Bienvenidos a un recorrido por el arte del tatuaje que comienza hace más de 5.000 años. Por eso, aunque hoy hay quien lo descalifica como una moda pasajera, podemos afirmar sin lugar a dudas de que estamos ante una de las manifestaciones más antiguas de ritualidad, distinción, individualidad y embellecimiento. Así lo demuestra 'Tattoo. Arte bajo la piel', la exposición del Museo du Quai Branly de París que llega a CaixaForum Madrid, tras recorrer las principales capitales del mundo. Estamos ante la mayor muestra dedicado al tatuaje, con más de 200 piezas entre agujas, pinturas, muestrarios, herramientas, máscaras y fotografías. Realmente es impresionante.
El recorrido que nos propone la exposición es un viaje en el espacio-tiempo alucinante. De los primeros tatuajes polinesios a las bases navales del siglo XIX, las técnicas y diseños son curiosísimos. Conocemos a Jean Baptiste Kabri, el primer occidental tatuado que se exhibió voluntariamente en el Viejo Continente. Los nativos de las islas Marquesas llenaron su cuerpo de elementos geométricos y vegetales. Japón, Samoa, Nueva Zelanda, Filipinas, Tailandia... todos esos países lejanos tenían culturas del tatuaje hasta que la colonización y los misioneros las cercenaron, con la excepción de Japón, donde el irezume (introducir tinta) nació como castigo militar pero acabó triunfando en sociedad y, en su versión más extrema, con cuerpos prácticamente tatuados al cien por cien, en la yakuza (la mafia).
Los circos itinerantes contaban con personas tatuadas que los curiosos pagaban por ver. Josep Rutherford fue uno de ellos, el inglés pasó gran parte del siglo XIX mostrando al público los dibujos que las tribus maoríes habían practicado en su cuerpo durante su exilio en Nueva Zelanda. Por supuesto, la exposición investiga los códigos carcelarios del tatuaje y, también, su popularidad en el mundo de la mafia, las bandas y el hampa. Hasta llegar a los modernos estudios, donde los artistas se cotizan con diseños que pueden terminar hasta en un museo. « El tatuaje es un tema insondable, atraviesa todo el mundo como una cultura subterránea importante», explica la comisaria de la exposición, Anne Richard. Una cultura subterránea que, hoy, se vuelve mainstream en superficie.