunque sientan bien, son una ayuda y aumentan el currículum, los premios no son imprescindibles.

¿Es especial que haya llegado cuando todavía colea la pandemia de la COVID-19 que tanto afectó al sector musical?

Que en el año más difícil, y después de cómo lo hemos pasado, me estén premiando tanto sí es importante. Aunque pude grabar y acabar mi último disco, El árbol y la vida, y no hemos parado, incluso hemos dado conciertos, está siendo un año muy duro.

Una de las canciones de su último disco, Aves enjauladas, aborda justamente el tema del confinamiento. ¿Hasta qué punto cree que la música ayuda a sobrellevar situaciones así?

Creo que muchísimo. ¿Qué hubiera sido de nosotros sin cultura, sin arte, sin entretenimiento? Toda esta situación está provocando un agotamiento psicológico que hubiera sido horroroso. La música es la banda sonora de nuestra vida, es la que acompaña los momentos más inolvidables, está muy ligada a lo emocional.

Cuando compone y graba, ¿piensa en cómo afectarán sus canciones a aquellos que los escucharán?

Es imposible prever eso. Lo que sí sé es lo que me provoca a mí cuando la compongo. En mis canciones suelo contar mi vida, lo que vivo, lo que siento… Es súper terapéutico. Por eso, lo que sí hay es una especie de intuición que hace que, cuando siento cosas muy bestias al hacer una canción, suele ser un tema que también le llega emocionalmente a la gente. Más allá de eso, nunca sabes las cosas maravillosas que pasan después con las canciones.

Usted nació en Albacete y se crió en Letur, un pueblo con menos de mil habitantes. ¿Hasta qué punto es una limitación o una ventaja para desarrollar carreras artísticas no venir de Madrid o Barcelona?

Es mucho más difícil, las cosas como son. Llevaba muchos años cantando en Murcia y Albacete, pero fue al llegar a Madrid cuando empecé a tocar en otras ciudades de toda España, cuando me atreví a grabar mi primer disco de manera independiente y empezaron a pasarme muchas cosas porque, claro, aquí estamos todos los que venimos a buscar que nos sucedan cosas. No me gusta esta situación, debería haber ese empuje en otras ciudades, que la gente no se viera obligada a irse a la capital, pero es muy difícil.

En un mundo globalizado, donde las modas se repiten en lugares muy alejados entre sí, ¿qué papel juegan expresiones artísticas locales como las canciones que le enseñaban su madre o su abuela?

La raíz es precisamente lo que te mantiene en pie y te mantiene conectada con tu sitio. A mí me parece imposible alejarme de lo que me vio nacer y crecer, porque es intrínseco a lo que soy. Por eso, es superimportante saber de dónde vengo y tenerlo presente. Si somos lo que somos, es por las canciones que nos cantaban nuestras madres y nuestras abuelas.

Ha mostrado su compromiso con diferentes causas sociales, como la recuperación del Mar Menor, la Fundación Española contra el Cáncer y en sus conciertos la acompaña Beatriz Romero, que traduce sus canciones a la lengua de signos. ¿Hay algún tema que te preocupe especialmente y nos haya pasado inadvertido?

¿Alguno? Alguno no, algunos. Me preocupan demasiados y, conforme me hago mayor, cada vez soy más hipersensible a todo, hasta el punto de que me cuesta mucho ver las noticias. Un tema que me preocupa, y que creo que la gente no le da el valor que tiene, es el cambio climático. Si nos cargamos la base de todo, si nos cargamos el planeta, ¿qué vamos a hacer? También me preocupa mucho la falta de humanidad, la inmigración, los recursos, la desigualdad…

Al principio de su carrera, herramientas como YouTube fueron muy útiles para darse a conocer. ¿Sigue utilizando las redes sociales para interactuar con sus seguidores o le resultan demasiado hostiles?

Soy bastante activa en redes sociales. Este año no las he utilizado tanto porque me encontraba agotada, pero recurro mucho a ellas para cuidar a la gente que me sigue o para mostrar las cosas de mi vida que sí me apetece compartir. Sin ir más lejos, que vivo en el campo, que tengo una huerta, que mis animales son adoptados… Son ejemplos de cosas que sí que tengo ganas de que la gente sepa de mí. Otras, sin embargo, no me apetece mostrarlas tanto. Por eso, aunque creo que las redes sociales tienen también una parte horrible, se les puede sacar un gran partido. Si se usan bien, son un arma tan poderosa que puede servir para mandar mensajes que ayuden a la gente a vivir mejor.

En unos días se marcha a Estados Unidos. ¿Siente que ha llegado la hora de lanzarse a la conquiesta de América?

Esta vez voy a los Grammy latinos. Estoy nominada a Mejor Disco de Canción de Autor. Viajaré a Miami, luego a Las Vegas y voy a participar en algunos compromisos que tengo allí. Además, el Person of the Year de esta edición de los Grammy es Rubén Blades y también estaremos por ahí para rendirle homenaje. La idea es ir para allá a trabajar muchísimo, a hacer un montón de entrevistas con medios americanos, a empaparme de todo lo que pueda, a estar con los sentidos muy abiertos y a ver qué pasa. Gane o no gane, ya es un regalo muy grande estar ahí.

20 de enero-18 de febrero

Acuario

Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más

¿Qué me deparan los astros?