Este septiembre regresa el trabajo presencial, todo un mundo que, para muchos, había quedado arrinconado tras año y medio de vida laboral a distancia. Mientras en Estados Unidos las grandes compañías tecnológicas que habían fijado este mes como punto de partida para reinstaurar la presencialidad han decidido retrasar la fecha de incorporación a enero de 2022 por la ralentización en la vacunación, en nuestro país son muchas las grandes empresas (bancos, tecnológicas...) que han iniciado ya el retorno de sus trabajadores a las oficinas , con casi el 70% de los españoles vacunados. Sin embargo, una parte de los empleados que han podido trabajar a distancia piensa que su vida había mejorado gracias al teletrabajo y que ganaron no solo en conciliación, sino también en salud. Y el 44% dice ser más feliz con la jornada laboral en remoto, según una encuesta realizada por la consultora de Recursos Humanos HAYS. El retorno a la oficina supone recuperar hábitos que habían quedado abandonados y que son esenciales para nuestra salud, tanto física como mental. En estos meses, se ha visto muy mermado el contacto con los demás, y de eso depende nuestra salud general.
La presencialidad, en ese sentido, es más sana explica Guadalupe Gómez, directora del Instituto Europeo de Bienestar. Estar en contacto con otras personas nos llena de energía. Además, con la vuelta recuperaremos también pequeños placeres muy saludables. Por ejemplo, el paseo matutino en nuestra ruta hacia el metro o el autobús, tras unos meses en los que se incrementó el sedentarismo. Y es que, pese a las buenas intenciones de los comienzos de la pandemia, el ejercicio físico bajó drásticamente en todo el mundo, según constató un estudio de la Universidad de California publicado en 2021, que fijó en un 50% el descenso de actividad en algunas personas. Salir de casa favorece también otro aspecto positivo para nuestra salud: la rutina. De acuerdo con una investigación de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos), publicada en American Journal of Lifestyle Medicine, esta ayuda a mantener hábitos saludables como tomar fruta o caminar todos los días a la misma hora, que estructuran y ordenan nuestra jornada. Las rutinas pueden desaparecer cuando se trabaja desde casa explica Jane Ogden, profesora de Psicología de la Salud de la Universidad de Surrey (Reino Unido). Se tiende a comer a horas distintas y se favorece el consumo de sustancias adictivas, como el alcohol, un problema que se ha agudizado durante la pandemia, porque en casa la distinción entre ocio y trabajo se diluye. Los expertos defienden que, cuando llegamos al trabajo y encendemos el ordenador, ya tenemos una tendencia a mantenernos más activos, porque después nos levantamos, vamos y venimos, saludamos a nuestros compañeros... Sin darnos cuenta, damos miles de pasos y quemamos calorías. Pero, además, hay un elemento esencial, según los psicólogos, a la hora de valorar el trabajo en la oficina: las pequeñas relaciones casuales. La psicóloga Gillian Sandstrom, de la Universidad de Essex (Reino Unido), hizo un trabajo de campo en 2014 y determinó que las personas con una mayor red de contactos superficiales eran más felices. El entorno de trabajo crea un espíritu de equipo. Sin embargo, no todo es tan sencillo.
Estas conclusiones tienen razón en parte, asevera Raquel Roca, consultora y docente experta en Competencias digitales y futuro del trabajo, y autora de Knowmads. Los trabajadores del futuro (LID). Las compañías que implantaron por primera vez el teletrabajo en la pandemia lo han hecho inadecuadamente. Y eso ha causado estrés digital. Pero una vuelta presencial al 100% sería un error. Hay que ir a modelos mixtos para sacarle todo el partido a ambas fórmulas. El modelo híbrido ha venido para quedarse en las grandes compañías. Apostar solo por lo presencial es perder talento. Antes de la pandemia, todo el mundo abogaba por el teletrabajo, pero llegó demasiado de golpe, explica la psicóloga Guadalupe Gómez. ¿Merece la pena? Depende del tipo de empresa, del puesto y de la clase de persona que seas. La clave sería hacer una valoración individual y adaptarla a las condiciones personales, porque imponer condiciones es un error. Aunque esto supone un problema organizativo importante. La mayor ventaja del teletrabajo es que ayuda a conciliar de forma más fácil, pero para muchos no era trabajar desde casa, sino vivir en el trabajo. Sin embargo, este otoño la vuelta, que nunca ha sido fácil, va a ser más dura, porque las cosas no van a ser ya como eran antes, sentencia.
20 de enero-18 de febrero
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