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Sí, lo sabemos, el calendario está cargado de estrenos de series de televisión, y si no siempre nos quedan los grandes clásicos que poco a poco se están incorporando a nuestras plataformas favoritas. Pero escoger qué ver siempre es difícil, aunque a veces nuestra elección sea tan simple como hacer los deberes de buen seriéfilo y revisar a fondo el catálogo que tengamos más a mano. Para ayudarte a ello, y con HBO como la compañía esencial a la hora de hacer de la pequeña pantalla algo prestigioso, hemos seleccionado esas series que ya tienen un par (o la mitad) de décadas y en su momento fueron lo más comentado, visto y elogiado. Esas de las que hablan los que más saben y que a ti quizá te pillaron en otras cosas, pero ahora puedes disfrutar con la tranquilidad que da saber que no te vas a encontrar spoilers en las redes y tienes a tu disposición todos los capítulos que quieras. Ponte cómoda que empezamos.
Ahora que David Simon ha vuelto a Baltimore con la policial La ciudad es nuestra es un buen momento para ajustar las cuentas televisivas pendientes con una de las producciones que, perdón por lo manido del comentario, cambiaron la Historia de la pequeña pantalla. The Wire exige paciencia pero compensa su relato pausado con la magia de un relato en la que nada es previsible y nadie es imprescindible. Y lo hace a través de un grupo de agentes imperfectos pero extremadamente profesionales que luchan contra el narcotráfico en la ciudad. Otro grupo de hombres que van más allá de los tópicos y con los que, a pesar de la crudeza del relato es posible empatizar. Cinco temporadas que también examinan otros aspectos de la ciudad, como la política, el puerto, la educación o la prensa, que son imprescindibles para cualquier amante de la buena televisión.
Como su predecesora en esta lista, la creación de David Chase protagonizada por James Gandolfini también quería desterrar tópicos, en este caso sobre la mafia italiana. Tony Soprano es el líder de los gánsteres de Nueva Jersey, esconde sus negocios tras empresas legales y mantiene a su familia. Pero también sufre ataques de pánico, porque todo le produce una enorme ansiedad, porque los malos también tienen miedo, de su pasado, de su presente, de lo que pueda venir. Y va a terapia, para tratar de solucionar sus problemas. Cinco temporadas, compuestas por 86 episodios, que acabaron siendo una de las series más importantes de la televisión y todavía hoy, 23 años después de su estreno, se trata de recuperar, aunque sea a través de películas sin trascendencia.
Cuando el término “familia disfuncional” todavía estaba en pañales los Fisher ya estaban ahí, con sus enfrentamientos, sus neuras y (escasos) momentos de felicidad. Todo comienza con la muerte del patriarca, Nathaniel Fisher, en un accidente de tráfico, lo que provoca que su primogénito Nate deba volver a la ciudad para hacerse cargo del negocio familiar, una funeraria. Y convivir con sus hermanos David y Claire y su madre Ruth. Cada capítulo comienza con una muerte, a veces trágica, otras cómica, del que será el cliente de la familia. Y entre embalsamaciones y entierros todos ellos tratan de seguir adelante con sus vidas, sus relaciones personales y sus planes de futuro. Las cinco temporadas son desiguales en calidad, pero es imposible no disfrutar de este drama familiar y terminar queriendo a los Fisher como si fuesen de los tuyos.
Poco se puede decir de una serie que casi un cuarto de siglo después ha sido revivida, con escaso éxito, y por el camino dio lugar a dos largometrajes y una precuela. Sarah Jessica Parker hizo historia protagonizando este retrato de la vida de las treintañeras en Nueva York cuando los móviles no dominaban nuestras vidas y el periodismo escrito te permitía tener un armario de envidia. Porque además de por sus capacidad para ser moderna en temas como el sexo o la soltería, también se convirtió en una referencia a la hora de vestirse. Una comedia que se convirtió en el nuevo sueño americano de muchas y que a día de hoy sigue siendo una referencia en el universo de las producciones femeninas.
En el lado contrario de la balanza, en lo que a género se refiere, está El Séquito. O el otro sueño americano, el de ser actor y convertirse en una estrella del cine. Eso le pasa al joven Vincent Chase, que decide mudarse a Los Ángeles con un grupo de amigos, para no olvidar sus orígenes, pero también para disfrutar con ellos de la vida desenfrenada y despreocupada de Hollywood. El séquito al que hace referencia el título lo completa su extravagante agente, Ari Gold, un despiadado retrato del negocio que hay detrás del cine. Ocho temporadas y una película repletas de fiestas, jóvenes inseguros que buscan consuelo en su próxima conquista y amistades que cambian, porque el éxito y el tiempo lo transforman todo.
Una de las producciones más desconocidas de HBO es esta comedia dramática, o dramedia, compuesta por dos temporadas y 16 episodios. Con Ben y Cam como protagonistas, la serie cuenta su periplo para alcanzar (también) el sueño americano, en este caso a través del mundo de la moda. Pero no hablamos de pasarelas o exuberantes modelos, sino de talleres lúgubres y diseños mejorables, ya que lo que querían era abrirse camino en el mundo de los vaqueros. Ambientada en Brooklyn, está desprovista de la épica propia de este tipo de historias y descubre con atractivo un Nueva York que se suele quedar fuera de la ficción.
Ambientada 50 años antes del nacimiento de Cristo, esta serie histórica se adentra en la ciudad que le da nombre para describir el funcionamiento de una sociedad en la que los soldados se convierten en héroes para el pueblo, pero no para las clases dirigentes, que no están dispuestos a ceder su poder. Con un coste de 100 millones de dólares para los 11 episodios de la primera temporada, esta superproducción de romanos retrata la lucha de poder de la época a través de intrigas familiares, sexuales y, como no, políticas. Dos temporadas que no llegaron a más por cuestiones económicas, pero que son un visionado obligado para los fans de las producciones históricas.
Se acaban de cumplir 10 años de la emisión del primer episodio de la creación de Lena Dunham y aunque todavía no tenemos claro que fuese “el retrato de una generación” sí que creemos que fue, y es, una producción imprescindible en el universo de las dramedias que se centran en esa época de la vida en la que todo cambia. Amores, amistades y trabajo conforman el núcleo de la historia de cuatro amigas que tratan de sobrevivir en Nueva York mientras descubren quiénes son. Puedes odiar o amar a su protagonista, pero lo que cuenta es interesante. Y de nuevo, Nueva York es el escenario elegido, y eso siempre suma.
Menos conocida que The Wire, pero igualmente interesante, es esta miniserie de David Simon que adapta el libro homónimo escrito por Evan Wright. Los protagonistas conforman un batallón de marines y un reportero de la revista Rolling Stone, que llegan a Bagdad durante el asalto de 2003. Cruda y cargada de testosterona, a pesar de que después surgieron series y películas con enfoques similares, es un drama bélico contemporáneo que bien merece un visionado.
Ambientada en la fiebre del oro del siglo XIX en Estados Unidos, este western transcurre en una ciudad fronteriza en la que la vida vale muy poco. Basada en personajes históricos de la época como Seth Bullock, Calamity Jane o Wyatt Earp, David Milch creó este retrato histórico a partir de los periódicos de la época para relatar la construcción de una sociedad en los momentos más difíciles. Sexo, violencia y todo tipo de problemas para sobrevivir son los ingredientes principales de esta producción compuesta por tres temporadas y 36 episodios que regresó en 2019 con una película.
Basada en el best seller homónimo de Stephen E. Ambrose, esta miniserie de 10 episodios narra la historia de la Easy Company, un batallón de paracaidistas que luchó en Europa durante la II Guerra Mundial. Con un reparto al que los años le han concedido lustre y nombres tan importantes como Tom Hanks o Steven Spielberg en la producción, por mucho que creas que ya no te queda nada por ver sobre la retratada contienda debes ver Hermanos de sangre. Y si ya la has visto, siempre merece la pena volver a este retrato cargado de sentimientos y emoción.
Del mismo equipo creativo que su predecesora en esta lista, en esta ocasión la acción se sitúa en “el otro lado” de la II Guerra Mundial, el que transcurrió en el Océano Pacífico. La batalla de Guadalcanal, la de Peleliu o la de Okinawa se relatan a través de las historias de dos marines, basados en soldados reales. Cuando se estrenó, en 2010, fue una de las miniseries más caras de la historia. Diez episodios que recibieron el aval de la crítica y que como Hermanos de Sangre, son imprescindibles para comprender mejor la contienda y las implicaciones personales que tienen las guerras.
Tan atípica como incomprendida, esta producción creada por Daniel Knauf relataba la lucha entre el bien y el mal a través de dos grupos de personas. Ambientada en la Gran Depresión norteamericana, por un lado sigue los pasos de un joven que trabaja en un circo ambulante, por otro a un predicador metodista. Ambos tienen poderes sobrenaturales y sufren visiones, aunque las afrontan de manera muy diferente. Dos temporadas de doce episodios que son en realidad una serie interruptus, ya que estaba previsto que tuviese seis, pero tras los malos datos de la segunda entrega fue cancelada. Aún así, merece la pena echarle un vistazo por su originalidad, sus planteamientos filosóficos y su diseño de producción.