Así se salvó a sí misma Tina Turner: por qué tantos famosos nos cuentan sus experiencias espirituales

Su biografía es apasionante y trágica, llena de momentos dramáticos como un intento de suicidio o la enfermedad y suicidio de su hijo Craig. «La lista es larga: una infancia infeliz, el abandono, un matrimonio violento, una carrera estancada, la ruina económica, la muerte prematura de miembros de mi familia, múltiples enfermedades», enumera la misma Tina Turner (82 años) . La cantante de Tennessee tuvo muy pronto la certeza de que su madre no la quería, prólogo de la dependencia emocional de la que se aprovechó un maltratador, su primer marido Ike. Todo se cuenta en My Love Story (Indicios, 2017), su primer libro confesional y un superventas. Ahora nos llega su reverso luminoso, las memorias que desvelan cómo Tina Turner logró superar aquellas desgraciada vida y dar a luz su propio renacer. Son sus memorias espirituales: La felicidad nace de ti (Luciérnaga). Un relato muy nutritivo de cómo el budismo le salvó la vida.

La salida espiritual a los problemas de lo humano resulta, a estas alturas del siglo XX, sospechosa. Es cierto: normalmente, el recurso al alma es defendido por los que tienen sus necesidades materiales más que bien cubiertas. De hecho, son legión los famosos que se empeñan en contar sus experiencias más o menos místicas, esas que supuestamente explican el sentido de su vida más allá de la ociosa vida del lujo. Goldie Hawn, Gwyneth Paltrow, Jenifer Anniston, Cameron Diaz o Jesica Alba citan la meditación y las afirmaciones positivas como la fuente de su alegría. Lady Gaga comenzó a leer a Osho y, ahora, ha experimentado un renacer de su sentimiento cristiano, como Justi Bieber. Julia Roberts practica el hinduismo. Richard Gere, Oliver Stone, Orlando Bloom o Keanu Reeves se convirtieron a budismo, una religión que predica el desapego, también a todo lo material. im Carrey predica «el poder del ahora», la ley de atracción y otras leyes espirituales y metafísicas. Madonna, Britney Spears, Ashton Kutcher y Demi Moore se entregaron a la cábala.

El caso de Tina Turner no es exactamente este, pues el budismo llegó a su vida cuando necesitaba dejar a su marido maltratador y a su banda, en 1976. Sin embargo, su fe no ciega, pero al menos tuerta, puede cerrar los ojos a la realidad de millones de personas que no pueden tirar de únicamente de voluntad para lograr una sanación. «Creo en la ley de causa y efecto», ha confesado Tina Turner en una entrevista. «Todos tenemos la capacidad de crear y cambiar nuestro karma, es solo cuestión de aprovechar esa habilidad inherente. A través de mi desarrollo espiritual y de un duro trabajo, superé innumerables obstáculos y logré mis sueños». Sin duda, la experiencia de Turner es valiosa y nadie con sensibilidad podría negar afirmaciones como «todos tenemos una fuente de fortaleza interior a la que podemos acceder para crear un estado inquebrantable de alegría interior». Sin embargo, nada puede hacer la fortaleza de espíritu cuando los mínimos materiales no existen. ¿Por qué no encontramos a tantos famosos abogando por el fin del hambre, por ejemplo mediante donación de la riqueza global?