Secretos de matrimonio es la serie que amenaza con sentar en el sillón de terapia a las parejas

Hacen magia, y lo saben. Ahora mismo es viral una escena de la alfombra roja de Venecia en la que Oscar Isaac, de riguroso esmoquin, acaricia y besa la cara interior del brazo de Jessica Chastain , con un vestido de Atelier Versace llameante como su pelo. Podría ser una tierna escena de complicidad de un matrimonio cualquiera, y de hecho ese es su rol en la serie que les ha unido en HBO. Se llama «Escenas de un matrimonio» y promete poner del revés la vida de una pareja para mostrar las costuras del amor más canónico. No diremos que la serie no es sexy, pero el erótico momento 'red carpet' que nos han dedicado Isaac, todo un experto en tensión sexual, merece pasar a la posteridad. «Secretos de matrimonio» ya lo ha hecho.

En 1973, las calles de Suecia quedaban desiertas a la hora en la que se emitía «Secretos de la vida conyugal», la miniserie que actualiza ahora «Secretos de un matrimonio». Se trata de un clásico de la televisión y un bombazo de honestidad brutal del director Ingmar Bergman, protagonizado por Liv Ulman, su compañera sentimental y profesional de la época. Dicen que la serie hizo aumentar exponencialmente tanto los divorcios como la afluencia de parejas a terapias especializadas en toda Escandinavia. Cuidado, porque la versión que ah escrito y dirigido Hagai Levi (director de «En terapia» y «The affair») promete el mismo impacto: es devastadora.

Levi reevalúa los dilemas que planteaba la serie original, el amor, el deseo, la fidelidad, la convivencia en el matrimonio y el divorcio, a través de la mirada de una pareja estadounidense contemporánea e invirtiendo los papeles. Si en la serie original era él el infiel y quien que llevaba el dinero a casa, aquí es ella. Mira (Chastain) es una ejecutiva tecnológica ambiciosa y segura de sí misma que no se siente satisfecha con su matrimonio y Jonathan (Isaac) un profesor de filosofía cerebral y complaciente desesperado por mantener su relación. Sabemos nada más empezar que nos internamos en un dramático terreno pantanoso, pero el espectáculo del derrumbamiento es adictivo. Y aleccionador.