Estilismo: Sandra Muñoz Mañas / Juan Carlos De Marcos

Sara Andrés, «Estoy agradecida por la persona en la que me he convertido»

Preparada, lista ¡ya! Tras reinventarse y superar dos cánceres, la velocista asegura que puede con todo. Su objetivo inmediato, volar en los próximos Juegos Paralímpicos.

Todos los seres humanos estamos preparados para sobrevivir, suele decir Sara Andrés (Madrid, 1986). Con 25 años, hace ahora diez, sus piernas quedaron seccionadas por debajo de las rodillas en un accidente de coche. Su camino hacia una nueva vida fue como un entrenamiento olímpico, en el que Sara trabajó su respuesta ante la adversidad y construyó una nueva vida. Tras su amputación, padeció dos cánceres, uno de tiroides y otro de piel, que hoy están bajo control. Estoy lista para hacer frente a lo que me ocurra, asegura con sencillez. Tras conseguir ser doble medallista de bronce en Londres 2017 en las disciplinas de 200 y 400 metros, la atleta ahora está concentrada en los Paralímpicos de Tokio. El deporte llegó casi sin pensarlo y la ha llevado a lo más alto: Soy completamente feliz.

Mujerhoy. Esta vez va a por la medalla de oro.

Sara Andrés. Soy muy ambiciosa, pero creo que lo puedo conseguir. Quedé tercera en [los Campeonatos de] Europa y si corrijo algunos fallos, recortaré esas tres centésimas que me faltan. Sé que me crezco en las competiciones.

¿De dónde surge su fuerza e instinto competitivo?

Hay personas que tiran la toalla antes de intentarlo, quizás es porque no han practicado lo suficiente la resiliencia, no han educado bien su pensamiento. Para mí lo fundamental es que cuando pase algo malo, seas capaz de ver lo bueno.

¿Es en lo que trabajó con los psicólogos después del accidente?

Exacto. También después del cáncer de tiroides y el cáncer de piel pude volver a aplicar lo aprendido. Por eso estoy muy agradecida, no por lo que me ocurrió obviamente, pero sí por la persona en la que me he convertido. Ahora he asimilado que en la vida lo único permanente es el cambio, antes no.

Al margen de la fuerza mental, ¿qué ha sido decisivo para llegar hasta aquí?

Creo que el sentido del humor. Reírse de uno mismo. Hay muy pocas cosas que tienen importancia en la vida. No hay que tener apego a las cosas físicas, ni al cuerpo, sino al amor, a la gente. A quien te quiere de verdad le da igual si tienes un pie o seis dedos.

¿Qué papel juega ahí la familia? Hay gente a la que le extrañará, pero la familia de sangre me ha ayudado con ciertas limitaciones. Las personas que están más cerca de ti, cuando te pasa algo tan grave, a veces se bloquean o no saben cómo tratarte o no ven tu realidad. Siempre van a compararte con la de antes. En cambio, las personas que te conocen desde un primer momento sin pies tienen una relación mucho más natural contigo. Esa es la familia que he elegido, la que no conoció a la otra Sara y la que me ha impulsado.

¿Qué fue lo más complicado de aceptar?

Tuve que luchar conmigo misma y no tener prejuicios. Por ejemplo, pensaba que no iba a tener pareja, que nadie me iba a querer. Y la primera vez que tuve un noviete después de tener prótesis lo vi claro: Sara, si es que les da igual, a los buenos, lo que les gusta es la personalidad, que seas divertida. Obviamente sí sorprende un poco, pero se acaban olvidando.

Prefiero no tener pies y saber a dónde voy, que tenerlos y estar perdida.

Esa frase nació justo en esas sesiones de terapia con mi psicólogo. Es mi lema vital. Antes del accidente pensaba que iba hacia algún lugar, que tenía un objetivo. Pensaba que sabía moverme ante la vida, que sabía vivirla, y me di cuenta de que no tenía ni idea, de que era una completa sonámbula.

Ha dicho que quiere ser madre, con o sin pareja.

Sí, sí, porque de un tiempo a esta parte voy notando que se me ha despertado ese instinto maternal. Además, tengo muy claro que mi familia no va a depender de si estoy con alguien o no. La voy a tener. Sola y tan contenta, es una decisión muy personal y qué bien que se pueda tener así.

A raíz del cáncer de piel se convirtió en embajadora de Cantabria Labs y sus productos de protección solar.

Sí, y hay mucha gente involucrada en la compañía que está haciendo cosas increíbles. Cuando eres joven puedes pensar que la piel se regenera rápido, que no hay que cuidarla. Claro, pero tiene memoria y te tienes que proteger, en verano y en invierno. Estar morena no es estar guapa, es hacer sufrir innecesariamente a la piel. ¡Estoy decidida a poner de moda el blanco nuclear!

Haciendo balance, ¿cuál diría que ha sido su mejor momento?

Fue en Londres 2017, cuando estaba corriendo la final de 200 metros, lloviendo a mares, y conseguí ser tercera. Todo por muy poco, porque la holandesa y yo pasamos juntas la línea de meta. En la pantalla pusieron “Sara Andrés tercera”, me volví loca y me puse a dar saltos. Esa fue la guinda del pastel, cuando entendí que había superado todo, mis problemas, mi discapacidad, que me había reinventado y, encima, tenía una medalla.

¿Le irrita que la gente que lo tiene todo se fije solo en aquello que les falta?

No, no me irrita, me da pena. Recuerdo que cuando me quedé sin pies, tuve que pasar nueve meses en una silla de ruedas. Imagínate con 25 años: salir, ir de fiesta con mis amigos, trabajar y, de repente… ¡boom! Ahí fue cuando me di cuenta de que si la vida me había parado así era porque no la estaba disfrutando. ?</