belleza
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Ayer, el Festival de Cannes hizo público el cartel que celebra su septuagésimo aniversario, una bella pieza de diseño gráfico en la que una chispeante Claudia Cardinale, en todo el esplendor de su belleza juvenil, gira para darle vuelo a su falda y mostrar sus piernas. "¡Ella baila, ríe y vive! ¿Qué mejor símbolo para el próximo festival que Claudia Cardinale, la imagen de actriz aventurera, una mujer independiente y una activista social?", afirmaron los organizaciones del festival en un comunicado. Todo estupendo hasta que comparas la foto del cartel, silueteada y virada a rojo, con el original. Al cuerpo de la actriz le falta al menos 10 kilos, ausentes de sus brazos, cintura y piernas.
Este nuevo caso de Photoshop a traición y por la espalda de su afectada, que hoy tiene 78 años, solo pone en evidencia la batalla que se libra en los espacios de la cultura y la comunicación por fijar cómo ha de ser el cuerpo de las mujeres: de un lado, nosotras luchamos porque se reconozca la diversidad de formas y tamaños que podemos poseer; de otro, la industria de la imagen reduce cada vez más la cantidad de presencia que podemos aportar a un instante, minimizando nuestra silueta hasta extremos imposibles.
En realidad, lo que el director de arte y autor de este cartel cuestiona con su retoque no es tanto la belleza de Claudia Cardinale, apabullante antes y después de su ordinaria manipulación. Lo que chirría y molesta al autor de este cartel es la increíble y poderosa energía que el cuerpo de Cardinale, joven, fuerte y lleno de vida, despliega en el original. Al quitarle esos diez kilos no solo se busca un afinamiento más en la línea con los cuerpos que imponen las pasarelas de moda, sino lograr una mujer más frágil, más débil, más niña, más desempoderada.
Lo que logra el retoque a Claudia Cardinale en este errado cartel es borrar la poderosa energía física y sexual de la Cardinale, que termina convertida en una muñequita insustancial y cero amenazante. Más que impugnar su cuerpo, el autor de este cartel rechaza la misma esencia de la actriz, uno de los mejores ejemplos de cómo las mujeres de Hollywood sí pudieron desplegar toda su potencia física femenina ante hombres que no se sentían minimizados por ellas.