líderes con propósito
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«En Santander estamos convencidos de que la educación es un motor de crecimiento y transformación para la sociedad. Por eso decicimos apostar por la Universidad hace 27 años y apoyarla como eje principal de nuestras políticas de responsabilidad social corporativa». Susana García Espinel es la directora de Santander Universidades y Universia España y es la encargada de gestionar todas las acciones de este pilar que deriva del propósito corporativo de Santander: ayudar a progresar a las personas, a las empresas y a la sociedad.
Y las cifras no dejan lugar a dudas. En 27 años, Santander ha invertido más de 2.200 millones de euros en becas y ayudas para la formación. En el periodo 2020-2022 se han concedido 585.000, por un valor de 316 millones de euros. Y en el Encuentro Internacional de Rectores Universia celebrado el pasado mes de mayo de este año en Valencia, la presidenta de Santander, Ana Botín, comprometió otros 400 millones de euros hasta 2026. Cifras que certifican la vocación de apoyo a la educación, la empleabilidad y el emprendimiento de Santanter, una de las compañías integradas en Líderes con Propósito, la comunidad de empresas lideradas por Vocento que se gobiernan desde el propósito corporativo y en la que también están Havas Media Network España, HM Hospitales, Iberostar, IKEA, L'Oréal, Mahou San Miguel, Novartis, Puy du Fou, Salesforce, Telefónica y Tendam.
Una cascada de millones que ha conseguido cambiar la vida a mucha gente. Más de un millón de personas, calculan en Santander. Como la de Javier Madrid, que recibe la beca Educa Talento Santander Comillas, enfocada a los alumnos con escasos recursos que tienen vocación en los ámbitos de la Educación y el Trabajo Social.
Javier tiene 30 años y una historia a sus espaldas que deja a la altura del betún a los superhéroes de Marvel. «Mi padre falleció cuando yo tenía 14 años. En ese momento pegué un bajón académico y estuve perdido bastante tiempo. Saqué la ESO. Pero era muy inconstante. Empezaba las cosas y las dejaba. Empecé un grado medio de joyería y lo dejé. Y me puse a trabajar en empleos precarios, como pizzerías y cosas así, que no me llenaban. Cuando ya tenía 20 años, me quise poner las pilas e hice la prueba de acceso a un grado superior. Me esforcé muchísimo y la aprobé, pero no pude acceder al Grado Superior de Técnico de Animación de Actividades Físicas y Deportivas (TAFAD), que era lo que quería hacer».
El mazazo, reconoce, fue enorme. «Desde pequeño siempre quise estudiar algo relacionado con la educación, los niños y el deporte». Al no poder entrar TAFAD se metió un grado superior de Técnico de Mantenimiento de Instala- ciones. «Lo terminé y estuve dos años trabajando de eso, porque la situación en casa era la que era…». Pero la espinita seguía ahí clavada.
«Tenía 25 años y un trabajo decente, pero estaba desmotivado porque no me gustaba lo que hacía. Justo ese verano me salió un buen trabajo como socorrista en las piscinas municipales de Madrid y eso me animó para ver si podía acceder a alguna Universidad. Como tenía el grado superior, supuestamente sí, pero la nota no me daba para acceder a ninguna universidad pública». Y miró a las privadas. Pero con solo un trabajo de verano que le ocupaba cinco meses no se lo podía permitir… hasta que descubrió la beca Educa Talento Santander Comillas, que le permitió empezar el doble grado de Ciencias Físicas y del Deporte y Educación Infantil y pagarlo.
Javier Madrid tiene hoy 30 años y acaba de empezar el quinto y último cur- so. «Al principio pesé que no iba a poder con ello, porque después de tanto tiempo había perdido el hábito del estudio». A día de hoy, sus notas se cuentan por matrículas de honor.
Pero su historia de superación no acaba aquí. En este tiempo en el que ha compaginado estudios y trabajo, a Javier la ha dado tiempo a casarse con su novia Priscila y a machacarse con el inglés para que cuando acabe el doble grado y las prácticas en el colegio que le toque se pueda quedar como profesor de magisterio. Pero también tiene un plan B. «Me gustaría hacer el Máster, que es una especie de fusión de las dos carreras y aprovecharlo para dar clase en la ESO, en la FP y, ya sí, enfocarme al magisterio pero desde el punto de vista de Ciencias de la Educación Física y del Deporte».
Ana Botín, presidenta de Santander, en la inauguración del Encuentro Internacional de Rectores Universia, celebrado en mayo, en el que comprometió 400 millones de euros en becas y ayudas al estudio, la empleabilidd y el emprendimiento hasta 2026.. /
La beca que recibe Javier, Educa Talento Santander Comillas, le está ayu- dando durante toda la carrera con la matrícula y los costes mensuales. Pero es solo una de las muchas que ofrece la entidad bancaria.
Santander lanzó, solo el año pasado, más de 1.100 programas de ayuda al es- tudio y becas en 11 países divididos en ocho categorías: idiomas, tecnología, estudios, prácticas, women, habilidades, investigación y sostenibilidad. Están abiertas a todo el mundo y son tanto nacionales como internacionales. Uno de esos más de 1.100 programas son las becas Santander Progreso, que otorga directamente la entidad y que dan apoyo a estudiantes de toda España para acceder a Grados o Másteres.
Esa es la ayuda con la que Cisne Ramírez está cursando el doble grado de Educación Infantil y Primaria en la Universidad Francisco de Vitoria. «Yo nací en Ecuador y a los tres años me vine con mi madre a España. Nos volvimos cuando yo tenía 13. Ecuador es un país inseguro y más bien machista y antes de la pandemia ya nos habíamos planteado regresar a España. Empecé a investigar en mi Universidad en Ecuador y apareció que tenía un convenio con la Universidad Francisco de Vitoria, pero solamente para un semestre. Me puse en contacto con ellos para ver si se podía estirar y hacer toda la carrera allí y me dijeron que podía hacerlo como admisión internacional haciendo unas pruebas de acceso».
La pandemia y el cierre de fronteras la pillaron en mitad del proceso. «En fe- brero de 2020 me dijeron que estaba admitida, pero se declaró la pandemia y los vuelos se suspendieron. Me desanimé mucho, pero llamé al consulado, porque tengo pasaporte español, les dije que tenía que volver a España y me apunté en la lista de repatriados para venir. Un martes de mayo me llamaron y me dijeron que había una plaza en un vuelo que partía ese viernes. Les pedí cinco minutos para pensármelo, pero no me los dieron. Cuando colgué el teléfono le dije a mi madre: «Me voy el viernes a España»».
«Cuando llegué, me planteé terminar el grado de Educación Infantil cuando antes, porque tenía que ponerme a trabajar. Lo hice en tres años en vez de en cuatro. Y mientras cursaba el último año de Infantil también hice la mitad del curso de Primaria. Ha sido una locura». En junio se graduó de Educación Infantil y desde septiembre está estudiando las cuatro asignaturas que le faltan de Educación Primaria y aguardando las prácticas. «El primer año que regresé a España tuve una beca del Ministerio. Y el año pasado ya recibí la beca Santander Progreso», explica.
El panorama que atisba a sus 25 años está orientado hacia las tareas socia- les. «Desde que llegué a España he participado en varios programas de voluntariado; en uno de ellos, una colaboración entre las Madres Teresianas y la Unión Europea, yo era coordinadora; y este septiembre ha estado en Tánger en las misiones de la Universidad».
Esa vocación social se nota también en sus intereses. «Mi TFG de Educación Infantil lo hice sobre la diferencia de calidad educativa entre los colegios pú- blicos de las zonas de renta alta frente a las zonas de rentas bajas. Y lo que me gustaría es trabajar con los niños de las áreas donde hay menos calidad educativa, porque yo veo la educaciión como una herramienta de emanci- pación y un gran ascensor económico y social».
Susana García Espine, directora de Santander Universidades y Universia Es- paña. /
Esta misma vocación social de la que habla Cisne Ramírez es la que hace que Santander tenga el programa de becas más potente de España. «Nuestro compromiso está centrado en promover iniciativas que contribuyan a cumplir nuestra misión, que es apoyar el progreso –asegura la directora de Santander Universidades y Universia España, Susana García Espinel–. Por eso, desde Banco Santander impulsamos programas que promueven la equidad educativa, ofreciendo oportunidades para el acceso, la permanencia o el éxito en los estudios universitarios a través de nuestros programas de becas de movilidad nacional e internacional o de acceso a estudios de grado y posgrado».
Pero el foco de Santander no está solo en la formación; también en el acceso al mercado laboral. «Una segunda pata de nuestra iniciativas está en el desarrollo de programas para fomentar la empleabilidad de los jóvenes –añade–, reforzando las competencias que necesitan para incorporarse al mercado de trabajo, encontrar nuevas oportunidades laborales o ayudarles a actualizar o adaptar sus conocimientos en un entorno en constante evolu- ción a lo largo de toda su vida profesional».
Y aún hay una tercera: los programas que animan al emprendimiento. «Con ellos –señala García Espinel– favorecemos el desarrollo de las competencias propias del perfil emprendedor y apoyamos su trayectoria a través de pre- mios y retos que fomentan la innovación y contribuyen al desarrollo y esca- lamiento de startups y scaleups con una clara vocación internacional».