Debido a una neuropatia, a los 19 años, Teresa Perales (Zaragoza, 1975) se quedó sin movilidad en las piernas. Durante un verano en Salou descubrió que en la piscina recuperaba su autonomía y, además, se reveló un talento nadando que, potenciado con mucha constancia, la ha llevado a ser la deportista española más laureada: 26 medallas paralímpicas en cinco Juegos desde Sídney 2000, 43 en Campeonatos de Europa, más las mundiales, nacionales, varios premios… En unas semanas, acude a Tokio con el record de Michael Phelps (28 medallas) en mente. Aunque no llegará como esperaba: durante un entrenamiento en mayo se lesionó el hombro. Ha estado más de un mes sin nadar, pero eso no le hace renunciar a su objetivo. Competir está en su ADN. «No tengo miedo al dolor», asegura. El Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2021 no solo reconoce su trayectoria; también su actitud incansable y su fuerza como referente del compromiso social.
Mujerhoy. Primera atleta paralímpica y séptima mujer en conseguir el Princesa de Asturias de los Deportes, lleva muchas barreras superadas en su vida, pero este premio confirma que aún quedan más.
TERESA PERALES. Muchísimas. Al enterarme, me acordé de todas las personas con discapacidad, de todos los deportistas, pero especialmente de los paralímpicos y de las mujeres deportistas. Quiero compartirlo con todos los que quizá hemos sufrido un poquito más y para quienes recibir este premio supone romper una barrera. Yo tengo la suerte de que me han dado algunos premios que ya han derribado barreras. No merezco que haya sido conmigo, pero me enorgullece mucho.
¿En qué momento pasa de atleta a referente social?
No sé cuándo, pero hay un momento que empiezo a mirar y si hay niños delante no me compro un bollo, me compro una fruta, aunque me apetezca el bollo y me lo pueda permitir de cuando en cuando. Hasta ese punto intento ser referente de valores y de actitud más que de otra cosa. Me escriben de colegios, universidades de dentro y fuera de España para decirme que me estudian, escriben sobre mí, he salido en Selectividad… Más allá de mi punto vanidoso, es un cambio muy importante para la sociedad. Esos niños que me han estudiado ya no se preguntarán si una deportista paralímpica puede ganar o no estos premios, lo darán por hecho. Y eso me enorgullece mucho. Y siendo madre, me hace aún más feliz.
¿Cómo lleva su hijo que usted aparezca en los libros de texto?
Está muy orgulloso. He notado muchas veces que mi hijo estaba orgulloso de mí, pero el día del Princesa de Asturias, mucho más. Me decía: «Estás ya al nivel de Michael Jordan, Kobe Bryant…». Sin embargo, yo de lo que más orgullosa me siento es de que en su colegio, para sus compañeros, no soy Teresa Perales, la nadadora con tantas medallas, sino simplemente la mamá de Mariano.
Ya tiene 11 años, ¿pero cómo fue conciliar una carrera de tan alto nivel y la maternidad?
Me costó quitarme lo de «qué mala madre soy, vuelvo de nuevo a la competición». A la primera, después de dar a luz, vino conmigo porque todavía le daba pecho, y me duró un poco esa pelea porque paso mucho tiempo fuera de casa. Aunque luego me vino la lucidez: ¿qué le puedo enseñar a mi hijo mejor que el derecho a soñar y a cumplir tus sueños, el valor del esfuerzo diario?
¿Quién se lo enseñó a usted?
Mi madre que es mamá leona y mi padre, que fue maravilloso. Vino de un pueblo de Cáceres con una cajita de mudas y sin un duro, y consiguió mantener una familia, creó una pequeña empresita. Esa cultura del esfuerzo, de no rendirte, de no conformarte… Muchas veces le damos a la palabra ambición una connotación excesivamente negativa y es al revés, yo creo que cuando eres ambicioso es que amas más la vida. No hablo de ambición desmesurada, de pisotear a los demás o trepar. Para mí, ser ambicioso es aprovechar tu oportunidad. Si ahora me retirara, vale, ya he aprovechado muchas oportunidades, pero es que aún tengo más. ¿Por qué voy a dejarlas pasar? Me parece que es egoísta si lo haces. No es que no me conforme con las medallas que tengo, es que si tengo la oportunidad de ganar más, voy a ir a por ellas.
¿No basta quedarse por debajo de Phelps?
Me cuesta [se ríe]. No es ser mediocre, pero… Otra cosa es que no pudiera, que por esta lesión en el hombro fuera imposible. Pero no se ha roto, está luxado. Merece la pena el esfuerzo aunque solo sea por ir a mis sextos Juegos. Si voy, París 2024 serán mis séptimos, con lo cual ya estoy más cerca de hacer historia.
Piensa mucho en su legado.
Es culpa de mi padre. Tengo la misma edad que tenía él cuando murió. Todos lo recordamos mucho, a mi hijo se lo transmito, pero todos desaparecemos. He de reconocer que ahí sí tengo un punto egoísta o vanidoso. Quiero dejar huella, no porque se sepa quién es Teresa Perales, porque no me importa nada, sino porque quiero cambiar cosas, provocar cambios en mí, en otra gente, en el mundo.
Esto le viene desde niña, cuando ya sabía que su vocación era la de activista en favor de la paz y los derechos humanos.
Mi sueño más inalcanzable sigue siendo ser embajadora de buena voluntad de Naciones Unidas. Siempre he tenido esa vocación de servicio. En unos días participaré en la inauguración del Instituto de Asma Grave. Yo soy asmática desde muy pequeñita, pero he conseguido controlarlo gracias al entrenamiento con dispositivos, y llevo mucho tiempo sin tener que medicarme. Es una más de las causas que me gusta apoyar. Me siento siempre mucho más feliz cuando echo un cable.
Superación, valentía, compromiso… Son palabras siempre asociadas a su nombre. ¿En cuáles se reconoce?
Queda un poco mal decirlo, pero ya me aburre un poco que hablen tanto de superación cuando se refieren a mí, siempre me adjudican esa palabra. Yo creo que hago más cosas que superarme. Todos nos superamos desde que nos levantamos. ¿Que lo hago un poquito más que otros? Puede ser, porque la vida me lo ha puesto un poquito más complicado, pero no soy mejor ni peor, ni más especial. Me gusta más decir que soy muy básica porque tengo una máxima en la vida: ¿estoy viva? Sí, pues ya está. Ya tengo lo más importante, a partir de aquí ya puedo empezar a hacer cosas.
Se reinventó en uno de los momentos más difíciles de su vida, y ahora que está en uno de los más dulces, ¿qué hará?
La verdad es que tengo la sensación de que me reinvento todos los días. En este caso, llevaba mucho tiempo dándole vueltas a la idea de montar mi propia fundación y creo que este premio Princesa de Asturias me ha dado el empujón para hacerlo en el corto o medio plazo. Quiero trabajar con chavales con discapacidad, fomentar el deporte inclusivo y sensibilizar a los clubes para que niños de toda España puedan practicar deporte. Las infraestructuras están, solo necesitan acceso y ya no son solo barreras arquitectónicas: es voluntad humana.
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?